No traigo nunca a mi mujer.

Aparco, me apeo, cierro el coche, hace un día perfecto,
calido y
tranquilo, me siento bien, echo a andar hacia la entrada
del hipódromo y un tipejo gordo se pone a caminar a mi
lado,
no sé de donde ha salido.
-hola-dice-, qué tal te va?
-bien- le digo.
-supongo que no me recuerdas -me dice-. ya me has
visto antes, igual dos o tres veces.
-es posible-le digo-, vengo al hipódromo todos los
días.
-yo vengo quizá tres o cuatro veces al mes- me dice.
-¿con tu mujer? -le pregunto.
-ah no -dice-. no traigo nunca a mi mujer.
-¿quién te gusta en la primera? -me pregunta.
le digo que aún no he recogido el Formulario.
seguimos andando y yo camino más rápido; se esfuerza por
seguirme.

-¿dónde te sientas? -me pregunta.
le digo que me siento en un sitio distinto cada vez.

-ese maldito Gillian es el peor jockey del hipódromo
-me dice-.

el otro día perdí una pasta con él. ¿por
qué le dan trabajo?
le digo que Whittingham y Londgen creen que lo hace
bien.
-claro, son amigos -responde-. sé una cosilla sobre
Gillian. ¿quieres oírla?
le digo que lo olvide.

nos estamos acercando a los quioscos cerca de la entrada
y me desvío hacia la izquierda como si fuera a comprar
un periódico.
-buena suerte -le digo, y me voy apartando.
él parece pasmado, pone mirada de estupefacción; me
recuerda
a ciertas mujeres que sólo se sienten seguras cuando tienen
el pulgar de alguien
metido por el culo.
mira alrededor, ve a un viejo de pelo entrecano que
cojea, se apresura a su lado, comienza a andar al paso del
viejo y se pone a hablarle.

pago la entrada, encuentro un sitio lejos de todo el mundo,
me siento.
paso siete u ocho buenos minutos tranquilos, entonces
oigo un
movimiento: un joven se ha sentado cerca de mí, no a mi
lado
sino un asiento más allá, aunque hay cientos de
sitios vacíos por todas partes.
otro Mickey Mouse, pienso. ¿por qué siempre me
necesitan?
sigo trabajando en mis cálculos.
entonces oigo su voz: ~Blue Baron se hará con la primera
carrera~.
tomo nota de descartar a ese podenco y luego levanto la
mirada y
me da la impresión de que el comentario va dirigido a mí:
no hay
nadie a cincuenta metros.
le veo la cara.
tiene una cara que a las mujeres les encantaría:
completamente insulsa y
vacía.
las circunstancias lo han dejado intacto,
un milagro de cero.
hasta yo me quedo mirándole, encantado:
es como contemplar un interminable lago de leche
en el que no ha caído un guijarro siquiera.

vuelvo a bajar la vista del Formulario.

-¿quién le gusta? ~me pregunta.

~caballero ~le digo~ prefiero no hablar.

me mira desde detrás de su bigote negro perfectamente
recortado,
no hay un solo pelo más largo que otro o fuera de lugar;
he probado a llevar bigote; los espejos nunca me han
atraído lo suficiente
para mantener algo tan poco natural.
me dice: -mi amigo me habló de usted. dice que no
habla
con nadie.

me levanto, me llevo mis papeles tres filas y dieciséis
asientos más
allá, saco el juego
de tapones de goma roja para los oídos, me los embuto.
ser el guardián de mi hermano no haría más que
restringirme a un
lugar con muros de ladrillo
donde todo es lo mismo.

compadezco a los solitarios, percibo su necesidad, pero
también creo
que deberían
consolarse unos a otros y dejarme a mí en paz.

así que, con los tapones puestos, se me pasa la ceremonia
de arriada de bandera, absorto
en el Formulario.

me gustaría ser humano
si me dejaran.

ir al hipódromo es como ir a cualquier otro lugar sólo que,
en términos generales,
allí hay más gente solitaria, lo que no ayuda mucho.
tienen derecho a estar allí y yo tengo derecho a estar allí.
esto es una democracia y todos formamos parte de una
familia infeliz.

Charles Bukowski.

Ya he tenido suficiente de tipos jóvenes así.

Mi primer marido, Retzel, me contó,
volaba en planeador. sólo tenía una mano.
no me comió la entrepierna ni una sola vez.
quiere conocerte, vive en
Redondo Beach.

Redondo Beach, dije, Redondo Beach.

mi siguiente marido,
Craft, tomaba pastillas y tocaba el piano el día entero.
luego tuvieron que operarle un dedo.
una verruga. era cruel conmigo. ahora sabe
lo cruel que fue conmigo.

¿dónde está ahora?

en África. sigue en África
hice autostop por toda África. viví de gorra
en un barco. conocí a un tipo con un
leopardo. sacaba a pasear al leopardo
todos los días con una cadena.
un día no apareció. el leopardo se lo
había comido.

esa historia tiene gracia.

a mí también me lo parece. me caes bien. entiendes
las cosas. ya he tenido suficiente de tipos jóvenes así,
con cuerpos duros. te quiero a ti. lo tienes todo
controlado.

