El porsche rojo.

Se siente bien
ser llevado en un porsche
rojo
por una mujer con
mejores lecturas que
yo.

se siente bien
ser llevado en un porsche
rojo
por una mujer que puede explicarme
cosas acerca
de la música
clásica.

se siente bien
ser llevado en un porsche
rojo
por una mujer que compra
cosas para mi refrigerador
y mi
cocina:
cerezas, ciruelas, lechuga, apio,
cebollas,
huevos, bollos, ajíes,
azúcar rubia,
condimentos italianos, orégano,
vinagre blanco, aceite de oliva
y rábanos
rojos.

me gusta ser llevado
en un porsche rojo
mientras fumo cigarrillos con
una tranquilidad apacible.

Soy afortunado. Siempre lo
he sido:
aún cuando estaba muriendo de hambre
las bandas tocaban para mi.
el porsche y ella
son muy agradables.
Y he aprendido a sentirme bien cuando
me siento bien.

es mejor ser llevado en un
porsche rojo
que tener
uno. la suerte del tonto es
sagrada.

Charles Bukowski.

África, París, Grecia.

Ahí están estas dos mujeres
que conozco, son bastante
parecidas

casi los mismos años
de buenas
lecturas
literarias

una vez dormí con ambas
pero eso fue todo

somos amigos

han estado en África
París
Grecia

aquí y allá

cogiendo con hombres famosos
una vive ahora con un
millonario
a unas millas
de aquí
desayunan y
cenan juntos,
ella alimenta a su pez a sus gatos y
a su perro
cuando se emborracha
suele llamarme

la otra vive momentos
más difíciles,
sola en un pequeño departamento en
Venecia (Calif.)
escuchando los tambores del
bongo

parece que los hombres famosos quieren
mujeres jóvenes

una joven es más fácil de
dejar:
tiene más lugares
adonde ir

es difícil para una mujer que
alguna vez fue hermosa
envejecer

tienen que volverse más
inteligentes (si quieren retener
a sus hombres) y hacer
más cosas
dentro y fuera
de la cama

estas dos mujeres que conozco
son buenas
dentro y fuera
de la cama

y son inteligentes
bastante inteligentes como para saber
que no pueden venir a verme

y quedarse
más de una
o dos horas,
y tan parecidas son

y sé
que si leen este poema
lo
entenderán
tan bien como
entienden
a
Rimbaud o Rilke

o Keats

mientras tanto he conocido
a una joven rubia
del distrito de Fairfax
ella observa mis pinturas
en las paredes
y yo le froto las plantas de
los pies.

Charles Bukowski.

Verdad.

Una de las mejores líneas de Lorca
es,
"agonía, siempre
agonía…"
piensa en esto cuando
mates una
cucaracha o
recojas un hoja para
afeitarte
despertando en la mañana
para
enfrentar el
sol.

Charles Bukowski.

¿Bebe?

Deshecho, anclado, he sacado de nuevo
la vieja libreta amarilla
escribo desde la cama
como hice el año
pasado.

iré al médico
el lunes.

~sí, doctor, las piernas flojas, vértigo,
dolor de cabeza y dolor
de espalda.~

~¿bebe?~ me preguntará.
~¿hace los ejercicios,
toma las vitaminas?~

creo que simplemente estoy enfermo
de la vida, siempre los mismos
factores fluctuantes
rancios.

incluso en el hipódromo
veo correr los caballos
y me parece
que no tiene sentido.

me voy enseguida después de apostar
a las carreras que quedan.

~se marcha~, me pregunta el
empleado.

~sí, está aburrido~,
le contesto.

~pues si cree que es aburrido,
lo de ahí fuera~ me dice,
~imagínese aquí dentro.~

así que aquí estoy
apoyado de nuevo en
las almohadas.

nada más que un viejo
nada más que un viejo escritor
con una libreta
amarilla.

algo se
acerca por el
suelo
hacia
mí.

¡ah! no es más que
mi gato

por
esta
vez.

Charles Bukowski.

Un poema es una ciudad.

Un poema es una ciudad llena de calles y cloacas,
llena de santos, héroes, pordioseros, locos,
llena de banalidad y embriaguez,
llena de lluvia y truenos y periodos
de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
un poema es una ciudad preguntando por qué a un reloj,
un poema es una ciudad ardiendo,
un poema es una ciudad bajo las armas
sus barberías llenas de borrachos cínicos,
un poema es una ciudad donde Dios cabalga desnudo
por las calles como Lady Godiva,
donde los perros ladran en la noche y persiguen
la bandera; un poema es una ciudad de poetas,
muchos de ellos muy similares
y envidiosos y amargados...
un poema es esta ciudad ahora,
a 50 millas de ninguna parte
a las 9:09 de la mañana,
el sabor a licor y cigarrillos,
sin policía, sin amantes, caminando en las calles,
este poema, esta ciudad, cerrando sus puertas,
fortificada, casi vacía,
enlutada sin lágrimas, envejecida sin pena,
las montañas rocosas,
el océano como una llama de lavanda,
una luna carente de grandeza,
una leve música de ventanas rotas...

un poema es una ciudad, un poema es una nación,
un poema es el mundo...
y ahora pongo esto bajo el cristal
para el loco escrutinio del editor
y la noche está en cualquier lado
y lánguidas damas grises se alinean
el perro sigue al perro al estuario
las trompetas anuncian los patíbulos
mientras los hombrecillos deliran sobre cosas
que no pueden hacer.

Charles Bukowski.

El incendio de un sueño.

La vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
ha sido destruida por las llamas.
aquella biblioteca del centro.
con ella se fue
gran parte de mi
juventud.

estaba sentado en uno de aquellos bancos
de piedra cuando mi amigo
Baldy me
preguntó:
"¿vas a alistarte en
la brigada Lincoln?"

"claro", contesté
yo.

pero, al darme cuenta de que yo no era
un idealista político
ni un intelectual
renegué de aquella
decisión más tarde.

yo era un lector
entonces
que iba de una sala a
otra: literatura, filosofía,
religión, incluso medicina
y geología.

muy pronto
decidí ser escritor,
pensaba que sería la salida
más fácil
y los grandes novelistas no me parecían
demasiado difíciles.

tenía más problemas con
Hegel y con Kant.

lo que me fastidiaba
de todos ellos
es que
les llevara tanto
lograr decir algo
lúcido y/o
interesante.
yo creía
que en eso
los sobrepasaba a todos
entonces.

descubrí dos cosas:
a) que la mayoría de los editores creía que
todo lo que era aburrido
era profundo.
b) que yo pasaría décadas enteras
viviendo y escribiendo
antes de poder
plasmar
una frase que
se aproximara un poco
a lo que quería
decir.

entretanto
mientras otros iban a la caza de
damas,
yo iba a la caza de viejos
libros,
era un bibliófilo, aunque
desencantado,
y eso
y el mundo
configuraron mi carácter.

vivía en una cabaña de contrachapado
detrás de una pensión de 3 dólares y medio
a la semana
sintiéndome un
Chatterton
metido dentro de una especie de
Thomas
Wolfe.

mi principal problema eran
los sobres, los sellos, el papel
y
el vino,
mientras el mundo estaba al borde
de la Segunda Guerra Mundial.
todavía no me había
atrapado
lo femenino, era virgen
y escribía entre 3 y
5 relatos por semana
y todos
me los devolvían, rechazados por
el New Yorker, el Harper´s,
el Atlantic Monthly.
había leído que
Ford Madox Ford solía empapelar
el cuarto de baño
con las notas que recibía rechazando sus obras
pero yo no tenía
cuarto de baño, así que las amontonaba
en un cajón
y cuando estaba tan lleno
que apenas podía
abrirlo
sacaba todas las notas de rechazo
y las tiraba
junto con los relatos.

la vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
seguía siendo
mi hogar
y el hogar de muchos otros
vagabundos.
discretamente utilizábamos los
aseos
y a los únicos que
echaban de allí
era a los que
se quedaban dormidos en las
mesas
de la biblioteca; nadie ronca como un
vagabundo
a menos que sea alguien con quien estás
casado.

bueno, yo no era realmente un
vagabundo, yo tenía tarjeta de la biblioteca
y sacaba y devolvía
libros,
montones de libros,
siempre hasta el límite de lo permitido:
Aldous Huxley, D.H. Lawrence,
e.e. cummings, Conrad Aiken, Fiódor
Dos, Dos Passos, Turgénev, Gorki,
H.D., Freddie Nietzsche,
Schopenhauer,
Steinbeck,
Hemingway,
etc.

siempre esperaba que la bibliotecaria
me dijera: "qué buen gusto tiene usted,
joven".

pero la vieja
puta
ni siquiera sabía
quién era ella,
cómo iba a saber
quién era yo.

pero aquellos estantes contenían
un enorme tesoro: me permitieron
descubrir
a los poetas chinos antiguos
como Tu Fu y Li Po
que son capaces de decir en un
verso más que la mayoría en
treinta o
incluso en cientos.
Sherwood Anderson debe de haberlos
leído
también.

también solía sacar y devolver
los Cantos
y Ezra me ayudó
a fortalecer los brazos si no
el cerebro.

maravilloso lugar
la Biblioteca Pública de Los Ángeles
fue un hogar para alguien que había tenido
un
hogar
infernal
ARROYOS DEMASIADO ANCHOS PARA SALTARLOS
LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO
CONTRAPUNTO
EL CORAZON ES UN CAZADOR SOLITARIO

James Thurber
John Fante
Rabelais
de Maupassant

algunos no me
decían nada: Shakespeare, G.B. Shaw,
Tolstoi, Robert Frost, F. Scott
Fitzgerald

Upton Sinclair me llegaba
más
que Sinclair Lewis
y consideraba a Gogol y a
Dreiser tontos
de remate

pero tales juicios provenían más
del modo en que un hombre
se ve obligado a vivir que de
su razón.

la vieja Biblioteca Pública de Los Ángeles
muy probablemente evitó
que me convirtiera en un
suicida,
un ladrón
de bancos,
un tipo
que pega a su mujer,
un carnicero o
un motociclista de la policía
y, aunque reconozco que
puede que alguno sea estupendo,
gracias
a mi buena suerte
y al camino que tenía que recorrer,
aquella biblioteca estaba
allí cuando yo era
joven y buscaba
algo
a lo que aferrarme
y no parecía que hubiera
mucho.

y cuando abrí el
periódico
y leí la noticia sobre el incendio
que había destruido
la biblioteca y la mayor parte de
lo que en ella había

le dije a mi
mujer: "yo solía pasar
horas y horas
allí...".

EL OFICIAL PRUSIANO
EL ATREVIDO MUCHACHO DEL TRAPECIO
TENER Y NO TENER

NO PUEDES RETORNAR A TU HOGAR.

Charles Bukowski.

Poema para el limpiabotas.

Equilibrio es el que mantienen los caracoles que trepan
por los acantilados de Santa Mónica;
Suerte es bajar andando la Western Avenue
y que las chicas de una sala de masajes
te griten, "Hola cariño".

