Allegro ma non troppo.

Bella -le digo a la vida-,
más abundante, imposible,
ni más ranil, semillosa
ruiseñorial u hormiguera.

Hago todo por gustarle,
siempre la miro a los ojos.
La saludo antes que nadie
con gesto humilde en el rostro.

Me le cruzo por la izquierda
y también por la derecha,
y me elevo embelesada,
y me caigo sorprendida.

Qué montés el saltamontes,
qué silvestre zarzamora.
Nunca jamás lo creería
si nunca hubiera nacido.

No sé -le digo a la vida-
con qué puedo compararte.
Nadie ha hecho otra piña
ni menos piña ni más.

Me gustas por generosa,
por ingeniosa y exacta,
por impetuosa ¿y qué más?,
por hechicera y tan bruja.

Y para no disgustrala,
provocarla ni ofenderla,
desde hace muchos milenios
la cortejo muy sonriente.

La acorralo en una hoja:
¿se detiene?, ¿me hace caso?
¿Aunque sea por un momento
se le olvida a dónde va?

WS.

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Armando Guerrero, Oaxaca, México.