¿ah, sí?

sí, mi siguiente marido,
Larry, me cubrió una vez el cuerpo de
pétalos de rosa. ¡qué montón de flores! fue
hermoso pero no volvió a hacerme el amor
otra vez en 2 años. era un amante
pésimo. tu eres un amante
estupendo.

¿ah, sí?

sí, ¿no te gustaría ir a Holanda?

no.

¿a París?

no.

¿a África?

no.

¿a Redondo Beach?

no.

eres raro. ¿no te gusta
viajar?

estoy harto de viajar.

¡tendrás que haberme visto volar en el planeador de Retzel!
se me daba bien lo del planeador.
pero no me comía nunca
la entrepierna.

¿Retzel?

sí, ahora es publicista. gana mucho
dinero.

algún día te hablaré de mis
esposas.

no quiero oír hablar de tus
esposas. no quiero oír hablar
de ninguna
de ellas.

se volvió en la cama
dándome la espalda y el
culo.

guapa, le dije, cuéntame algo más de
Retzel.

se volvió de nuevo hacia
mí. ¿de verdad quieres
oírlo?

claro.

entonces nos quedamos tumbados boca arriba
y ella habló de Retzel
y yo escuché.

Charles Bukowski.

Notas sobre colaboradores.

WENDELL THOMAS da clases de escritura creativa todos los
veranos en la Universidad Estatal de Ohio. últimamente
ha colaborado con Lick, Out of Sight, Entrails y muchas
otras revistillas importantes.

RICHARD KWINT se mudó hace poco de Carolina del Sur a
Delaware. Está divorciado y en la actualidad trabaja en
varias obras de teatro de un solo acto.

TALBERT HAYMAN figura en más de 23 antologías. Su tercera
plaqueta de poesía Luz de noche empujada por el invierno
será publicada por Bogbelly Press este otoño. Es profesor
en la Facultad Diurna de Princeton en N.J.

WILLIAM PREWIT ha publicado en infinidad de pequeñas re-
vistas. Vive con su tía, su hija (Margery Jean), su esposa
y su gato (Kenyon) al norte de Nueva Jersey.

BLANDING EDWARDS fundó el fanzine Roll Them Bones.

PATRICIA BURNS es una genio. Enseña en la facultad Diurna
de Princeton en N.J.

ALBERT STICHWORT ha trabajado como friegaplatos, veterina-
rio, leñador, paseador de caballos, estibador, policía moto-
rizado; estudió con Charles Olson y una vez peleó cuatro
asaltos con Joe Louis. Ha vivido en París, Munich, Lon-
dres, Arabia y África. En la actualidad estudia Escritura
Creativa en la Universidad del Sur de California.

NICK DIVIOGONNI monta su caballo todos los días y da clases de
verano en el Colegio Mayor Estatal de Montclair en N.J.

PETER PARK es profesor en la Facultad Diurna de Princeton
en N.J.

MARCEL RYAN le rasuró una vez el pelo de los cojones a Jean-
Paul Sartre.

PETER FALKENBERG es padre de 3 niños y ha trabajado de
conserje, encargado de nómina y celador en un psiquiá-
trico.

VICTOR BENNET fue publicado en North American Review,
Southern Poetry Review, Quixote, Metaball, Wormwood
Review, Hearse, Harper's Evergreen Review, Ramparts,
Avant Garde, Northern Poetry Review, The Smith, The
New York Times, Chelsea, The New York Quarterly, Atom
Mind, Cottonwood Review, Antioch Review, Beloit Quar-
terly, Sun y Mummy
Se suicidó el 9 de noviembre de
1972.

DARNBY TEMPLE es copropietario de unos baños turcos.

STUART BELHAM se masturba 4 veces al día.

HARLEY GABRIEL tiene previsto trabajar el año que viene
como profesor en la Facultad Diurna de Princeton en
N.J.

WILLIAM COSTWICK nació en 1900 en Yokohama, Japón.

MASH EDWARDS violó una vez a una chica que iba en bici.
Ha estudiado con Wendell Thomas, Albert Stichwort,
Tyrone Douglas, Abbot Boyd, Peter Parks y muchos
otros. Su principal influencia es la señora Edith Sitwell.

TANNER GROSHAWK se le busca por el asesinato de 4 estu-
diantes de secundaria.

SASSON VILLON fue amigo de Victor Mature. Es profesor en
la Facultad Diurna de Princeton en N.J.

VICTOR WALTER escribe sus poemas con floretes candentes
en el gaznate de buitres y detesta la televisión.

STUART BELHAM su esposa Tina, se masturba 4 veces al día.

CARSON CRASWELL prefiere no aparecer en las notas sobre los
colaboradores.

TALBOT DIGGINS rocía a su hija de 4 años con agua hir-
viendo un par de veces a la semana. Es editor del boletín
informativo de poesía The Invisible Heart.

PARKER BRIGGS es en la actualidad un alumno con media de sobresaliente en Colegio Mayor Estatal de Montclair en
N.J.

Charles Bukowski.

También me gusta mirar al techo.

