La tragedia de las hojas.

Me desperté en medio de la sequedad y los helechos estaban muertos,
las plantas amarillas como maíz en sus tiestos;
mi mujer se había marchado
y las botellas vacías como cadáveres desangrados
me rodean con su inutilidad;
sin embargo seguía brillando el sol,
y la nota de mi casera estaba arrugada en una
amarillez agradable e inofensiva, ahora lo que era
necesario
era un buen comediante, al viejo estilo, un bufón
que bromee sobre el dolor absurdo; el dolor
es absurdo,
porque existe, nada más;
Me afeité cuidadosamente con una maquinita vieja
el hombre que había sido joven una vez y
había dicho que era un genio; pero
esa es la tragedia de las hojas,
de los helechos muertos, de las plantas muertas;
y me dirigí al oscuro vestíbulo
donde estaba la casera
terminante y cargada de maldiciones,
mandándome al infierno,
agitando sus brazos gruesos y sudorosos
y gritando, pidiendo a gritos el alquiler
porque el mundo nos había fallado
a ambos.

Charles Bukowski.

Para Jane, con todo el amor que le tuve, que no fue suficiente.

Recojo la falda,
recojo el rosario negro
que brilla,
eso que una vez
tocó su carne,
y llamo mentiroso a Dios
y afirmo que algo que se moviera
así
o que supiera
mi nombre
no podía morir nunca
con esa certeza inamovible de la muerte.

Y recojo
su precioso
vestido,
perdida toda su belleza,
y les hablo
a todos los dioses,
dioses judíos, dioses cristianos,
pedacitos de cosas brillantes,
ídolos, píldoras, pan
compresiones, riesgos,
renuncias conscientes,
ratas en la salsa de dos
que se han vuelto casi locos,
sin ninguna oportunidad,
conocimiento de colibrí,
oportunidad de colibrí,
me inclino sobre eso
me apoyo en todo eso
y lo sé:

tengo un vestido en mi brazo
pero
nada
me la devolverá.

Charles Bukowski.

Pensión de mala muerte.

No has vivido
hasta no haber estado en una
pensión de mala muerte
con nada más que un
foco
y 56 hombres
apretujados
en catres
y todo el mundo
roncando
a la vez
y algunos de esos
ronquidos
tan
profundos y
tan bastos e
increíbles...
oscuros
carrasposos
infrahumanos
resollantes
del mismísimo
infierno.

parece como si
se te partiera la cabeza
entre esos
sonidos
de muerte.

y los
olores entremezclándose:
calcetines sucios y
rígidos y
calzoncillos
con orines y
excremento

y por encima de todo eso
un aire que
circula lentamente
muy parecido
al que emana de los
cubos
de basura
destapados.

y esos
cuerpos
en la oscuridad

gordos y
flacos
y
encorvados

unos
sin piernas
sin brazos

otros
sin cerebro

y lo peor de
todo:
la total
ausencia de
esperanza

les
envuelve
les cubre
totalmente.

no se puede
soportar.

te
levantas

sales

caminas por
las calles
subes y
bajas
banquetas

pasas edificios

doblas la
esquina

y vuelves
a subir
la misma
calle

pensando

todos esos hombres
fueron
niños
una vez

¿qué
les
ha pasado?

¿y qué me
ha pasado
a
mí?

está oscuro
y hace frío
ahí
fuera.

Charles Bukowski.

Libertad.

El tomó vino toda la noche, aquel 28,
y seguía pensando en ella;
la manera en que caminaba y hablaba y amaba
la manera en que le dijo cosas que le parecían verdad,
pero no lo eran, y el conocía el color
de cada uno de sus vestidos,
y sus zapatos, el conocía la parada y la curva de cada tacón,
tan bien como las piernas a las que le daban forma.

Y ella había salido otra vez cuando el llegó a casa, y
volvería con ese especial hedor, otra vez
y así fue.

Ella llegó como a las tres de la mañana
inmunda como un cerdo comemierda,
y el agarró el cuchillo de carnicero
y ella gritó,
retrocediendo contra la pared de la pensión
todavía bella de algún modo,
a pesar de que el amor se esfumaba.

Ese vestido amarillo,
su favorito,
y ella gritó de nuevo.

Y él agarró el cuchillo
se desabrochó el cinto,
se arrancó la ropa delante de ella,
y se cortó las bolas.

Y las tuvo entre sus manos,
como nueces
y las dejó caer en el inodoro
y tiró la cadena.
y ella seguía gritando,
mientras la habitación se ponía roja

OH DIOS!
QUÉ HAS HECHO?

Y el se sentó ahí,
sosteniendo tres toallas entre las piernas
no importándole ya si ella se iba o se quedaba
si se vestía de amarillo o de verde
ni ninguna otra cosa.

Y mientras con una mano sostenía las toallas,
levantó la otra y se sirvió otro vino.

Charles Bukowski.

Pregunta y respuesta.