El milagro es tener cinco mujeres enamoradas de ti
a los 55 años,
y lo bueno es que sólo puedas
amar a una de ellas.

El regalo es tener una hija más buena
que tú, con una sonrisa mejor que la tuya.

La calma te la da conducir un
Volkswagen azul del 67 a través de las calles
como un adolescente, escuchando
-El anfitrión que más te quiere- en la radio,
disfrutando del sol, disfrutando del fuerte zumbido
de un motor reconstruido
mientras serpenteas en el tráfico.

La bendición es que te guste la música rock,
la música clásica, el jazz...
Todo lo que contenga la energía original
del placer.

Y la probabilidad que retorna
es la tristeza profunda por debajo
de ti, por encima de ti
entre paredes como guillotinas
furioso por el teléfono que suena
o los pasos de alguien que pasa;
pero la otra probabilidad
(el extremo melodioso que siempre viene a continuación)
hace que la cajera del
supermercado se parezca a
Marilyn,
a Jackie antes de que acabaran con su amante de Harvard
a la chica del Instituto a la que todos
seguíamos hasta su casa.

Está lo que te ayuda a creer
en algo más aparte de la muerte:
alguien que se acerca en un coche
por una calle demasiado estrecha
y se corre a un lado para dejarte pasar,
o el viejo boxeador Beau Jack
limpiando zapatos
después de derrochar todo el fajo de billetes
en fiestas,
en mujeres,
en parásitos,
tarareando,
respirando sobre el cuero
dándole al trapo,
levantando los ojos y diciendo:
"¡Que chingados!. Lo disfruté una temporada
que me quiten
lo bailado".

Algunas veces soy amargo
pero en general el sabor ha sido
dulce, sólo que no me he atrevido
a decirlo. Es como
cuando tu mujer te dice:
"Dime que me quieres" y tú
no puedes.

Si me ves sonreír en
mi Volkswagen azul
pasándome un semáforo en ámbar
conduciendo rumbo al sol
es que estoy atrapado en
los brazos de una
vida loca
pensando en los artistas del trapecio
en los enanos con grandes puros
en un invierno ruso a principios de los años ´40,
en Chopin, con su bagaje de tierra polaca
en una vieja camarera que me trae una
taza extra de café y
se ríe mientras lo hace.

Lo mejor de ti
me gusta más de lo que crees
los demás no cuentan
a no ser porque tienen dedos y cabezas
y algunos tienen ojos
y la mayoría tienen piernas
y todos ellos
tienen sueños buenos y malos
y un camino por recorrer.

La justicia está en todas partes y funciona
y las ametralladoras y los billetes
y los cercos
lo demuestran.

Charles Bukowski.

El cordón del zapato.

Una mujer, una rueda
ponchada, una
enfermedad, un deseo; temores ante ti,
temores que puedes estudiar
como las piezas de un
tablero de ajedrez...
no son las cosas importantes las que
llevan a un hombre al
manicomio. Estate preparado para la muerte o para
el asesinato, el incesto, el robo, el incendio,
la inundación.
No, es la serie continua de pequeñas tragedias
lo que lleva a un hombre al
manicomio...
no es la muerte de su amor
sino el cordón de su zapato que se rompe cuando tiene prisa.

El horror de la vida.
es ese enjambre de trivialidades
lo que puede matar más deprisa que el cáncer
y siempre están ahí:
la matrícula del automóvil o los impuestos
o la licencia para conducir vencida
o los contratos o los despidos,
hacerlo tú o que te lo hagan, o
el estreñimiento
o las multas por exceso de velocidad,
polillas o grillos o ratitas o termitas o
cucarachas o moscas y
la tela metálica que se
ha roto,
o pasarse
o no llegar,
o el lavamanos tapado o la casera borracha,
al presidente no le importa y el gobernador
está loco.
El interruptor de la luz roto, o el colchón como
un puerco espín,
105 dólares por la puesta a punto, el carburador y la bomba de
gasolina en Sears Roebuck,
y el recibo del teléfono que sube y la Bolsa
que baja
y la cadena del baño que se ha
roto
y la instalación de la luz que se ha quemado,
la luz de la entrada, la luz del frente, la luz de atrás,
la luz del interior; está más
oscuro que el infierno y
es el doble de caro.
y además siempre hay ladillas y uñas que se encarnan
y gente que insiste que son
amigos tuyos;
siempre hay eso y cosas peores:
grifos que gotean, Cristo y la Navidad,
el salami azul, 9 días de lluvia,
50 centavos de aguacates
y embutido de hígado
morado.

O meterse
de camarera en Norm's con turno doble,
o de vaciador de
orinales,
o de lavacoches o de pinche de cocina
o de ladrón de bolsos de ancianas
que las deja gritando en la acera
con un brazo roto a la edad de
80 años.

De pronto 2 luces rojas en tu espejo retrovisor
y sangre en
la ropa interior;
dolor de muelas y 979 dólares por un puente
o 300 dólares por una muela
de oro,
y China y Rusia y Estados Unidos y
pelo largo y pelo corto y nada de
pelo y barba y sin rostro,
y muchos papeles de liar pero ninguna
hierba excepto tal vez la del jardín.

Con cada cordón de zapato que se rompe
de entre cien cordones de zapato que se rompen,
un hombre o una mujer o una
cosa
va a parar al
manicomio.

Así que ten cuidado
al agacharte.

Charles Bukowski.

Ellos, todos ellos lo saben.

Pregúntale a los pintores en las banquetas de París
a la luz sobre el perro que duerme
a los 3 cochinitos
al vendedor de diarios
a la música de Donizetti
al peluquero
al asesino
al hombre recargado en la pared
al predicador
al fabricante de gabinetes
al carterista al prestamista
o al soplador de vidrio
o al vendedor de abono
o al dentista
pregúntale al revolucionario
al hombre que mete su cabeza en
la boca del león
al hombre que dejará caer la próxima bomba atómica
al hombre que se cree cristo
al pájaro cantor que regresa a casa por la noche
al fisgón
al hombre que agoniza de cáncer
al hombre que necesita un baño
al hombre con una pierna
a los ciegos
al hombre que cecea
al comedor de opio
al cirujano que tiembla
a las hojas que pisas al caminar
al violador o
al conductor del tranvia o al anciano
que arranca hierbas de su jardín
Pregúntale a los chupasangre
al entrenador de pulgas
al tragafuegos
al hombre más miserable que puedas encontrar
en su momento más miserable
al profesor de judo
al domador de elefantes
al leproso, al condenado a cadena perpetua
[al tísico]
al profesor de historia
al hombre que nunca se limpia las uñas
al payaso o a la primera cara que veas
a la luz del día
pregúntale a tu padre
a tu hijo y al que será su hijo
pregúntame a mí
al foco fundido en la bolsa de papel
al que ha sufrido la tentación, al condenado,
al tonto,
al sabio, al pendejo
a los edificadores de templos
al hombre que nunca ha usado zapatos
a Jesús
a la luna
a las sombras dentro del ropero
a la polilla, al monje, al demente
al cartonista del New Yorker
al pez dorado
al helecho que tiembla con el baile tap
al mapa de la India
al rostro amable
al hombre que se esconde bajo tu cama
al hombre que más odies en el mundo
al hombre que bebió con Dylan Thomas
al hombre que anudó los guantes a Jack
[Sharkey]
al hombre de cara triste que toma café
al plomero
al hombre que sueña con avestruces todas las
[noches]
al que recibe los boletos en la entrada del
circo de fenómenos
al falsificador
al hombre que duerme en el callejón
bajo periódicos
al conquistador de naciones y planetas
al hombre que se acaba de cortar el dedo
al separador en la Biblia
al agua que gotea del grifo mientras suena
[el teléfono]
a la perjuria
a la pintura azul oscuro
al paracaidista
al hombre con dolor de estómago
al muchacho que lleva pantalones ajustados
[a la academia de paga]
al hombre que se resbaló de la bañera
al hombre que fue masticado por un tiburón
al que me vendió unos guantes que no eran
[par]
pregúntale a éstos y aquéllos que no he incluido
al fuego al fuego al fuego
pregúntale incluso a los mentirosos
al que tú quieras cuando quieras
el día que quieras
esté lloviendo o nevando
o salgas de un pórtico amarillo con
[calor]
Pregúntale a éste o aquél
al hombre con caca de pájaro en el cabello
al torturador de animales
al hombre que ha visto muchas corridas de toros
[en España]
a los dueños de Cadillacs nuevos
al famoso
al tímido
al albino
y al estadista
a los propietarios a los jugadores de billar a
los charlatanes
a los asesinos a sueldo
a los calvos a los gordos
a los altos y a los chaparros
a los tuertos a los que abusan del sexo
[y a los que casi no lo usan]
a los hombres que leen todas las editoriales
[de los periódicos]
al cultivador de rosas
a los hombres que casi no sienten dolor
a los agonizantes
a los que cortan los pastos y a los que
asisten a los encuentros de fútbol
pregúntale a cualquiera de éstos o a todos
pregunta pregunta pregunta
todos ellos te lo dirán:

"una esposa gruñona sobre el barandal
es mucho más de lo que un hombre puede
soportar".

Charles Bukowski.

Zapatos.

Cuando eres joven
un par
de zapatos
femeninos
de tacón alto
inmóviles
solitarios
en el ropero
pueden encender
tus huesos;
cuando estás viejo
son sólo
un par de zapatos
sin
nadie
en ellos
y
también.

Charles Bukowski.

Señales de tránsito.

Los viejos amigos del pueblo juegan
en el parque contemplando el mar
haciendo marcas en el cemento
con bastones de madera.
juegan cuatro, dos de cada lado
mientras 18 ó 20 se sientan
bajo el sol y miran
los observo cuando me dirijo
hacia un edificio público
mientras arreglan mi coche.

hay un viejo cañón en el parque
oxidado e inútil.
seis o siete veleros surcan
mar abajo.

termino mis deberes
salgo
y siguen jugando.

una de las mujeres está exageradamente
maquillada
usa pestañas postizas y fuma
cigarro.
los hombres son muy delgados
muy pálidos
llevan relojes de mano que hieren
sus muñecas.

hay otra mujer muy gorda
que ríe estúpidamente
cada vez que alguien logra un punto
algunos de ellos son de mi edad.

me repugna
la forma en que esperan la muerte
con la misma pasión
que una señal de tránsito.

es el tipo de gente que cree en los comerciales
es el tipo de gente que compra dentaduras postizas
a crédito
es el tipo de gente que celebra los días festivos
es el tipo de gente que tiene nietos
es el tipo de gente que vota
es el tipo de gente a quien le hacen funerales.

Son como la muerte
el esmog
el aire hediondo
la lepra.

finalmente.
así es la mayoría de la gente.

las gaviotas son mejores
las algas marinas son mejores
la arena sucia es mejor

si pudiera dirigir ese viejo cañón
hacia ellos
y hacerlo estallar
lo haría

me repugnan.

Charles Bukowski.

Garras del paraiso.