Hay policías en la calle
y ángeles en las nubes
y jockeys que cabalgan vestidos de seda.

mañanas abajo
noches arriba
en paralelo a las tardes
hay perros lisiados en
el este de Kansas City
vampiros en Eugene, Oregon,
y largos paseos por un vaso de agua en las
Ciudades Gemelas.

tenía intención de escribirle a Angela
de veras que sí
y agradecérselo todo
porque me gustaba
sinceramente su manera de ponerse el chal en la
escalera
y su infusión de hierbas
y las enredaderas verdes en su
cuarto de baño
la vista desde su dormitorio
y su colección de
Vivaldi.

pero no escribí.

supongo que soy más cruel de
lo que creo.

Charles Bukowski.

Ojos descerebrados.

En la mañana amarga
crecen altas rosas
y las ranas celebran
la victoria.

en el globo vacío de la noche
nada medra*;
la noche
roe y eructa
y la victoria sólo la celebran
mujeres indecentes
abiertas de piernas
con ojos descerebrados.

a mediodía,
pongamos por caso a mediodía,
algo ocurre
por fin.

cambia la señal
el tráfico avanza.

la vida en sí no es el milagro.
que el dolor sea tan constante,
ése es el milagro:

ese martilleo del asunto
cuando ni siquiera puedes gritar ni llorar
y te abruma por todas partes
mirándote a los ojos
comiéndote la carne.

mañana noche y mediodía
el tráfico avanza
y el asesinato y la traición
de amigos y amantes
y toda la gente
te atraviesa.

el dolor es la alegría de conocer
la más cruel de las verdades
que llega sin
avisar.

la vida es estar solo
la muerte es estar solo.

hasta los bobos lloran

mañana noche y mediodía.

Charles Bukowski.


*Medra.
(De medrar).
1. f. Aumento, mejora, adelantamiento o progreso de algo.

Todas las chavalitas.

Fue allá en el norte de California
y estaba en el púlpito
y llevaba recitando un rato,
había estado recitando un montón de poemas sobre
la Madre Naturaleza y la bondad intrínseca
del hombre.

estaba convencido de que todo
marchaba bien en el mundo.
y no se le podía culpar por ello:
era un profesor numerario que nunca había
estado en chirona* ni en una casa de putas;
al que nunca le había dejado tirado el coche de segunda
mano
en la autopista; que
nunca había necesitado más de
tres copas durante su velada
más salvaje;
al que nunca habían atracado, azotado ni
robado;
al que nunca había mordido un perro;
que recibía con regularidad amables cartas de Gary
Snyder, y cuya cara era
afable, tierna y
sin marcas. por último,
su mujer nunca le había traicionado,
ni tampoco su suerte.

dijo:~voy a recitar
tres poemas más y luego voy
a bajar de aquí y dejar que
recite Chinaski.

~¡ay, no!~ dijeron todas las
chavalitas con sus vestidos de color rosa
y azul y blanco y naranja y
lavanda~. ¡ay, no,
recite alguno más, recite alguno
más!

leyó otro poema y luego dijo:
~este es el último poema
que recito.

~ay, no~ dijeron todas las
chavalitas con sus vestidos transparentes
rojo y verdes~. ay, no ~dijeron
todas las chavalitas con sus vaqueros
ceñidos con corazoncitos bordados~. ay,
no ~dijeron todas las chavalitas~.
¡recite más
poemas!

pero cumplió lo prometido.
soltó el poema, se bajó y
desapareció en alguna parte. cuando subí a recitar
las chavalitas cambiaron de postura
incómodas en sus asientos y una de ellas silbó y
otras me hicieron comentarios de lo más interesantes
que utilizaré en un poema algún día
porque este maldito poema en particular
tiene que acabar en alguna parte.

sea como sea, fue dos o tres semanas después
cuando recibí esta carta del poeta William
en la que me decía que disfrutó con mi recital.
era todo un caballero.
yo estaba en la cama con una
resaca de tres días. perdí el sobre
pero cogí la carta e hice con ella
uno de esos aviones de papel
que aprendí a hacer en el
insti. planeó por la habitación
y aterrizó entre un viejo Formulario de Apuestas
y un par de calzoncillos raídos.

no hemos mantenido correspondencia desde entonces.

Charles Bukowski.


*Chirona.
1. f. coloq. cárcel (‖ de presos). Meter, estar en chirona.

Roll the dice.

If you’re going to try, go all the
way.
otherwise, don’t even start.

if you’re going to try, go all the
way.
this could mean losing girlfriends,
wives, relatives, jobs and
maybe your mind.

go all the way.
it could mean not eating for 3 or 4 days.
it could mean freezing on a
park bench.
it could mean jail,
it could mean derision,
mockery,
isolation.
Isolation is the gift,
all the others are a test of your
endurance, of
how much you really want to
do it.
and you’ll do it
despite rejection and the worst odds
and it will be better than
anything else
you can imagine.

if you’re going to try,
go all the way.
there is no other feeling like
that.
you will be alone with the gods
and the nights will flame with
fire.

do it, do it, do it.
do it.

all the way
all the way.

you will ride life straight to
perfect laughter, its
the only good fight
there is.

Charles Bukowski.

Pavo real o campana.