Se sentó desnudo y borracho en una habitación una noche de
verano, pasando el filo del cuchillo
bajo sus uñas, sonriendo, pensando
en todas las cartas que había recibido
contándole que
la manera en que vivió y escribió sobre
eso--
les había mantenido avanzando cuando
todo parecía
verdaderamente
desesperanzador.
poniendo la hoja sobre la mesa,
le dio un golpecito con un dedo
y giró
en un círculo brillante
bajo la luz.
¿quién demonios va a salvarme
a mí?
pensó.
mientras el cuchillo paraba de girar
vino la respuesta:
vas a tener que
salvarte tú mismo.
sonriendo todavía,
a: encendió un
cigarrillo
b: se sirvió
otra
bebida
c: le dio a la hoja
otra
vuelta.

Charles Bukowski.

Poema navideño para un hombre encarcelado.

Hola Bill Abbott:
me parece muy valioso que distribuyas mis libros
allá en la cárcel, mis poemas y cuentos.
si puedo aligerar la carga de algunos de los tipos con
mis libros, de huevos
pero la literatura, sabes, es difícil de asimilar
para el hombre ordinario (y para el extraordinario también);
a mí no me gusta la mayoría de la poesía, por ejemplo,
por eso escribo la mía de la manera que me gustaría leerla.

La poesía pareciera que se está volviendo mejor, más
humana,
la claridad del lenguaje tiene algo que
ver con eso (W. C. Williams vino y le pidió
a todos que aclararan el lenguaje)
luego
vine yo.

Pero escribir es una cosa, y la vida
otra, pareciera
que hemos mejorado la escritura un poquito
pero la vida (nuestra y ajena)
no pareciera estar mejorando gran
cosa.

Quizás si escribiéramos lo suficientemente bien
y viviéramos un poco mejor
la vida mejoraría un poquito
como para que no dé vergüenza.
quizás los artistas no han sido lo suficientemente
poderosos,
¿quizás los políticos, los generales, los jueces, los
curas, la policía, los hombres de negocios han sido demasiado
fuertes? no me
gusta esa idea
pero cuando miro a nuestros pálidos y preciosos artistas,
actuales y pasados, me parece que es
posible que sí.

(a la gente no le gusta cuando hablo así.
Chinaski, cortale, dicen,
no eres tan grandioso.
pero que
la chingada, no estoy hablando acerca de ser
grandioso.)

Lo que estoy diciendo es
que el arte no ha mejorado la vida como
debería, ¿quizás porque ha sido algo demasiado
privado? y a pesar del hecho que los viejos poetas
y los nuevos poetas y yo
hemos tenido todos problemas idénticos o parecidos
con:
las mujeres
el gobierno
Dios
el amor
el odio
la indigencia
la esclavitud
el insomnio
la deportación
el clima
las esposas, y así
sucesivamente.

Ahora me escribes
que al hombre de la celda de al lado tuyo
no le gusta mi puntuación
como pongo las comas (especialmente)
y también la manera en que divago
para decir algo con precisión.
ah, él no se da cuenta de la intención
la cual es
liberar, humanizar, relajar
y aún así hacerla tan real como sea posible
a la palabra en la página. la palabra debe ser como
la mantequilla o los aguacates
la carne o los bizcochos calientes, o los aros de cebolla o
cualquier otra cosa que sea realmente
necesaria. debería ser casi
posible que agarres las palabras y
te las comas.

(debe de haber algún vivo en alguna parte
por allí
que dirá
si es que lee alguna vez ésto:
"¡Chinaski, si quisiera una cena voy y
la pido!")

como sea
un artista puede divagar y aún así mantener
la forma esencial. Dostoievski lo hacía. él
normalmente contaba 3 o 4 historias marginales
mientras contaba la que era
central (en sus novelas, claro está).
Bach nos enseñó como poner una melodía encima de
otra y otra melodía encima de
esa y
Mahler divagaba más que ninguno que yo conozca
y yo encuentro gran significado
en su pretendida falta de forma.
no dejes que los chicos de la forma y la regla
como el tipo de la celda contigua
te las pongan encima tuyo. sólo
dale un ejemplar de Time o Newsweek
y estará feliz.

Pero no estoy defendiendo mi obra (ni de tí ni de él)
estoy defendiendo mi derecho a hacerla de la manera
que me hace sentir mejor.
siempre pienso que si un escritor se aburre con su obra
el lector va a
aburrirse también.

Y no creo en la
perfección, creo en mantener los
intestinos libres
por lo que coincido con los que me critican
cuando dicen que lo que escribo es un montón de mierda.

Estás condenado a 19 años y 1/2
yo vengo escribiendo desde casi 40.
seguimos adelante con nuestras cosas.
seguimos adelante con nuestras vidas.
a veces escribimos mal
o a veces vivimos mal.
todos tenemos malos días
y noches.