Mariposa de madera
sonrisa de bicarbonato
mosca de serrín
me gusta mi barriga
y el tipo de la tienda de vinos
me llama
~Señor Schlitz~
los cajeros del hipódromo
gritan
~EL POETA SABE!~
cuando cobro mis apuestas.
las damas
que entran y salen de la cama
dicen que me aman
cuando paso a su lado con
blancos pies mojados.

albatros con ojos borrachos
calzoncillos sucios de Popeye
chinches de París,
he salvado las barricadas
he dominado el automóvil
la resaca
las lágrimas
pero conozco
el destino final
como cualquier colegial que ve
cómo el tráfico aplasta
al gato al pasar.

mi cráneo tiene una hendidura de
pulgada y media justo en la
bóveda.
la mayor parte de mis dientes está
delante,
me mareo a oleadas en los supermercados
escupo sangre cuando bebo
whisky
y me entra una pena
que llega a hacerse
dolor
cuando pienso en todas las
buenas mujeres que he conocido
y que se han diluido
desvanecido
entre trivialidades:
viajes a Pasadena,
picnics con los niños,
tapones de pasta de dientes
por el desagüe.

no hay nada que hacer
sino beber
apostar a los caballos
apostar a los poemas

cuando las jovencitas
se hacen mujeres
y las ametralladoras
apuntan hacia mí
agachado
tras muros más delgados
que los párpados.
no hay mas defensa
que todos los errores
cometidos.

entretanto
me ducho
contesto el teléfono
hago huevos duros
estudio el movimiento y el deterioro
y me siento tan bien
como cualquiera
mientras paseo al sol.

Charles Bukowski.

Tonalidades.

Los soldados marchan sin armas
las tumbas están vacías
en la lluvia se deslizan pavorreales

bajando escaleras
marchan sonrientes hombres grandiosos

hay suficiente comida y suficiente dinero para la renta
y tiempo suficiente

nuestras mujeres no se harán viejas

no llegaré a viejo

los vagabundos usan diamantes en sus dedos
Hitler saluda de mano a los judíos

el cielo huele a carne quemada
soy una cortina incendiándose

soy agua evaporándose

soy una víbora soy la orilla de un vaso que corta
soy sangre

soy este caracol ferviente
que se arrastra a casa.

Charles Bukowski.

Los mellizos.

A veces él me insinuaba que yo era un bastardo y yo le
decía
que escuchara a Brahms, que aprendiera a pintar y beber
y no ser dominado por mujeres ni dólares
pero sólo me gritó: !Por el amor de Dios, recuerda a
tu madre, recuerda a tu patria,
nos vas a matar a todos...!

me muevo a través de su casa (de la cual aún debe 8000
dólares después de 20 años en el mismo empleo) y miro
sus zapatos muertos, la forma en que sus pies enroscaron
la piel como si hubiera estado enojado plantando sus rosas,
y sí que lo estaba,
y miro su cigarrillo muerto, su último cigarrillo y la
última cama sobre la cual durmió esa noche, y siento
como si debiera tenderla, pero no puedo, pues tu padre
siempre es el amo aún después de muerto;
supongo que estas cosas suceden
y no puedo dejar de pensar en:
morir sobre el piso de la cocina a las 7 de la mañana
mientras otras gentes fríen sus huevos,
no es duro
a menos que a ti te suceda.
salgo y corto del árbol una naranja y le quito la piel
luminosa,
las cosas siguen con vida, el pasto crece bastante bien,
el sol manda sus rayos circundados por un satélite ruso,
un perro ladra sin sentido en algún lugar,
los vecinos fisgonean a través de las persianas.
aquí soy un extranjero y (supongo) he sido algo pícaro,
no dudo que él me haya pintado bastante bien (el viejo
y yo peleábamos como leones monteses) y dicen que dejó todo
a una mujer en Duarte; me vale madre, puede quedarse
con todo,
él era mi viejo
y ya murió.

ya dentro, me pongo su traje azul claro,
el mejor que me haya puesto en toda mi vida,
y aleteo las mangas como un espantapájaros al viento
pero de nada sirve:
a pesar de tanto odio que hubo entre nosotros
lo quiero mantener con vida pero no puedo.

nos parecíamos, bien pudimos haber sido mellizos
el viejo y yo, eso decían.
él siempre tenía listos los bulbos para ser sembrados
mientras yo estaba acostado con una puta de la calle
tercera.

muy bien. concédanos este momento:
parado frente al espejo
en el traje de mi padre muerto
esperando también
a la muerte.

Charles Bukowski.

Sandra.

Es la esbelta y alta
damisela
con aros y
vestido largo

Siempre anda drogada
y acelerada
con zapatos de tacón
metiéndose pastillas
borracha.

Sandra se inclina
hacia afuera de su silla
hacia Glenbdale

Pienso que se va a dar
en la cabeza con la cerradura
del placard
cuando intenta
encender
otro cigarrillo
con el que aún
tiene encendido.

A sus 32 años le gustan
los jóvenes pulcros
sin cicatrices
con cara de nalga
de princesa.

Me lo dijo muchas veces
y me mostró sus trofeos
carne joven rubia
estúpida y silenciosa
que
a) se sienta
b) se levanta
c) habla
cuando ella lo ordena

A veces me muestra uno
a veces dos
a veces tres.

Sandra se ve muy bien
de vestido largo
Sandra es muy capaz de
romperle el corazón a un hombre.

Espero que encuentre
uno.

Charles Bukowski.

La superficie del sol.

Los toros son grandiosos
como la superficie del sol
y aunque los matan para las rancias multitudes,
es el toro quien atiza el fuego,
y aunque hay toros cobardes
tanto como toreros y hombres cobardes,
generalmente el toro se mantiene puro
y muere inmaculado
sin ser tocado por símbolos y élites o falsos amores,
y cuando lo sacar arrastrando
nada ha muerto
y el hedor final
es el mundo.

Charles Bukowski.

Cisne de primavera.

También en primavera mueren los cisnes
y ahí flotaba
muerto un domingo
girando de lado
en la corriente
y fui hasta la rotonda
y distinguí
dioses en carros,
perros, mujeres
que giraban,
y la muerte
se me precipitó garganta abajo
como un ratón,
y oí llegar a la gente
con sus canastos de camping
y sus risas
y me sentí culpable
por el cisne
como si la muerte
fuese algo vergonzoso
y me alejé
como un idiota
y les dejé
mi hermoso cisne.

Charles Bukowski.

Si consideramos.

Si consideramos lo que puede verse:
motores que nos vuelven locos,
amantes que acaban odiándose,
ese pescado que en el mercado
mira fijamente hacia arriba adentrándose en nuestras mentes,
flores podridas, moscas atrapadas en telarañas,
motines, rugidos de leones enjaulados,
payasos enamorados de billetes,
naciones que trasladan a la gente como peones de ajedrez,
ladrones a la luz del día con maravillosas
esposas y vinos por la noche,
las cárceles atestadas,
el tópico de los parados,
hierba moribunda, fuegos insignificantes,
hombres suficientemente viejos como para amar la tumba.

Esas y otras cosas
demuestran que la vida gira sobre un eje podrido.

Pero nos han dejado un poco de música
y un póster clavado en un rincón
un vaso de whisky, una corbata azul
un delgado volumen de poemas de Rimbaud,
un caballo que corre como si el diablo le estuviera
retorciendo la cola
sobre la hierba y el griterío
y después, de nuevo, el amor
como un coche que dobla la esquina,
puntual,
la ciudad a la espera
el vino y las flores
el agua corriendo a través del lago
y verano e invierno y verano y verano
y de nuevo invierno.

Charles Bukowski.

40,000 moscas.

Separados por una tormenta pasajera
nos juntamos nuevamente

buscamos cuarteaduras en paredes y techos
y las eternas arañas

Me pregunto si habrá una mujer más

Ahora
40,000 moscas recorren los brazos
de mi alma
cantando:
"I met a million dollar baby in
5 and 10 cent store"

¿brazos de mi alma?
¿moscas?
¿cantando?

¿qué clase de mierda es
ésta?

Es tan fácil ser poeta
y tan difícil ser
hombre.

Charles Bukowski.

Final.

Somos como rosas que nunca se molestaron por
germinar cuando debimos
haberlo hecho y
es como si
el sol se hubiera hartado
de esperar.

Charles Bukowski.

La tragedia de las hojas.

Me desperté en medio de la sequedad y los helechos estaban muertos,
las plantas amarillas como maíz en sus tiestos;
mi mujer se había marchado
y las botellas vacías como cadáveres desangrados
me rodean con su inutilidad;
sin embargo seguía brillando el sol,
y la nota de mi casera estaba arrugada en una
amarillez agradable e inofensiva, ahora lo que era
necesario
era un buen comediante, al viejo estilo, un bufón
que bromee sobre el dolor absurdo; el dolor
es absurdo,
porque existe, nada más;
Me afeité cuidadosamente con una maquinita vieja
el hombre que había sido joven una vez y
había dicho que era un genio; pero
esa es la tragedia de las hojas,
de los helechos muertos, de las plantas muertas;
y me dirigí al oscuro vestíbulo
donde estaba la casera
terminante y cargada de maldiciones,
mandándome al infierno,
agitando sus brazos gruesos y sudorosos
y gritando, pidiendo a gritos el alquiler
porque el mundo nos había fallado
a ambos.

Charles Bukowski.

Para Jane, con todo el amor que le tuve, que no fue suficiente.

Recojo la falda,
recojo el rosario negro
que brilla,
eso que una vez
tocó su carne,
y llamo mentiroso a Dios
y afirmo que algo que se moviera
así
o que supiera
mi nombre
no podía morir nunca
con esa certeza inamovible de la muerte.

Y recojo
su precioso
vestido,
perdida toda su belleza,
y les hablo
a todos los dioses,
dioses judíos, dioses cristianos,
pedacitos de cosas brillantes,
ídolos, píldoras, pan
compresiones, riesgos,
renuncias conscientes,
ratas en la salsa de dos
que se han vuelto casi locos,
sin ninguna oportunidad,
conocimiento de colibrí,
oportunidad de colibrí,
me inclino sobre eso
me apoyo en todo eso
y lo sé:

tengo un vestido en mi brazo
pero
nada
me la devolverá.

Charles Bukowski.

Pensión de mala muerte.

No has vivido
hasta no haber estado en una
pensión de mala muerte
con nada más que un
foco
y 56 hombres
apretujados
en catres
y todo el mundo
roncando
a la vez
y algunos de esos
ronquidos
tan
profundos y
tan bastos e
increíbles...
oscuros
carrasposos
infrahumanos
resollantes
del mismísimo
infierno.

parece como si
se te partiera la cabeza
entre esos
sonidos
de muerte.

y los
olores entremezclándose:
calcetines sucios y
rígidos y
calzoncillos
con orines y
excremento

y por encima de todo eso
un aire que
circula lentamente
muy parecido
al que emana de los
cubos
de basura
destapados.

y esos
cuerpos
en la oscuridad

gordos y
flacos
y
encorvados

unos
sin piernas
sin brazos

otros
sin cerebro

y lo peor de
todo:
la total
ausencia de
esperanza

les
envuelve
les cubre
totalmente.

no se puede
soportar.

te
levantas

sales

caminas por
las calles
subes y
bajas
banquetas

pasas edificios

doblas la
esquina

y vuelves
a subir
la misma
calle

pensando

todos esos hombres
fueron
niños
una vez

¿qué
les
ha pasado?