Estoy riéndome con la boca cerrada;
conforme paso las páginas del periódico
es como una sinfonía desmadrada;
veo cantidad de cosas que me hacen dudar
destellantes en la página
es como una película cutre* que se hubiera ido a pique;
mi ropa está en la silla
como los muertos vaciados,
cascabillo de cosas que enturbia la visión;
hace un frio de la hostia (sí) pero
las sábanas son finas,
y las persianas echadas
están tan llenas de agujeros como el amor.
creo que tienes que ser todo un deportista;
sí, para el deportista está bien:
te limitas a sacar el arma
y volarle la cabeza a algo
quizás a la doncella sentada
en el sillón donde se sentara la abuela,
pero puesto que no tengo arma,
voy al teléfono
y llamo a una mujer tan vieja como el sillón y la abuela,
y me promete venir y hechizarme;
tiene cepillo de dientes pero le falta la dentadura
y probablemente baile desnudo para ella,
la masa de mi barriga un saco blanco.
cada cual tiene su propia salida: la mía es dudosa
pero viene dándome resultado de un tiempo a esta parte
y su música a veces me asusta,
pero luego
despierto, compro un periódico,
le doy una patada a una lata,
levanto la persiana,
empiezo de nuevo.

Charles Bukowski.


*Cutre.
1. adj. Tacaño, miserable. U. t. c. s.
2. adj. Pobre, descuidado, sucio o de mala calidad. Un bar, una calle, una ropa cutre.

Tristeza en el aire.

Aquí estoy sentado a solas
como un pringado*

escuchando a Chopin

el aire nocturno entra
por las
cortinas rasgadas.

hoy he ganado 546 en el hipódromo pero
ahora estoy pensando que
morir es algo de lo más extraño y
vulgar.

espero que no me haga falta
dentadura postiza antes de
palmar*.

* * *

Wm. Holden se abrió la cabeza
contra una mesita de centro
cuando estaba borracho y se
desangró hasta morir;
llevaba rígido y muerto 4 días
cuando lo encontraron.

me pregunto cómo palmó Chopin.

las cosas pasan, eso no es nada nuevo

aquí en L.A.
he visto a cantidad de buenos
boxeadores mexicanos
ir y venir
subir al
cuadrilátero
jóvenes y relucientes de
ambición
y luego
desvanecerse.

¿a dónde van?
¿dónde están esta noche
mientras escucho a Chopin?

¿igual ando metido en un asunto
mejor?

me parece que no.

los escritores también decaen
pronto
olvidan cómo abrir brecha
con una
frase dura y directa
luego se ponen a dar clase
escriben artículos críticos
rezongan
se vuelven rancios
desaparecen.

* * *

Holden tropezó con una
alfombra y
se golpeó la cabeza contra la
mesita
tenía un nivel de alcohol
en sangre de 22.

yo también
me he venido abajo
muchas veces por lo general
por culpa de un cable de teléfono.

detesto los teléfonos
de todas maneras
cada vez que suena uno
doy un brinco.

la gente me pregunta: ~¿por qué
saltas cada vez que suena
el teléfono?~

si no lo saben
no se lo puedes explicar.

hace cada vez más frio.
voy a cerrar la ventana.
la cierro.

Chopin continúa.

cuando bebes solo
como Wm. Holden
a veces tienes
algo en la cabeza
que no le puedes contar
a nadie.

en muchos casos
es mejor guardar
silencio.

no nos pusieron aquí para
disfrutar de días y noches
tranquilos

y cuando suene
el teléfono
tú también averiguarás que
nos hemos equivocado
todos de asunto

y si no sabes a
qué me refiero
es que no sientes la
tristeza en el aire.

Charles Bukowski.


*Pringado, da.
(Del part. de pringar).
1. m. y f. coloq. Persona que se deja engañar fácilmente.

*Palmar.
1. intr. coloq. Dicho de una persona: morir (‖ llegar al término de la vida).

No title.

All theories
like clichés
shot to hell,
all these small faces
looking up
beautiful and believing;
I wish to weep
but sorrow is
stupid.
I wish to believe
but belief is a
graveyard.
we have narrowed it down to
the butcherknife and the
mockingbird.
wish us
luck.

Charles Bukowski.

Canción de amor para la mujer que vi el miércoles en el hipódromo.

Recuerdo Savannah hace 20 años
una cama de cuatro columnas
y las calles llenas de cascos y cazadores,
las cosas que hacía antes entonces
dejaban verdugones*;
seguro que te ríes,
pero cobran vida mientras compro pan
o me ato el zapato
y no tiene importancia
salvo que a mí me van bien
como las piernas de esa mujer me iban bien
como el sol me va bien igual que le va bien al cactus
e igual que me va bien que tú
leas este poema.

y las piernas de esa mujer caminan
mientras las miro
y miro los caballos en la siguiente carrera
y las montañas ahí plantadas
mirando

verdugones y las piernas de una mujer
10 a ganador en la número seis
y allá en el océano
y plantado en el parque
como un estatua
la miro
caminar.

hay caballos por todas partes:
conchas marinas con aire de Savannah en el bolsillo:
te he amado, mujer,
tan cierto como que te he nombrado
óxido y arena y nailon.

me has ido bien

fiera.

Charles Bukowski.


*Verdugón.
(Del aum. de verdugo).
1. m. verdugo (‖ renuevo del árbol).
2. m. verdugo (‖ roncha que levanta el golpe del azote).

Los perros ladran cuchillos.