A ese tipo de la celda al lado de la tuya debería mandarle
Las Obras Selectas de Robert Browning para Navidad,
eso le daría la forma que él está buscando
pero necesito el billete para el hipódromo,
Santa Anita abre el 26,
así que dale un ejemplar de Newsweek
(los muertos no tienen futuro, ni pasado, ni presente,
sólo se preocupan por las comas)
y ¿puse adecuadamente las comas
aquí,
Abbott?
,
, , ,
, , , , ,
, , , , , , ,
, , , , , , , , ,
, , , , , , , , , , ,
, , ,
, , ,

Mamá.

Aquí estoy
en la tierra
mi boca
abierta
y
ni siquiera puedo decir
mamá,
y
los perros corren y paran y mean en
mi lápida; lo tengo todo
excepto el sol
y mi traje se está
arruinando
y ayer
los restos de mi brazo izquierdo
desaparecieron
quedó muy poco, todo como arpa
sin música.

al menos un borracho
en la cama con un cigarrillo
puede movilizar 5 camiones
de bomberos y
33 hombres
yo no
puedo
hacer
nada.


Pero p.d.—Hector Richmond en la próxima tumba
piensa únicamente en Mozart y los golosos gusanos
él es
muy mala
compañía.

Charles Bukowski.

La noche que estuve a punto de morir.

La noche en que estuve a punto de morir
yo estaba sudando en la cama
y podía oír los grillos
y una pelea de gallos afuera
y podía sentir como mi alma se desprendía y
atravesaba el colchón.
Y justo antes de que tocara el suelo me levanté de un salto,
estaba tan débil que casi no podía andar
pero caminé de un lado a otro y encendí todas las luces,
después regresé a la cama.
y otra vez mi alma se desprendió y atravesó el colchón
y me levanté de un salto,
justo antes de que tocase el suelo
caminé de un lado a otro y prendí todas las luces
y después volví a la cama
y otra vez se desprendió y
yo me levanté
y prendí todas las luces.
Yo tenía una hija de 7 años
y estaba seguro de que ella no quería que muriese
sino, no me hubiese
importado.
Pero durante toda aquella noche
nadie llamó por teléfono,
nadie vino a verme con una cerveza,
mi novia no llamó.
Todo lo que podía oír eran grillos y hacía
calor.
Y seguí entregado al asunto
levantándome y acostándome
hasta que el primer rayo de sol entró por la ventana
a través de los arbustos
y entonces me metí en la cama
y el alma se quedó
dentro por fin
y me dormí.
Ahora la gente viene a verme
llaman a mi puerta y ventanas
el teléfono suena
el teléfono suena una y otra vez
recibo cartas fantásticas por correo
cartas de odio y cartas de amor.
Todo vuelve a ser igual.

Charles Bukowski.

La intelectual.

Ella escribe
continuamente
como un largo pulverizador
rociando
el aire,
y discute
continuamente;
no hay nada
que yo pueda decir
que no es en verdad
algo más,
luego,
paro de hablar;
y finalmente
discute con ella misma
afuera de la puerta
diciendo
algo como --
no estoy tratando de
impresionarme a mí misma
a partir de ti.

pero la conozco
estará de
de regreso, ellas siempre
Vuelven.

y
a las 5 p. m.
estuvo golpeando a la puerta.
la dejo entrar
no me demoraré, dijo
si no lo deseas.
está bien, dije,
voy a tomar un
baño.
fue a la cocina y
comenzó con los
platos.
es como estar casado,
aceptas
todo
como si así
hubiera sido.

Charles Bukowski.

Manejando a través del infierno.

La gente está exhausta, infeliz y frustrada, la gente es
amargada y vengativa, la gente está engañada y temerosa,
la gente es iracunda y mediocre
y yo manejo entre ellos en la autopista y ellos
proyectan lo que les han dejado de sí mismos
en su manera de manejar.
algunos más odiosos, algunos más disimulados
que otros.
a algunos no les gusta que los rebasen, e intentan
evitar que otros los hagan.
algunos intentan bloquear los cambios de carril.
algunos odian los autos más nuevos, más caros.
otros en esos autos odian los autos más viejos.

la autopista es un circo de emociones
chiquitas y baratas, es
la humanidad en movimiento, la mayoría
viniendo de un lugar que
odia
y yendo a otro lugar que odia todavía
más.
las autopistas nos enseñan en qué
nos hemos convertido y
muchos de los choques y muertes son la colisión
entre seres incompletos, entre vidas penosas
y dementes.

cuando manejo por las autopistas veo el alma de
mi ciudad y es fea, fea, fea: los vivos han
estrangulado
su corazón.

Charles Bukowski.

Los mejores de la raza.

No hay nada que
discutir
no hay nada que
recordar
no hay nada que
olvidar
es triste
y
no es
triste
parece que la
cosa más
sensata
que una persona puede
hacer
es
estar sentada
con una copa en la
mano
mientras las paredes
blanden
sonrisas de
despedida
uno pasa a través de
todo
ello
con una cierta
cantidad de
eficiencia y valentía
entonces
se va
algunos aceptan
la posibilidad de
Dios
para ayudarles
en su
paso
otros
lo aceptan
como es
y por estos
bebo
esta noche.

Charles Bukowski.

Armando Guerrero, Oaxaca, México.