¿y qué me
ha pasado
a
mí?

está oscuro
y hace frío
ahí
fuera.

Charles Bukowski.

Libertad.

El tomó vino toda la noche, aquel 28,
y seguía pensando en ella;
la manera en que caminaba y hablaba y amaba
la manera en que le dijo cosas que le parecían verdad,
pero no lo eran, y el conocía el color
de cada uno de sus vestidos,
y sus zapatos, el conocía la parada y la curva de cada tacón,
tan bien como las piernas a las que le daban forma.

Y ella había salido otra vez cuando el llegó a casa, y
volvería con ese especial hedor, otra vez
y así fue.

Ella llegó como a las tres de la mañana
inmunda como un cerdo comemierda,
y el agarró el cuchillo de carnicero
y ella gritó,
retrocediendo contra la pared de la pensión
todavía bella de algún modo,
a pesar de que el amor se esfumaba.

Ese vestido amarillo,
su favorito,
y ella gritó de nuevo.

Y él agarró el cuchillo
se desabrochó el cinto,
se arrancó la ropa delante de ella,
y se cortó las bolas.

Y las tuvo entre sus manos,
como nueces
y las dejó caer en el inodoro
y tiró la cadena.
y ella seguía gritando,
mientras la habitación se ponía roja

OH DIOS!
QUÉ HAS HECHO?

Y el se sentó ahí,
sosteniendo tres toallas entre las piernas
no importándole ya si ella se iba o se quedaba
si se vestía de amarillo o de verde
ni ninguna otra cosa.

Y mientras con una mano sostenía las toallas,
levantó la otra y se sirvió otro vino.

Charles Bukowski.

Pregunta y respuesta.

Se sentó desnudo y borracho en una habitación una noche de
verano, pasando el filo del cuchillo
bajo sus uñas, sonriendo, pensando
en todas las cartas que había recibido
contándole que
la manera en que vivió y escribió sobre
eso--
les había mantenido avanzando cuando
todo parecía
verdaderamente
desesperanzador.
poniendo la hoja sobre la mesa,
le dio un golpecito con un dedo
y giró
en un círculo brillante
bajo la luz.
¿quién demonios va a salvarme
a mí?
pensó.
mientras el cuchillo paraba de girar
vino la respuesta:
vas a tener que
salvarte tú mismo.
sonriendo todavía,
a: encendió un
cigarrillo
b: se sirvió
otra
bebida
c: le dio a la hoja
otra
vuelta.

Charles Bukowski.

Poema navideño para un hombre encarcelado.

Hola Bill Abbott:
me parece muy valioso que distribuyas mis libros
allá en la cárcel, mis poemas y cuentos.
si puedo aligerar la carga de algunos de los tipos con
mis libros, de huevos
pero la literatura, sabes, es difícil de asimilar
para el hombre ordinario (y para el extraordinario también);
a mí no me gusta la mayoría de la poesía, por ejemplo,
por eso escribo la mía de la manera que me gustaría leerla.

La poesía pareciera que se está volviendo mejor, más
humana,
la claridad del lenguaje tiene algo que
ver con eso (W. C. Williams vino y le pidió
a todos que aclararan el lenguaje)
luego
vine yo.

Pero escribir es una cosa, y la vida
otra, pareciera
que hemos mejorado la escritura un poquito
pero la vida (nuestra y ajena)
no pareciera estar mejorando gran
cosa.

Quizás si escribiéramos lo suficientemente bien
y viviéramos un poco mejor
la vida mejoraría un poquito
como para que no dé vergüenza.
quizás los artistas no han sido lo suficientemente
poderosos,
¿quizás los políticos, los generales, los jueces, los
curas, la policía, los hombres de negocios han sido demasiado
fuertes? no me
gusta esa idea
pero cuando miro a nuestros pálidos y preciosos artistas,
actuales y pasados, me parece que es
posible que sí.

(a la gente no le gusta cuando hablo así.
Chinaski, cortale, dicen,
no eres tan grandioso.
pero que
la chingada, no estoy hablando acerca de ser
grandioso.)

Lo que estoy diciendo es
que el arte no ha mejorado la vida como
debería, ¿quizás porque ha sido algo demasiado
privado? y a pesar del hecho que los viejos poetas
y los nuevos poetas y yo
hemos tenido todos problemas idénticos o parecidos
con:
las mujeres
el gobierno
Dios
el amor
el odio
la indigencia
la esclavitud
el insomnio
la deportación
el clima
las esposas, y así
sucesivamente.

Ahora me escribes
que al hombre de la celda de al lado tuyo
no le gusta mi puntuación
como pongo las comas (especialmente)
y también la manera en que divago
para decir algo con precisión.
ah, él no se da cuenta de la intención
la cual es
liberar, humanizar, relajar
y aún así hacerla tan real como sea posible
a la palabra en la página. la palabra debe ser como
la mantequilla o los aguacates
la carne o los bizcochos calientes, o los aros de cebolla o
cualquier otra cosa que sea realmente
necesaria. debería ser casi
posible que agarres las palabras y
te las comas.

(debe de haber algún vivo en alguna parte
por allí
que dirá
si es que lee alguna vez ésto:
"¡Chinaski, si quisiera una cena voy y
la pido!")

como sea
un artista puede divagar y aún así mantener
la forma esencial. Dostoievski lo hacía. él
normalmente contaba 3 o 4 historias marginales
mientras contaba la que era
central (en sus novelas, claro está).
Bach nos enseñó como poner una melodía encima de
otra y otra melodía encima de
esa y
Mahler divagaba más que ninguno que yo conozca
y yo encuentro gran significado
en su pretendida falta de forma.
no dejes que los chicos de la forma y la regla
como el tipo de la celda contigua
te las pongan encima tuyo. sólo
dale un ejemplar de Time o Newsweek
y estará feliz.

Pero no estoy defendiendo mi obra (ni de tí ni de él)
estoy defendiendo mi derecho a hacerla de la manera
que me hace sentir mejor.
siempre pienso que si un escritor se aburre con su obra
el lector va a
aburrirse también.

Y no creo en la
perfección, creo en mantener los
intestinos libres
por lo que coincido con los que me critican
cuando dicen que lo que escribo es un montón de mierda.

Estás condenado a 19 años y 1/2
yo vengo escribiendo desde casi 40.
seguimos adelante con nuestras cosas.
seguimos adelante con nuestras vidas.
a veces escribimos mal
o a veces vivimos mal.
todos tenemos malos días
y noches.

A ese tipo de la celda al lado de la tuya debería mandarle
Las Obras Selectas de Robert Browning para Navidad,
eso le daría la forma que él está buscando
pero necesito el billete para el hipódromo,
Santa Anita abre el 26,
así que dale un ejemplar de Newsweek
(los muertos no tienen futuro, ni pasado, ni presente,
sólo se preocupan por las comas)
y ¿puse adecuadamente las comas
aquí,
Abbott?
,
, , ,
, , , , ,
, , , , , , ,
, , , , , , , , ,
, , , , , , , , , , ,
, , ,
, , ,

Mamá.

Aquí estoy
en la tierra
mi boca
abierta
y
ni siquiera puedo decir
mamá,
y
los perros corren y paran y mean en
mi lápida; lo tengo todo
excepto el sol
y mi traje se está
arruinando
y ayer
los restos de mi brazo izquierdo
desaparecieron
quedó muy poco, todo como arpa
sin música.

al menos un borracho
en la cama con un cigarrillo
puede movilizar 5 camiones
de bomberos y
33 hombres
yo no
puedo
hacer
nada.


Pero p.d.—Hector Richmond en la próxima tumba
piensa únicamente en Mozart y los golosos gusanos
él es
muy mala
compañía.

Charles Bukowski.

La noche que estuve a punto de morir.

La noche en que estuve a punto de morir
yo estaba sudando en la cama
y podía oír los grillos
y una pelea de gallos afuera
y podía sentir como mi alma se desprendía y
atravesaba el colchón.
Y justo antes de que tocara el suelo me levanté de un salto,
estaba tan débil que casi no podía andar
pero caminé de un lado a otro y encendí todas las luces,
después regresé a la cama.
y otra vez mi alma se desprendió y atravesó el colchón
y me levanté de un salto,
justo antes de que tocase el suelo
caminé de un lado a otro y prendí todas las luces
y después volví a la cama
y otra vez se desprendió y
yo me levanté
y prendí todas las luces.
Yo tenía una hija de 7 años
y estaba seguro de que ella no quería que muriese
sino, no me hubiese
importado.
Pero durante toda aquella noche
nadie llamó por teléfono,
nadie vino a verme con una cerveza,
mi novia no llamó.
Todo lo que podía oír eran grillos y hacía
calor.
Y seguí entregado al asunto
levantándome y acostándome
hasta que el primer rayo de sol entró por la ventana
a través de los arbustos
y entonces me metí en la cama
y el alma se quedó
dentro por fin
y me dormí.
Ahora la gente viene a verme
llaman a mi puerta y ventanas
el teléfono suena
el teléfono suena una y otra vez
recibo cartas fantásticas por correo
cartas de odio y cartas de amor.
Todo vuelve a ser igual.

Charles Bukowski.

La intelectual.

Ella escribe
continuamente
como un largo pulverizador
rociando
el aire,
y discute
continuamente;
no hay nada
que yo pueda decir
que no es en verdad
algo más,
luego,
paro de hablar;
y finalmente
discute con ella misma
afuera de la puerta
diciendo
algo como --
no estoy tratando de
impresionarme a mí misma
a partir de ti.

pero la conozco
estará de
de regreso, ellas siempre
Vuelven.

y
a las 5 p. m.
estuvo golpeando a la puerta.
la dejo entrar
no me demoraré, dijo
si no lo deseas.
está bien, dije,
voy a tomar un
baño.
fue a la cocina y
comenzó con los
platos.
es como estar casado,
aceptas
todo
como si así
hubiera sido.

Charles Bukowski.

Manejando a través del infierno.

La gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amargada y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo manejo entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de manejar.
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
a algunos no les gusta que los rebasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril.
algunos odian los autos más nuevos, más caros.
otros en esos autos odian los autos más viejos.

la autopista es un circo de emociones
chiquitas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.

cuando manejo por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.

Charles Bukowski.

Los mejores de la raza.

No hay nada que
discutir
no hay nada que
recordar
no hay nada que
olvidar
es triste
y
no es
triste
parece que la
cosa más
sensata
que una persona puede
hacer
es
estar sentada
con una copa en la
mano
mientras las paredes
blanden
sonrisas de
despedida
uno pasa a través de
todo
ello
con una cierta
cantidad de
eficiencia y valentía
entonces
se va
algunos aceptan
la posibilidad de
Dios
para ayudarles
en su
paso
otros
lo aceptan
como es
y por estos
bebo
esta noche.