Dios santo los perros ladran cuchillos
y en los ascensores
muñecos de hojalata
deciden mi vida y mi muerte;
estos halcones son bizcos
y no queda nada que salvar;
déjanos saber lo imposible
déjanos saber que los hombres fuertes mueren por hatajos,
déjanos saber que el amor se compra y se mantiene
como un perrito, un perro que ladra cuchillos
o un perro que ladra amor;
déjanos saber que vivir una vida
entre miles de millones de idiotas con sentimientos
moleculares
es en sí un arte;
déjanos conocer mañanas y noches y
perfidia;
déjanos marchar con la golondrina
déjanos linchar la última esperanza
déjanos encontrar el cementerio de elefantes
y el cementerio de los dementes;
deja a quienes cantan canciones propias
déjales cantar a los idiotas y los mentirosos
y los que planean estrategias
en un juego demasiado aburrido para los niños;
sólo hay una manera de vivir
y es solo,
y solo una manera de morir, y es la misma;
he oído desfilar a sus ejércitos
todos estos años:
qué pesadez:
lo que quieren y lo que han ganado;
qué pesadez que sean mis amos
y probablemente me sigan a la muerte
añadiendo más muerte a la muerte;
todo el camino es huero:*
me toco un anillito en el dedo
y respiro el aire
vapuleado.

Charles Bukowski.


*Huero, ra.
(Del dialect. gorar, empollar, incubar).
1. adj. Vano, vacío y sin sustancia.
salir ~ algo.
1. loc. verb. coloq. frustrarse (‖ malograrse).

2 puntos de vista.

Mi amigo dice, ¿cómo puedes escribir tantos poemas
desde esa ventana? yo escribo desde el útero,
me dice, el ente oscuro del dolor,
el punto preciso del dolor.

bueno, eso es de lo más impresionante
sólo que sé que a ambos nos rechazan a
menudo, fumamos un montón de cigarrillos,
bebemos más de la cuenta e intentamos robarnos las
mujeres uno al otro, lo que no es poesía en absoluto.

y él me lee sus poemas
siempre me lee sus poemas
y escucho y no digo gran cosa,
miro por la ventana,
y ahí está la misma calle
mi calle,
mi calle borracha, llovida, soleada,
llena de críos,
y por la noche observo su calle
a veces,
cuando cree que no miro,
el par de coches que avanzan en silencio,
el mismo viejo, aún vivo, en su
paseo nocturno,
las persianas de las casas echadas,
el amor a fracasado pero
se aferra y
luego ceja.
pero ahora es de día y hay niños
que algún día serán viejos y mujeres
que atraviesan últimos momentos,
esos niños corren en torno a un coche rojo
lanzando buenos gritos llenos de nada,
entonces mi amigo deja su poema.

bueno, ¿qué te parece?, me pregunta.

prueba tal y cual, menciono una revista,
y entonces curiosamente,
pienso en guitarras bajo el mar
intentando hacer música;
es triste y bueno y quedo.
me ve plantado delante de la ventana.
¿qué hay ahí afuera?

mira, le digo,
y verás...

tiene once años menos que yo.
se aparta de la ventana. me hace falta un cerveza
me he quedado sin cerveza.

me voy a la nevera
y el asunto queda zanjado.

Charles Bukowski.

Desayuno.

Despertar esas mañanas en la celda para borrachos,
el labio inferiror partido, dientes flojos, el cerebro anegado
de
una cacofonía que no era tuya, con
todos esos desconocidos cubiertos de harapos, ruidosos
ahora en su sueño demente, sin otra
compañía que un retrete sin asiento,
un suelo frío y duro
y una ley
ajena.

y siempre había una voz madrugadora, un vozarrón:
¡DESAYUNO!

por lo general no lo querías
pero si lo querías,
antes de poder aclararte las ideas
y ponerte de pie
la puerta de la celda se cerraba
de golpe.

ahora cada mañana es como un lento sueño
satisfecho. busco las zapatillas, me las pongo,
hago lo del baño, luego bajo las
escaleras entre un remolino de cuerpos peludos, soy
el que da de comer, el dios, limpio los cuencos de los
gatos, abro
las latas y les hablo y se entusiasman y
profieren sus ruidillos ansiosos.
pongo los cuencos conforme cada gato se acerca a
su propio cuenco, luego vuelvo a llenar el bebedero
y los veo a los cinco comer
en paz.

regreso escaleras arriba al dormitorio
donde mi mujer sigue dormida, me meto bajo
las mantas con ella, le doy la espalda al sol
y no tardo en volverme a dormir.
hay que morir unas cuantas veces antes de poder
vivir de verdad.

Charles Bukowski.

El cerdo en el seto.*

¿Sabes?, conduciendo por esta ciudad o cualquier otra ciudad
caminando por esta ciudad o cualquier otra ciudad veo
gente con ventanas de la nariz, dedos, pies,
ojos, bocas, orejas, barbillas, cejas y demás.
entro en un café, me siento y pido el desayuno,
miro en torno y soy consciente de cráneos y esque-
letos mientras veo a un tipo meterse
un trozo de tocino en la boca y morir un poco
y no me gusta contemplar la muerte porque
podría haber algún lugar al que ir más adelante
y ya he tenido suficientes líos aquí mismo sólo por estar aquí
pero
igual es culpa de todas las serpientes en urnas de cristal,
no pueden moverse, respirar ni matar y deberían
dejarlas salir y deberían vaciar las
cárceles también en cuanto tenga mi luger a punto y
los perros sueltos.

los edificios están todos mal construidos y el cuerpo
humano también; a veces veo a bailarines dar saltitos
y pienso: qué feo y qué violento,
el cuerpo humano está mal hecho, es desgarbado y
estúpido...¿en comparación con qué? en comparación con
el cactus
y el leopardo. bueno,
mis mujeres siempre me han dicho: ~¡qué negativo eres!~,
y yo las he mirado y he respondido: ~la realidad
me parece negativa~. ¿en comparación con qué? la
irrealidad.
y a pesar de todo eso he disfrutado más que cualquiera
de ellos, son positivos y andan deprimidos, y yo soy negativo
y feliz. bueno,
podría ser todo culpa de bomberos que están ahí sentados
a la espera
de un incendio, podría ser culpa de algún tipo en Moscú
que viola
a una cría de 6 años, o podría ser porque la niebla ya no
es niebla tal como solía ser: fresca, húmeda, refrescante,
sino que ahora todo es hiriente. han encontrado a un tipo
que jugaba
al fútbol americano en la U.C.L.A que no sabía leer ni
escribir
pero, joder, qué fuerza tenía qué cuerpo, podría haber
pasado desapercibido pero se encabronó y mató a su camello
y averiguaron que después de todo no tenía mucho
de universitario, sino que era más bien un pececillo de
colores que alguien tenía como mascota
lo que me recuerda

que apenas nadie tiene ya pececillos de colores; cuando era
crío, ¿sabes?, en una de cada 3 casas había peces de colores.
¿qué fue de eso? algunos hasta tenían
estanques con pececillos en el jardín trasero con musgo
viscoso y
docenas de peces de colores, pequeños, medianos, grandes,
se alimentaban de migas de pan y algunos cabronazos se
volvían tan gordos y estúpidos que subían a la superficie y
se quedaban flotando,
un ojo al sol, derrotados, como una mala nueva
de Dios, pero la gente también se da por vencida cuando
no debería.

Una vez
hubo un boxeador de los grandes, ganó 5 millones de
dólares por un campeonato,
el Macho Man, nunca había sido derrotado pero se topó
con un tipo que podía vérselas con él y tras unos asaltos
le dio la espalda y dijo:
~no más~.*
cualquiera diría que por 5 millones podría haber
aguantado un poco
de dolor, he visto a hombres cuya vida entera se iba al
carajo por
55 centavos a la hora o menos.
bueno,

igual es la masonería o igual es la bomba de agua, o igual
es el
cerdo en el seto, o igual es el final de la suerte. los ángeles
vuelan
bajo esta noche con alas en llamas, tu madre es víctima de
sus vulgares pesadillas mientras 40 grifos gotean, el gato
tiene
leucemia, sólo quedan 245 días hasta Navidad, y mi
técnico
dental me odia.
así que ahora
despierto con el cuello rígido en vez de la
polla tiesa y


siempre puedes localizarme aquí en
el este de Hollywood pero
por favor por favor por favor
no lo
intentes.

Charles Bukowski.



*Seto.
(Del lat. saeptum).
1. m. Cercado hecho de palos o varas entretejidas.
~ vivo.
1. m. Cercado de matas o arbustos vivos
.

*En castellano en el original. (N. del T.)

Despedirme a besos.

Ella siempre estaba pensando en el asunto
y era joven y hermosa y
todos mis amigos estaban celosos:
¿qué chingados hacía un puto viejo como yo
con una jovencita como
ella?

ella siempre estaba pensando en
el asunto.

íbamos en coche y
decía: ~¿ves ese
sitio? aparca ahí~.

apenas había aparcado y
ya la tenía ahí abajo.

una vez la llevé a Arizona
y a mitad de camino
a las tantas de la madrugada
tras tomar café y donuts
en un garito abierto toda la noche
se inclinó
y empezó a chuparmela
mientras sorteaba las
oscuras curvas por las
colinas bajas
y el que siguiera conduciendo
la inspiró para alcanzar
nuevas cotas.

en otra ocasión
en Los Angeles
habíamos comprado perritos calientes, cocas
y patatas fritas y nos lo estabamos comiendo en
Griffith Park
con familias
niños jugando
y ella me abrió la bragueta
y empezó a darle.

~¿qué demonios estás haciendo?~,
le pregunté.

luego
cuando le pregunté
a qué venía
delante de todo el mundo,
me dijo que era
peligroso y emocionante
así.

una vez me
preguntó: -¿por qué sigo con un
viejo como
tú?

-¿para poder
mamarmela? -respondí.

odio esa expresión! -me
dijo.

-chupármela- le
sugerí.

-¡esa expresión también
la odio! -dijo.

-¿qué prefieres? -le
pregunté.

-me gusta pensar que ~te
despido a besos~ -me
dijo.

-vale- le dije.