Charles Bukowski.

Amigos en la obscuridad.

Puedo recordar morirme de hambre
en una habitación pequeña de una ciudad extraña
las sombras habían caído, escuchando
música clásica
era joven era tan joven duele como un cuchillo
clavado
porque no había alternativa excepto esconderse tanto
como fuera posible--
no con autocompasión sino con consternación ante mi limitada posibilidad:
intentando conectarme.

los viejos compositores -- Mozart, Bach, Beethoven,
Brahms fueron los únicos que me hablaban
y ellos estaban muertos.

finalmente, muerto de hambre y vencido, tuve que salir a
las calles para ser entrevistado para trabajos
mal pagados
y monótonos
por hombres extraños tras escritorios
hombres sin ojos hombres sin rostros
que se llevarían mis horas
las romperían
se mearían sobre ellas.

ahora trabajo para los editores los lectores
los críticos

pero haraganeo y bebo con
Mozart, Bach, Brahms y los
Bee
algunos amigos
algunos hombres
a veces todos necesitamos ser capaces de continuar solos
son los muertos
haciendo vibrar
los muros que nos rodean.

Charles Bukowski.

Nunca quise.

Siempre fui un mal mecanógrafo y nunca aprendí a
deletrear bien porque nunca quise
nunca aprendí debidamente a manejar un automóvil
pero me compré uno
en un lote de carros usados por sólo 35 dólares; me
subí a él
con mi borracha compañera y casi destrozo un lado
del hospital
al dar mi primer vuelta a la izquierda

nunca aprendí música porque me disgustaba
la maestra con su peluca blanca y su cara polveada
me metí de voluntario a ROTC* porque no quería
ser atleta
y me inscribieron en una competencia de cómo manejar
las armas
y no quise ganar y gané y me dieron una medalla
que después tiré por la alcantarilla

no aprendí música y ahora escucho
más música que las primeras cien personas
que mires pasar por la calle

desprecié el dinero y mi primera esposa fue millonaria se
deshizo de mí y ya no tuve más esposas

odié a los poetas y a la poesía y comencé a escribir
poesía
y un día abrí los ojos y ya estaba en Hamburgo, Alemania
traducido a media docena de idiomas y había allí
más de mil personas sentadas en sillas y pasillos
otros encaramados en las vigas
les leí y se lo creyeron todo

no quise leer libros pero traté de leer a los grandes poetas
y novelistas, hombres que han inspirado a miles de hombres
a través de los siglos, pero sus libros se me cayeron de las manos
y me quedé dormido

fui a museos de arte y miré las pinturas famosas y
me aburrí
no me preocupa, no me considero un desadaptado,
considero desadaptados a ellos

me es difícil interesarme en algo o
enojarme cuando un policía me detiene
por alguna infracción
simplemente
me hundo en un gran mar de disgusto
¿quiere saber lo que hizo? me pregunta el policía
no, le contesto

tengo el mismo problema con las mujeres
mira, nomás te sientas y no digas nada
dicen, ahora bien, algo anda mal si nomás te quedas
sentado
y no dices nada
vacío mi copa y me sirvo otro trago
mira, dicen, platiquemos, tratemos de hacerla
yo no la quiero hacer contigo, les digo a todas
ni siquiera quiero escribir y cuando escribo
a veces una palabra extraña se mete y ahí la dejo
o cometo un error, por ejemplo:
trato de poner la “g” y pongo “h”, y si sucede
al inicio de una palabra, pues entonces utilizo una
palabra que empiece con “h”
no me importa

incluso como apostador de caballos, a veces no me
importa
una vez manejaba de L.A. a México
rumbo al hipódromo de agua caliente y a ¾ del camino
algo se amarró a la llanta y ahí viré a la derecha
por una calle y me estacioné frente a la valla protectora
de un precipicio
bajé del carro y me senté en la orilla del precipicio
el océano estaba a 40 o 60 yardas abajo
nunca había estado encantado con el océano pero ahí
me senté
porque ya no deseaba ir al hipódromo
no pensaba en nada, nada más estaba sentado
sin sentirme bien o mal

poco después me di cuenta de que tres ardillas
subían por el precipicio hacia donde yo estaba
se acercaban más y más dando saltos de seis pulgadas
o más
se detuvieron, me miraron, se acercaron mas dando
brinquitos
llegaron increíblemente cerca, las tres,
y sus ojos eran realmente hermosos, nunca había visto
ojos tan bellos
nunca en una mujer (no hay aquí ninguna mala intención
además, los ojos de los hombres nunca me han interesado)

luego, todas al mismo tiempo, se alejaron dando saltos
por la ladera del precipicio, rápidamente, con pies
seguros,
sin caer en el océano
ahí tomé conciencia de mi como hombre, y lo peor,
como escritor, y pensé nunca seré capaz de plasmar
esto.

Es cierto que compré mi primer auto en $35 y le
pregunté al hombre
¿prende el motor? ¿tiene llave?
no tenía resortes ni reversa y para hacer funcionar
las luces delanteras tenía que golpear el carro contra
un bache
del camino

tenía que estacionarme de bajada para poder encenderlo
funcionó dos años sin haberle cambiado el aceite y cuando
tronó ahí lo dejé y me fui caminando y
la mujer borracha que me acompañó durante el primer paseo
cuando lo del hospital, vivió un poco más que el carro,
conmigo y sin mí, pero más conmigo,

ella murió y la enterré una tarde tibia
al norte de Anaheim,
lo que más me gustó de ella
es que nunca me dijo “vamos a tratar de hacerla”
ella era mecanógrafa en una mueblería muy grande
del centro
tenía las piernas más hermosas que jamás hubiera
visto hasta entonces
y desde entonces

debí haberla amado más de lo que la amé
pero no quise.

Charles Bukowski.

*ROTC: Reserve Officers Training Corps.

Oh sí.

Hay cosas peores que
estar solo
pero a menudo toma décadas
darse cuenta de ello
y más a menudo
cuando esto ocurre
es demasiado tarde
y no hay nada peor
que
un demasiado tarde.

Charles Bukowski.

Carta desde muy lejos.

Ella me escribió una carta desde un pequeño
cuarto cerca al Sena.
dijo que iba a asistir a clases de
baile. Se levantaba, dijo
a las 5 en punto de la mañana
y escribía a máquina poemas
o pintaba
y cuando sentía deseos de llorar
tenía una banca especial
junto al río.

Su libro de Cantos
se iría
en la Caída.

No supe qué decirle
pero
le conté
que haría sacar cualquiera de los dientes dañados
y tener cuidado del amante
francés.

Puse su foto junto al radio
cerca del ventilador
y se movió
como algo
vivo.

Me senté y lo observé
hasta cuando ya había fumado
5 o 6
cigarrillos que quedaban.
Entonces me levanté
y me fui a la cama.

Charles Bukowski.

La tigresa.

Terribles discusiones.
y, por último, acostados pacíficamente
en su larga cama
estampada
en rojo con frescos diseños de flores,
mi cabeza y vientre abajo
cabeza a los lados
bañados por opaca luz
mientras ella se baña silenciosa en la
otra habitación,
todo va más allá de mí,
como la mayoría de las cosas,
escucho la música clásica en el radiecito,
ella se baña, oigo el ruido del agua.

Charles Bukowski.

Un día extraño.

Era uno de esos calurosos y agobiantes días en Hollywood
Park
y una inmensa multitud, una
cansadora, grosera, tonta
multitud.

gané en la última carrera y me quedé a recoger el premio y cuando
me subí al auto
había una inmensa congestión de autos intentando
salir de allí.

entonces me saque los zapatos, me senté y esperé, prendí la
radio, con suerte encontré música clásica, encontré
un poco de whisky en la guantera, lo destapé
y tomé un
trago.

dejaré que todos salgan
pensé, después me
voy.

encontré tres cuartos de un cigarro, lo prendí, tomé otro trago
de whisky.

escuchaba la música, fumaba, tomaba del
whisky y veía a los perdedores
salir.

incluso había por allí un jueguito de mierda
a unas 100 yardas al
este

entonces aquello
terminó.

decidí terminarme el poco
de trago.

eso hice, me estiré en el
asiento.

no sé cuanto tiempo
dormí
pero al despertar estaba oscuro y
el estacionamiento estaba
vacío.

decidí no ponerme los zapatos, encendí el auto
y salí de
allí…

al volver a mi lugar pude escuchar el teléfono
que sonaba.

mientras metía la llave en la puerta y la abría,
el teléfono seguía
sonando.

caminé, levanté el
teléfono.

"¿aló?"

"hijo de puta ¿dónde has
estado?"

"en el hipódromo"

"¿el hipódromo? ¡son las 12 y media de la noche! ¡he estado
llamándote desde
las 7 de la tarde!"

"recién acabo de llegar del
hipódromo".

"¡no te creo!"
y ella colgó.

caminé hacia el refrigerador, saqué una cerveza, fui
al baño, dejé el agua corriendo en la
tina.
terminé la cerveza, saqué otra, la destapé y
me metí en la tina.

el teléfono sonó
de nuevo.

salí de la tina con mi cerveza y
dejando todo mojado
caminé hacia el teléfono, lo levanté.

"¿bueno?"

"¡hijo de puta, todavía no
te creo!"

y me colgó.

caminé de vuelta a la tina con mi cerveza,
dejando una estela de
agua.

en cuanto logré meterme a la tina
el teléfono sonó
otra vez.

lo dejé sonar, contando las
veces que lo hacía: 1,2,3,4,5,6,7,8,9,
10,11,12,13,14,15,
16,…

ella colgó.

entonces, unos 3 o 4 minutos
pasaron.
el teléfono sonó
de nuevo.

conté las veces:
1,2,3,4,5,6.7.8,
9,…

entonces hubo
silencio.

en eso me acordé que había
dejado mis zapatos en el
auto.
no importaba, sólo que tenía
un par.

no era probable, sin embargo, que alguien
quisiera alguna vez robar ese
auto.
me salí de la tina para buscar otra
cerveza,
dejando otra estela
tras de mí.

era el final de un
largo
largo
día.

Charles Bukowski.

Elogio al infierno de una dama.

Algunos perros que duermen a la noche
deben soñar con huesos
y yo recuerdo tus huesos en la carne
o mejor
en ese vestido verde oscuro
y esos zapatos de tacón alto negros y brillantes,
siempre puteabas cuando estabas borracha,
tu pelo se resbalaba de tu oreja
querías explotar de lo que te atrapaba:
recuerdos podridos de un pasado podrido,
y al final escapaste muriendo,
dejándome con el presente podrido.
hace 28 años que estás muerta
y sin embargo te recuerdo
mejor que a cualquiera de las otras
fuiste la única que comprendió
la futilidad del arreglo con la vida.
las demás sólo estaban incómodas con
segmentos triviales,
criticaban absurdamente lo pequeñito:
Jane, te asesinaron por saber demasiado.
vaya un trago por tus huesos
con los que este viejo perro
sueña todavía.