* * *

era como culaquier otra
relación, había celos
por ambas partes,
había separaciones y
reconciliaciones.
también había momentos fragmentarios de
inmensa paz y belleza.

a menudo intentaba alejarme de ella y
ella intentaba alejarse de mí
pero era difícil:
Cupido, a su extraña manera, estaba presente
de verdad.

siempre que tenía que salir de la ciudad
me despedía a besos
a base de bien
un par de noches
seguidas
para asegurarse mi
fidelidad.

luego, lo único que tenía que
hacer yo era
preocuparme por
ella.

cuando no me estaba
despidiendo a besos
también encontrábamos tiempo
para hacerlo
de otras maneras bastante
extrañas.

pero todo aquel tiempo con
ella fue
mayormente estar
siendo despedido a
besos o a la
espera de que me despidiera.

nunca pensábamos en
nada más
nunca íbamos al
cine (que detesto,
de todas maneras).
nunca salíamos a
comer.
no nos interesaban
los asuntos
internacionales.
pasábamos el tiempo
aparcados en
lugares retirados o áreas
de picnic o
surcando carreteras
oscuras camino de Nuevo México,
Nevada o Utah.

o
pasábamos en su inmensa cama
de roble
orientada hacia el sur
tan buena parte del tiempo
restante
que memoricé
todos y cada uno de los pliegues de las
cortinas
y especialmente
todas las grietas en el
techo.
acostumbraba a inventar juegos con
ella con aquel techo.

-¿ves esas grietas de
ahí?

-¿dónde?

-mira donde señalo...

-vale.

-ahora, ¿ves esas grietas, ves el
dibujo? forma una imagen. ¿ves lo
que es?

-hmmm, hmmm...

-venga, ¿qué es?

-¡ya lo sé! ¡es un hombre encima de
una mujer!

-no. es un flamenco plantado junto
a un arroyo.

* * *

por fin nos libramos el uno
del otro.
es triste pero es
un procedimiento operativo estándar
(me confunde constantemente
la ausencia de durabilidad en las
relaciones humanas).

supongo que la separación fue
desdichada
incluso desagradable.
ya hace 3 o 4
años
y me pregunto si
alguna vez piensa en
mí, en qué estoy
haciendo.

naturalmente, yo ya sé lo que
está haciendo.

y lo hacía mejor
que nadie
que haya conocido.

y supongo que vale este
poema, quizás.

en caso contrario, entonces al menos una
nota al pie: que semejantes aventuras no
están exentas de alegría y diversión para ambas
partes
y mientras Saigón y los tanques enemigos se
arremolinan en viejos sueños.
mientras perros viejos y enfermizos mueren
al cruzar la carretera
mientras el puente levadizo se levanta para
franquear la salida al mar a
pescadores borrachos
no fue en vano
que
ella estuviera
pensando en el asunto
todo el
rato.

Charles Bukowski.

La gente, no.

¡Estornino! qué resolución en los
sosos, los faltos de inspiración
y los copistas.
nunca pierden la feroz gratitud
por su intrascendencia
ni olvidan reir
el ingenio de las babosas;
como un estudio sobre la disolución de los sentidos
harían echar la grava
a cualquier faraón;
en música prefieren la monotonía de
los grifos que gotean:
en el amor y el sexo se prefieren unos a otros
y por tanto agravan
el problema;
la energía con la que impulsan su
inutilidad
(sin el menor asomo de desconfianza)
hacia objetivos despreciables
es espléndida como
la mierda de vaca.
producen novelas, niños, muerte,
autopistas, ciudades, guerras, riqueza, pobreza, políticos
y áreas totales de grandiosos residuos;
es como si el mundo entero estuviera envuelto en vendas
mugrientas.
más vale pasear a altas horas
de la noche.
más vale ocuparte de tus asuntos sólo los
lunes y los
martes.
más vale quedarse sentado en un cuartito
con las persianas echadas
y
esperar.

los hombres más fuertes son los menos
y las mujeres más fuertes también
mueren solas.

Charles Bukowski.

Dos clases de infierno.

Estuve sentado en el mismo bar durante siete años, desde las
seis de la tarde
hasta las dos de la mañana.

a veces no recordaba haber vuelto
a mi habitación.

era como si estuviera sentado en ese taburete
continuamente.

no tenía dinero pero de alguna manera seguían
poniéndome copas.
no era el payaso del bar sino más bien el
bobo.
pero a menudo un bobo es capaz de encontrar a alguien
más bobo que lo invite a beber.
por suerte, era un garito
concurrido.

pero yo tenía un punto de vista: estaba a la espera de
que ocurriera
algo extraordinario.
sin embargo, a medida que iban transcurridos los años
no ocurría nada a menos que lo
provocara yo:

un espejo roto en el bar, una pelea con un gigante de
dos metros y pico, un flirteo con una lesbiana,
la capacidad para llamar al pan pan y al vino vino y
resolver disputas que no había empezado
yo, y demás...

un día sencillamente me levanté y me fui.

así, sin más.

y al empezar a beber a solas mi propia compañía me resultaba
más que satisfactoria.

luego, como si a los dioses les incordiara mi tranquilidad
de espíritu, las mujeres empezaron a llamar a mi puerta.
!los dioses enviaban mujeres al
bobo¡

las mujeres llegaban de una en una y cada vez que se
marchaba alguna
los dioses enviaban a otra de inmediato, sin darme
el más mínimo respiro.

y todas parecían al principio un nuevo milagro, pero todo
lo que
al principio parecía maravilloso terminaba
mal.

culpa mía, claro, sí eso solían
decirme.