Charles Bukowski.

Cuanto más te esfuerzas.

El desperdicio de palabras
continúa con una pasmosa
perseverancia
mientras el camarero corre con la bandeja llena
a cuestas
para todos los blanquitos espabilados que se ríen
de nosotros.
da igual. da igual,
siempre y cuando tengas los zapatos atados y
nadie te siga muy
de cerca.
ser capaz de rascarte y
mostrar indiferencia es victoria
suficiente.
esas mentes estreñidas que buscan
un sentido más alto
serán despachadas con el resto
de la basura.
tómatelo con calma.
si hay luz
ya te
encontrará.

Charles Bukowski.

¿Así que quieres ser escritor?

Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
ó clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.

Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.

Si primero tienes que leerlo a tu esposa
ó a tu novia ó a tu novio
ó a tus padres ó a cualquiera,
no estás preparado.

No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
A no ser que el sol dentro de ti
esté quemando tus tripas, no lo hagas.
Cuando sea verdaderamente el momento,
y si has sido elegido,
sucederá por sí solo y
seguirá sucediendo hasta que mueras
ó hasta que muera en ti.
No hay otro camino.
Y nunca lo hubo.

Charles Bukowski.

Canción de amor a la inversa.

Podría reducir a menos que polvo 90 montañas
a gritos
si un solo ser humano tuviera ojos en la cara
y corazón en el cuerpo,
pero no hay la menor posibilidad,
dios mío,
ninguna posibilidad.
rata con rata perro con perro cerdo con cerdo,
toca el piano borracho
escucha el piano borracho,
comprende el mito de la clemencia
quédate en tu sitio
mientras gruñe una voz de niño siquiera
y no nos han engañado
sólo era que queríamos creer.

Charles Bukowski.

Que risa.

Sería bueno salir
de acá,
irse,
reventar, huir
de los recuerdos de todo
esto,
pero quedarse tiene su
sabor también:
todas esas nenas que
creían estar
muy fuertes
y ahora viven en sucios
departamentos
mientras esperan
el próximo capítulo
de la telenovela,
y todos esos tipos
ésos que de veras
creían
que iban a conseguirlo,
sonriendo en el
álbum del colegio con sus
caritas lozanas,
ahora son
policías,
empleados,
encargados del puesto
de tacos,
peones del hipódromo,
huellas en el
polvo.

es bueno quedarse
por acá
y ver qué
les pasó a
los demás - sólo que
cuando vayas
al baño,
evita el
espejo
y
no mires
lo que el agua
se lleva
cuando tiras
la cadena.

Charles Bukowski.

Queridos pa y ma.

A mi padre nunca le gustó
lo que yo escribía: “la gente
no quiere leer este
tipo de cosas.” “sí, Henry”, decía mi
madre, “a la gente le gusta
leer cosas que le hagan
feliz.”
fueron mis primeros
críticos literarios
y
los dos tenían
razón.

Charles Bukowski.

La ducha.

Nos gusta ducharnos después
(a mí me gusta el agua más caliente que a ella)
y su rostro siempre está suave y lleno de paz
y ella me lava primero
me extiende el jabón por las pelotas
las levanta
las aprieta,
luego me lava la pistola:
“¡oye esto sigue duro!”
luego me lava el vello de ahí abajo,
el ombligo, la espalda, el cuello, las piernas,
yo sonrío sonrío sonrío,
y después la lavo yo a ella…
primero su cosita,
me pongo detrás, mi pistola en sus nalgas
suavemente enjabono los vellos de su cosita,
lavo ahí con un movimiento suave
tal vez me detenga más de lo necesario,
luego las piernas por detrás, el trasero,
la espalda, el cuello, la hago girar, la beso,
enjabono los pechos, luego el ombligo, el cuello,
las piernas por delante, los tobillos, los pies,
y luego su cosita, una vez más, para que me dé suerte…
otro beso, y ella sale primero,
se seca, a veces canta mientras yo sigo allí
pongo el agua más caliente
disfrutando los buenos momentos del milagro amoroso
luego salgo…
normalmente es por la tarde y todo está tranquilo,
y mientras nos vestimos hablamos sobre qué otra cosa
podríamos hacer,
pero el estar juntos resuelve casi todo,
en realidad, lo resuelve todo
porque mientras esas cosas estén resueltas
en la historia de una mujer y
un hombre, es diferente para cada cual,
mejor y peor para cada cual…
para mí, es tan espléndido como para recordarlo,
tras la marcha de los ejércitos
y de los caballos que pasan por las calles afuera,
tras los recuerdos del dolor y el fracaso y la desdicha:
Linda, tú me has traído esto,
cuando te lo lleves
hazlo lenta y suavemente
hazlo como si estuviera muriéndome en sueños en lugar de
en vida, amén.

Charles Bukowski.

Los más raros.

No es frecuente verlos
porque donde hay multitud
ellos
no están.

Esos tipos raros no son
muchos,
pero de ellos
provienen
los pocos
cuadros buenos
las pocas
buenas sinfonías
los pocos
buenos libros
y otras
obras.

Y de los
mejores de los
extraños
quizás
nada.

Ellos son
sus propias
pinturas
sus propios
libros
su propia
música
su propia
obra.

A veces me parece
verlos
por ejemplo
cierto viejo
sentado en cierto
banco
de una cierta
manera
o
un rostro fugaz
en un automóvil
que pasa
en dirección
contraria
o
hay un cierto movimiento
en las manos
de un chico o una chica
que empaqueta
las cosas
en el supermercado.

A veces
incluso es alguien
con quien estuviste
viviendo
algún tiempo,
te vas a dar cuenta
de una mirada rápida
y luminosa
que nunca
le habías visto
antes.

A veces
sólo notarás
su
existencia
repentinamente
en un
vívido
recuerdo.

Algunos meses
algunos años
después de que se hayan
ido.

Recuerdo
a uno:
Tenía unos
20 años
iba borracho a
las 10 de la mañana
se miraba en un
espejo
resquebrajado
de Nueva Orleans,
un rostro soñador
contra los
muros
del mundo

¿Qué
ha sido
de mí?.

Charles Bukowski.

Literatura contemporánea, uno.

Me emborraché una vez y se lo
conté a ella.
Cómo había vivido
en una choza de papel en Atlanta
renta semanal de un dólar veinticinco
sin luz
sin agua
sin sanitario
sin calefacción

sin nada en mis
bolsillos
ni siquiera un
centavo

helaba

sin amigos

mis padres a 3,000
millas de distancia
se negaban a
enviarme dinero

solamente
una carta de mi padre
de seis páginas
recordándome
mis fracasos
mi rechazo
a enfrentar
la realidad

de mi estupidez
de querer
ser un escritor

todos mis manuscritos
me eran devueltos
de las revistas

pesaba
198 libras y entonces
llegué a pesar 133

había un alambre
colgando sobre mi
cabeza
un alambre que alguna vez
albergó
una bombilla

alcancé aquel
alambre
sin saber si tenía vida
o no

agité mi mano
acercándola
más y
más
y después me detuve

vi algunos periódicos
en el suelo

no tenía papel
para escribir
y tiempo atrás había empeñado
mi máquina de escribir

noté que
cada página del
periódico tenía un ancho y blanco
margen en los
bordes

tenía un
trozo de lápiz

recogí el
periódico
y con el pedazo de lápiz
comencé a escribir
palabras
en los bordes

sentado en el umbral
congelándome a la luz de la luna
para poder
ver
escribí a lápiz
en todos los bordes
de todos los periódicos
en aquella choza.

me emborraché
una noche
y de nuevo le conté a ella
sobre la choza

ella dijo
"nunca antes había
escuchado esa historia."

ella entonces subió
a su nuevo Fiat de diez mil dólares
que le regalé
en su cumpleaños
y condujo hasta
el supermercado de la esquina
para comprar nuestra
cena
de esa noche.

Charles Bukowski.

Mis amigos.

Éste da clases
ése vive con su mamá.
a aquel lo mantiene su padre alcohólico
con cara enrojecida y cerebro de mosquito.
éste se mete anfetaminas y fue mantenido por
la misma mujer durante 14 años.
ése escribe una novela cada diez días
y al menos paga el alquiler.
éste va de un lugar a otro
durmiendo en sofás, bebiendo y
parloteando.
éste imprime sus libros en una
fotocopiadora.
ése vive en el baño
de un hotel abandonado en Hollywood.
éste aprendió a conseguir una beca tras otra,
su vida es un constante llenar formas
éste es simplemente rico y vive en los mejores
lugares y toca en las mejores puertas.
ése desayunó con William Carlos
Williams.
y éste enseña
y ése enseña
y éste sabe como hacer sus textos
y habla con una cruel y dominante voz.

los hay en todos lados,
todos son escritores.
y casi cada escritor es un poeta.
poetas, poetas, poetas, poetas, poetas, poetas
poetas poetas poetas poetas poetas poetas
la próxima vez que suene el teléfono
será un poeta.
la próxima persona en la puerta
será un poeta.
éste enseña
y ése vive con la mamá
y ése escribe la vida de
Ezra Pound.
oh, hermanos, somos lo más asqueroso y lo
más bajo de la creación.

Charles Bukowski.

Mi colega.

Para ser un chico de 21 años en Nueva Orleans yo no valía mucho
la pena: Tenia una pequeña habitación que olía a
meados y muerte
pero quería estar allí, y habían
dos adorables chicas al final del vestíbulo quienes
no paraban de golpear a mi puerta y gritar. "Levántate!
Hay cosas buenas allá afuera !"

"Lárguense," les decía, pero eso solo las
estimulaba más, me dejaban notas bajo la puerta y
pegaban flores con cinta adhesiva al
pomo de la puerta

Yo estaba metido en vino barato y cerveza verde y
demencia...

Conocí al viejo tío de la habitación de
al lado, de algún modo yo me sentía viejo como
él; sus pies y tobillos estaban hinchados y no podía
atarse los zapatos.

Cada día sobre la una del mediodía salíamos a dar un paseo
juntos y era un paseo muy
lento: Cada paso era doloroso para
él.

Cuando nos acercábamos al bordillo, yo le ayudaba a
subir y bajar
agarrándole por el codo
y por la parte de atrás de su
cinturón, lo conseguíamos.

Me gustaba: nunca me cuestiono
sobre que hacia o que dejaba de
hacer.

El debería de haber sido mi padre, y lo que más me gustaba
era lo que decía una y
otra vez: "Nada vale la
pena".

Era un
sabio.

Aquellas chicas jóvenes deberían
de haberle dejado a él
las notas y las
flores.

Charles Bukowski.

A la puta que se llevó mis poemas.

Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡Por Dios!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!
¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero? usualmente
lo sacan de los dormidos y borrachos, pantalones enfermos en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de cincuenta,
pero mis poemas no.
No soy Shakespeare
pero puede que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros;
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
"veo que he creado muchos poetas
pero no tanta poesía".

Charles Bukowski.

Muerto otra vez.

Ben me habló por teléfono y dijo
"corre el rumor que has muerto. La revista Hustler
ha recibido
3 o 4 llamadas"
"bien", le dije, "a lo mejor los muertos no lo saben,
a la mejor finalmente estoy muerto".

Hace cinco años alguien lo inició:
"murió Bukowski".

Ahora comienza de nuevo,
me quieren muerto,
parece que estoy mucho en los pensamientos de aquellos
que anhelan mi muerte.

para algunos es irritante
que un hombre casi de sesenta
continúe escribiendo.
debería darles ánimos en lugar
de rencor.

Moriré, amigos, no cabe
la menor duda.

pero creo que la historia de nuestras calles
será menos fea
si celebramos
de los hombres
sus vidas
también.

Charles Bukowski.

Platónico.

Ella deseaba una tarde platónica y le dije, muy bien
pero qué haremos?
ella dijo, me gusta conversar.
así que la llevé al hipódromo y
conversamos.
ella llevaba una cinta india en la cabeza
y conversó sobre literatura
y yo sobre caballos
ella iba a enseñar poesía cuando regresara
al este
después de las carreras, ella mencionó
que le gustaba este lugar hispano, que la comida era muy
buena, y dado que yo había ganado $65 en las apuestas
pensé que estaría bien.
la decoración era española
la comida mexicana y
el hombre al piano cantaba canciones norteamericanas
en inglés,
estridente.
ordenamos bebidas y cena
y ella hablaba fuerte y
agudo
para que pudiera escucharla por encima
del cantante y del piano...
ella gritó: realmente deseo
enseñar! he deseado hacer algo
parecido desde que mis
hijos crecieron!
yo grité: ajá!
me comenzó a dar jaqueca
ella gritó: crees que la poesía
puede ser enseñada?
yo grité: no!
ella gritó: creo que yo sí puedo hacerlo!
yo grité: quieres otra bebida?
regresé a mi asiento con algo de vodka
con seven up
algún día, gritó, voy a
aislarme dentro de mí misma! voy a estar sola
y realmente voy a escribir algo!
ella continuaba gritando aunque
el hombre del piano ya se había retirado.
mientras ella hacía proclamaciones
como que giraba, una semi-danza
con repetidos movimientos de los brazos. a veces
reía frenéticamente y golpeteaba mis piernas y las pellizcaba.
los dioses no me ignorarán!
gritaba.
te llevaré hasta tu carro, le
dije, este vecindario está
lleno de violadores.
oh, te agradezco, dijo.
después de subirse al carro
y encender el motor
bajó la ventana
y me besó en la mejilla,
y se alejó.
bien, como dicen:
el sexo no lo es todo.
también está el alma.
regresé a mi lugar
y comencé a buscar la
mía.

Charles Bukowski.

Los extraños.

Puede que no lo crean
pero hay gente
que va por la vida
con muy poca
fricción o angustia.
visten bien, comen
bien, duermen bien.
están contentos con
su vida familiar.
tienen momentos de congoja
pero dentro de todo
permanecen imperturbables
y a menudo
se sienten muy bien.
y cuando mueren
es una muerte tranquila,
usualmente mientras
duermen.

puede que no lo crean
pero gente así existe.

pero yo no soy uno de ellos.
oh no, no soy uno de ellos,
no estoy ni tantito cerca
de ser uno de ellos

pero ellos están ahí

y yo estoy aquí.

Charles Bukowski.

Sin sueños.

Las camareras de pelo gris
en los cafés por la noche
se rindieron,
y mientras camino por las veredas de la luz
y miro las ventanas
de las casas de las enfermeras
puedo ver que ya no es
con ellas.
veo gente sentada en los bancos de la plaza
y puedo ver por la manera
en que se sientan y miran
que se acabó.

veo gente manejando autos
y veo por la manera en que manejan sus autos
que ni aman ni son
amados
ni consideran el sexo
está todo olvidado
como una vieja película.

veo gente en las tiendas y supermercados
caminando por los pasillos
comprando cosas
y puedo ver por la manera en que
les queda la ropa y por la manera en que
caminan y por sus caras y sus ojos
que no les importa nada
y nada se preocupa
por ellos
puedo ver cien personas por día
que se rindieron
del todo

si voy al hipódromo
o a algún espectáculo deportivo
puedo ver miles
que no sienten nada por nada o
por nadie
y no reciben
ningún sentimiento.

por todas partes veo a aquellos que
no mendigan nada sino
comida, refugio y
ropa, ellos se concentran
en eso,
sin sueños.

no entiendo por qué esa gente no
desaparece
no entiendo por qué esa gente no
expira
por qué las nubes
no los asesinan
o por qué los perros
no los asesinan
o por qué las flores y los niños
no los asesinan,
no entiendo
supongo que ya están asesinados
sin embargo, no puedo acomodarme al
hecho de que existan
porque son
demasiados

cada día
cada noche
hay más de ellos
en los subtes
en los edificios
en los parques

no sienten terror
por no amar
o por no
ser amados.

tantas tantas tantas
de mis criaturas
compañeras.

Charles Bukowski.

Consejo amistoso a un montón de jóvenes.

Id al Tibet
monta en camello.
lee la Biblia
tiñe tus zapatos de azul.
déjate la barba.
da la vuelta al mundo en una canoa de papel
suscribete al Saturday Evening Post
Mastica sólo por el lado izquierdo de la boca
cásate con una mujer que tenga una sola pierna y aféitate con navaja
y graba tu nombre en el brazo de ella

lávate los dientes con gasolina
duerme todo el día y trepa a los árboles por la noche.
se un monje y bebe perdigones y cerveza.
mantén la cabeza bajo el agua y toca el violín
baila la danza del vientre delante de velas rosas
mata a tu perro
presentate al Alcalde
vive en un barril
pártete la cabeza con un hacha
planta tulipanes bajo la lluvia.

Pero no escribas poesía.

Charles Bukowski.

Un apunte sobre poesía moderna.

La poesía ha recorrido un largo camino, aunque muy lentamente;
no eres tan viejo como yo
y recuerdo haber leído
revistas en las que al final de un poema
ponían:
París, 1928.
por lo visto, eso cambiaba la
cosa, de manera que quienes podían permitírselo
(y algunos que no podían)
se iban a
PARÍS
y escribían.

también soy lo bastante viejo como para recordar cuando los poemas
hacían referencias a los dioses
griegos y romanos.
si no eras ducho en dioses no eras muy buen
escritor.
además, si no eras capaz de collar un verso en
español, francés o
italiano,
con toda certeza no eras un escritor
muy bueno.

hace 5 o 6 décadas,
tal vez 7,
algunos poetas empezaron a usar
“yo” en vez de “Yo”
o
“&” en vez de “y”.
muchos siguen usando el “yo”
con minúscula y muchos más siguen usando el
“&”
convencidos de que resulta
poéticamente muy efectivo y
moderno.

asimismo, la noción más antigua aún en boga en
que si no puedes entender un poema entonces
casi con toda certeza es
bueno.

la poesía sigue avanzando lentamente, supongo,
y cuando un mecánico de coches cualquiera
empiece a llevar libros de poesía para leer
a la hora del almuerzo
entonces sabremos que estamos avanzando en
la dirección
adecuada.

&
de eso
yo
estoy seguro.

Charles Bukowski.

Azul no.

Ella me llamó desde lejos,
"nunca podía discutir contigo",
me dijo,
"siempre te ibas.
mi esposo no es así,
se me pega como cola-loca.
y me golpea".

"nunca creí en las discusiones",
dije, "no hay nada que discutir".

"estás equivocado", dijo ella, "deberías
tratar de comunicarte".

"comunicar es una palabra abusada, como
amor", le dije.

"¿pero no creés que dos personas pueden
amar?", preguntó.

"no si tratan de comunicarse",
le contesté.

"estás hablando como un cabrón",
dijo ella.

"estamos discutiendo",
dije.

"no", dijo ella, "estamos tratando de
comunicarnos".

"me tengo que ir", dije.
colgué y descolgué el teléfono.
me quedé mirándolo.

lo que ellas no entendían era que
a veces no hay nada que salvar
excepto la reivindicación personal del
propio punto de vista
y que eso era lo que iba a causar
ese flash blanco y cegador
uno de estos días.

Charles Bukowski.

Apostándole a la musa.

Jimmy foxx murió de alcoholismo
en un cuartucho de hotel
de mala muerte.
beau jack terminó lustrando
zapatos,
justo cuando empezaba.
hay docenas, cientos,
más, tal vez mil más.
ser un atleta envejecido
es uno de los más crueles
destinos,
ser reemplazado por otros,
no escuchar más las
aclamaciones y a los conocedores, ya no ser
reconocido,
ser solamente un hombre viejo
como cualquier otro
viejo.
casi como para no creerte
a ti mismo,
revisas el álbum de recortes
con las amarillentas
páginas. y ahí estás,
sonriente;
ahí estás,
victorioso;
ahí estás,
joven.
la multitud tiene otros
héroes.
la multitud nunca
muere,
nunca envejece
pero la multitud a menudo
olvida
ahora el teléfono
no suena,
las muchachas se han
ido,
la fiesta
terminó.

por eso escogí
ser un
escritor.
si vales una
maldita cosa
puedes seguir con
tu relajo
hasta el último minuto
del último
día.
puedes seguir
mejorando en vez
de empeorar,
puedes seguir
golpeándolos contra la
pared.
a través de la oscuridad, la guerra,
con buena o mala
suerte
puedes continuar
golpeándolos,
con el deslumbrante relámpago
de la
palabra,
derribando a la vida en la vida,
y a la muerte demasiado tarde para
ganar verdaderamente
contra
ti.

Charles Bukowski.

Se bueno.

Siempre se nos pide
entender el punto de vista de otra persona
sin importar
cuán anticuado
tonto
o
detestable sea.

se nos pide
ver
su más completo error
su vida desperdiciada
con
benevolencia,
especialmente
si son
ancianos.

pero la edad es la suma
de nuestro quehacer.

ellos han envejecido
equivocadamente
porque han vivido
fuera de foco,
se han rehusado a
ver.

¿que no es su culpa?

¿de quién entonces?
¿mía?

se me pide ocultar
mi punto de vista
de ellos
por miedo a su
miedo.

la edad no es un crimen

pero la vergüenza
de una vida
desperdiciada
deliberadamente
entre tantas
vidas
desperdiciadas
deliberadamente

lo es.

Charles Bukowski.

Viejo muerto en una habitación.

Esto dentro de mí no es la muerte
pero es igual de real
como caseros quisquillosos
haciendo redobles en mi puerta por un alquiler
mastico nueces metido en la funda
de mi soledad
atento a tambores más importantes...

Esto dentro de mí
que se arrastra como una serpiente,
aterrorizando mi amor por la vulgaridad,
algunos lo llaman arte
algunos lo llaman Poesía:
no es la muerte,
pero morir terminaría con su poder
y cuando mis manos grises
dejen caer un último lápiz desesperado
en alguna habitación barata
me encontrarán allí
y nunca sabrán
mi nombre,
mi intención
ni el tesoro
de mi huida.

Charles Bukowski.

Ni lo pienses.

Ahora, escúchame,
cuando muera no quiero
ningún llanto, sólo hagan un entierro decente.
He tenido una vida plena, y
si alguien tuvo un filo, fui yo.
Viví 7 ú 8 vidas en
una, suficiente
para
cualquiera.

Todos somos, finalmente lo mismo, así que sin
discursos, por favor,
a menos que quieras decir - jugaba a los caballos
y era muy bueno en eso.-

Tu eres el próximo y quizás yo ya sepa algo
que tú todavía no sabes.

Charles Bukowski.

Un caballo de ojos azulverdosos.

Lo que ves es lo que ves
los manicomios rara vez
se exhiben.

que todavía paseemos y
nos rasquemos y encendamos
cigarrillos

es más milagroso

que las mujeres hermosas en las playas
que las rosas y las mariposas.

sentarse en una habitación pequeña
y beberse una lata de cerveza
y liar un cigarrillo
mientras se escucha a Brahms
en una pequeña radio roja

es haber regresado
con vida
de una docena de guerras

oír el ruido
de la nevera

mientras las mujeres hermosas de las playas
se pudren

y las naranjas y las manzanas
ruedan.

Charles Bukowski.

Los locos siempre me han amado.

Y los subnormales
a lo largo de párvulos
primaria
secundaria
universidad
los no queridos
se prendían
de mí.
los mancos
los epilépticos
los tartamudos
los tuertos,
cobardes
misántropos
asesinos
fenómenos
y ladrones.
en el trabajo y en
el ocio
siempre atraje
a los indeseables. me encontraban
y se prendían de mí. aún lo
hacen.
ahora en este vecindario
hay uno que me ha
encontrado.
él merodea
empujando un carrito de supermercado
lleno de basura:
latas abolladas, cintas de zapatos,
bolsas vacías de papas fritas,
envases de leche, periódicos, portaplumas…
“hey, cuate, cómo estás?”
me detengo y conversamos
un rato
luego me despido
pero él
me sigue.
paso las cantinas
y los burdeles…
“manténme informado,
cuate, manténme informado,
quiero saber qué pasa.”
él es mi novedad.
nunca lo he visto
conversar
con nadie más.
el carrito traquetea
un momento
detrás de mí
entonces algo
cae.
él se detiene
para recogerlo.
entretanto yo
camino por
la puerta principal
del hotel verde de la esquina
cruzo a lo largo
del vestíbulo
y salgo por la puerta
trasera
hay un gato
enmierdándolo todo ahí dentro
absolutamente encantador,
me sonríe.

Charles Bukowski.

Atrapado.

No desvistas mi amor
podrías encontrar un maniquí:
no desvistas el maniquí
podrías encontrar
mi amor.

hace mucho que ella
me ha olvidado.

se está probando un nuevo
sombrero
y parece más
coqueta
que nunca.

ella es una cría
y un maniquí
y muerte.

no puedo odiar
eso

ella no hizo
nada
fuera de lo normal.

yo sólo quería
que lo hiciera.

Charles Bukowski.

París.

Fue como no haber estado allí.
Celine se había ido.
no había nadie allí.
Paris fue un bocado de aire azulado,
las mujeres pasaban como una inhalación como si tú nunca
fueras a ATREVERTE a irte a la cama con
ellas.
no había ningún ejército por ahí.
todos eran ricos.
no había pobres a la vista.
no había viejos a la vista.
cuando te sentabas en una mesa en un café
te caían celosas miradas
de los demás
asiduos
quienes estaban seguros de ser
más importantes que
tú.
la comida era demasiado cara para comerla.
una botella de vino te costaba
tu mano derecha.
Celine se había ido.
hombres gordos fumaban cigarros convirtiéndose en
gloriosas bocanadas de humo.
hombres delgados permanecían sentados muy estirados y charlaban
únicamente entre sí.
los camareros tenían los pies grandes y estaban seguros
de ser más importantes que
nada y
que nadie.
Celine se había ido
y Picasso se estaba muriendo.
Paris fue absolutamente nada.
vi a un perro que parecía un
lobo blanco.
no recuerdo haber abandonado
Paris.
pero debo de haber estado
allí.
fue de alguna manera como dejar
una revista de moda en una
estación de tren.

Charles Bukowski.

Confesión.

Esperando a la muerte
como a un gato
que saltará sobre la
cama
estoy muy afligido por
mi esposa
ella verá este
tieso
blanco
cuerpo
lo sacudirá una vez, quizás
de nuevo
“Hank!”
Hank no
responderá
no es mi muerte lo que
me preocupa, es mi esposa
abandonada con este
montón
de nada.
quiero
hacerle saber
sin embargo
que todas las noches
durmiendo
a su lado
incluso los más triviales
argumentos
fueron cosas
siempre espléndidas
y las difíciles
palabras
que siempre temí
decir
pueden ser
dichas ahora:
Te
amo.

Charles Bukowski.

Como ser un gran escritor.

Tienes que cogerte a muchas mujeres
bellas mujeres
y escribir unos pocos poemas de amor decentes

y no te preocupes por la edad
y/o los nuevos talentos

sólo toma cerveza más y más cerveza.

Anda al hipódromo por lo menos una vez
a la semana

y gana
si es posible.

aprender a ganar es difícil,
cualquier patán puede ser un buen perdedor.

y no olvides tu Brahms,
tu Bach y tu
cerveza.

no te exijas.
duerme hasta el mediodía.

evita las tarjetas de crédito
o pagar cualquier cosa en término.

acuérdate de que no hay un pedazo de culo
en este mundo que valga más de 50 dólares
(en 1977).

y si tienes capacidad de amar
ámate a ti mismo primero
pero siempre sé consciente de la posibilidad de
la total derrota
ya sea por buenas o malas razones.

un sabor temprano de la muerte no es necesariamente
una mala cosa.

quédate afuera de las iglesias y los bares y los museos
y como las arañas sé
paciente,
el tiempo es la cruz de todos.
Más que
el exilio
la derrota
la traición

toda esa basura
quédate con la cerveza

la cerveza es continua sangre.

una amante continua.
agarra una buena máquina de escribir
y mientras los pasos van y vienen
más allá de tu ventana

dale duro a esa cosa
dale duro.

haz como el toro en la primera embestida.

y recuerda a los perros viejos,
que pelearon tan bien:
Hemingway, Celine, Dostoievski, Hamsun.

si crees que no se volvieron locos en habitaciones minúsculas
como te está pasando a ti ahora,
sin mujeres
sin comida
sin esperanza...

entonces no estás listo

toma más cerveza.
hay tiempo.
y si no hay
está bien
igual.

Charles Bukowski.

El corazón que ríe.

Tu vida es tu vida
no dejes que sea golpeada contra la húmeda sumisión
mantente alerta
hay salidas
hay una luz en algún lugar
puede que no sea mucha luz pero
vence a la oscuridad
mantente alerta
los dioses te ofrecerán oportunidades
conócelas
tómalas
no puedes vencer a la muerte pero
puedes vencer a la muerte en la vida, a veces
y mientras más a menudo aprendas a hacerlo
más luz habrá
tu vida es tu vida
conócela mientras la tengas
tú eres maravilloso
los dioses esperan para deleitarse
en tí.

Charles Bukowski.

Comentarios sobre mi último libro de poesía:

Estás mejor que nunca.
transaste.
una bosta.
mi madre te odia.
eres rico.
eres el mejor escritor de lengua inglesa.
¿puedo ir a verte?
escribo como tú, sólo que mejor.
¿por qué manejas un BMW?
¿por qué no das más recitales?
¿todavía se te para?
¿conoces a Allen Ginsberg?
¿qué piensas de Henry Miller?
¿escribirías un prólogo para mi próximo libro?
te mando una foto de Céline.
te mando el reloj de bolsillo de mi abuelo.
la chaqueta adjunta fue tejida por mi esposa en el estilo bávaro.
¿te emborrachaste con Mickey Rourke?
soy una chica de 19 años y voy a ir a limpiar tu casa.
eres un bastardo apestoso por decirle a la gente que Shakespeare es ilegible.
¿qué piensas de Norman Mailer?
¿por qué le robas a Hemingway?
¿por qué aporreas a Tolstoi?
estoy en la cárcel y en cuanto salga voy a verte.
creo que chupas culos.
salvaste mi puta vida.
¿por qué odias a las mujeres?
te amo.
leo tus poemas en las fiestas.
¿realmente te pasaron todas esas cosas?
¿por qué bebes?
te vi en el hipódromo pero no quise molestarte.
quisiera renovar nuestra relación.
¿realmente te quedas despierto toda la noche?
puedo beber mucho más que tú.
se lo robaste a Sherwood Anderson.
¿conociste a Ezra?
estoy sola y pienso en tí todas las noches.
¿a quién carajo creés que engañas?
no tengo mucha teta pero sí unas buenas nalgas.
fuck you, man.
mi esposa te odia.
¿podrías leer los poemas que te mando y hacer un comentario?
voy a publicar todas las cartas que me mandaste.
chaquetero hijo de puta, no engañas a nadie.

Charles Bukowski.

Ellos y nosotros.

Allí estaban todos afuera en el porche delantero
conversando:
Hemingway, Faulkner, T.S. Eliot,
Ezra Pound, Hamsun, Wally Stevens,
E.E. cummings y algunos otros.

"oye", dijo mi madre, "¿no puedes
decirles que se queden callados?"

"no", le contesté

"están hablando pura basura", dijo mi
padre, "deberían andar buscando
empleo"

"tienen empleo", le dije

"huevonadas", dijo mi
padre

"exacto", le
dije

entonces Faulkner entró
tambaleándose
encontró el whisky en el
armario y salió con
él

"que persona más terrible"
dijo mi madre

entonces se levantó y espió afuera
a la entrada
"tienen una mujer con ellos",
dijo, "sólo que parece
hombre".

"ésa es Gertrude", le
dije.

"hay otro tipo mostrando sus
músculos", dijo ella, "diciendo
poder darles la tunda a cualquiera de los
tres".

"ése es Ernie", le dije.

"¡y éste", mi padre me apuntaba,
"quiere ser como ellos!"

"¿es cierto eso?" mi madre preguntó.

"no como ellos", le dije, "sino uno de
ellos".

"tú te consigues un maldito empleo",
me dijo mi padre.

"cállate", le dije

"¿qué?"

"dije “cállate”, estoy tratando de escuchar a
estos hombres".

mi padre miró a su esposa:
"¿éste no es hijo
mío!"

"espero que no", le dije

Faulkner entró tambaleando a la pieza
Otra vez.

"¿dónde está el teléfono?"
preguntó.

"¿para qué mierda lo quiere?" mi padre
preguntó.

"Ernie acaba de volarse los
sesos", le dijo.

"¿ves lo que le pasa a hombres como
esos?" gritaba mi padre.

me levanté
lentamente
y ayudé a Bill a encontrar
el
teléfono.

Charles Bukowski.

Armando Guerrero, Oaxaca, México.