los dioses son incapaces de dejarle a un tipo de beba solo;
tienen envidia de los
placeres sencillos; así que envían a una mujer que
llame a tu puerta.
recuerdo todos aquellos hoteles baratos; era como si todas
las mujeres;
fueran la misma; el primer delicado golpecito en la puerta
de madera y luego:
-vaya, he oído esa música tan hermosa que escuchas en la
radio. somos
vecinos. !estoy en la 603 pero nunca te he visto
por el pasillo¡

-adelante.

y la santidad se iba al carajo.

también recuerdas aquella vez que
te acercaste por detrás al gigante de dos metros y pico y le
tiraste
el gorro vaquero, al tiempo que gritabas:
-!eres tan alto que seguro que no puedes chuparle los
pezones
a tu madre¡

y alguien en el bar dijo: -oiga, caballero, olvídelo, está
grillado, es un gilipollas, no sabe lo que
se dice¡

-sé EXACTAMENTE lo que me digo y voy a decirlo otra vez:
>>eres tan alto que seguro... >>.

la pelea la ganó él pero no moriste, no tal como moriste
por dentro después de que
los dioses dispusieran que todas esas mujeres fueran a
llamar a tu puerta.

la pelea a puñetazos fue más limpia: él era lento, estúpido e
incluso estaba un tanto
asustado y la batalla te fue bastante bien durante un buen
rato,
tal como te fue al principio con todas esas mujeres que enviaron
los dioses.

la diferencia, decidí, estribaba en que al menos tuve una
oportunidad con las
mujeres.

Charles Bukowski.

No soy ningún Cagney

Había tomado prestado un televisor durante un mes
y vi unas pelis antiguas de Cagney.

una buena parte de la interacción de Cagney con las
mujeres
tiene lugar en la cocina
ellas dicen algo que a él no le
hace gracia. Las abofetea con un trapo
o les tira un pomelo a la
cara. ellas lloran y se precipitan a
a sus brazos.

a mí siempre me han atacado las
mujeres
sobre todo cuando estoy desanimado o
cansado. me echan por la puerta
bajo la lluvia, para caer de espladas
en charcos fangosos. me tiran cerveza por la cabeza,
se me abalanzan con cuchillos y sujetalibros,
me atacan
rugiendo cual leopardos
me hacen jirones abrigos y
camisas.
me atacan en el momento
en que hablo despreocupadamente con un
amigo o mientras estoy
durmiendo. a veces también se golpean la cabeza
contra la pared.

me marcho, les digo.

ah, tú siempre quieres acabar con el asunto,
¿verdad?

bueno, joder, te comportas como si no te
gustara.

!bueno, pues entonces, vete¡

me marcho. no soy ningún Cagney. me alejo al volante
pensando, ay, joder, Dios, que agradable es estar
solo otra vez.

tú lo tenías Jimmy.
lo que quiere una mujer es
una reacción.
lo que quiere un hombre es
una mujer.

eres el mejor.

Charles Bukowski.

Dientes blancos perfectos.

Por fin me he comprado una tele en color
y la otra noche
me topé con una peli
y hay un tipo en
París
está sin blanca
pero viste un traje muy bueno
y lleva la corbata anudada a la perfección
y no está preocupado ni borracho
sino que se encuentra en un café
y todas las mujeres preciosas están
enamoradas de él
y de alguna manera consigue pagar el alquiler
y seguir subiendo y bajando escaleras
con camisas limpísimas
y advierte a algunas chicas
que mientras ellas son incapaces de escribir poesía
él sí es capaz
pero en realidad no le apetece
en esos momentos:
en vez de eso busca la Verdad.
mientras tanto lleva el pelo cortado a la perfección
no tiene resaca
no tiene tics nerviosos en los ojos y posee dientes blancos
perfectos.

Charles Bukowski.

Acerca de latas de cerveza y envases de azúcar.

El buey, yo,
tengo frío esta noche
esta mañana
las 4 de la madrugada
con sólo una lata de cerveza y 2
puros;
mujer e hija se mudan
el miércoles;
suena en la radio una melodía escocesa y
la vieja estufa deja escapar
gas, gas, gas.

ojalá pudiera dormir.
por lo visto soy incapaz de dormir.

la muerte no siempre llega como una bomba
o una puta gorda
a veces la muerte se arrastra centímetro a centímetro
como una diminuta araña que se arrastra por el vientre
mientras
duermes.

esto no es nada nuevo para ti,
ya lo sé.

mis manos de esqueleto rezan esta noche
imploran algo
no sé
qué.

mis manos sostienen este puro
sobre mi sueño
vaciado.

soy
algo así como un chiste verde
trillado, contado muy tarde
cuando la gente ya no puede
reir.

hay una caja encima de la mesa.
leo la etiqueta, dice:
medidas de azúcar: 1 lb. en polvo equivale a
4 y? tazas tamizada; 1 lb. en grano equivale a
2 y? tazas, etc.

¡eso sí que es todo un nuevo mundo! me quedo sentado y
miro con lascivia la caja,
olvidándome de todo:
sopa de guisantes
General Grant
etc.

el buey, yo, tengo frío esta noche.
mañana iré a la tienda de comestibles y cogeré cajas vacías
para que puedan meter sus
cosas. la mujer guarda toda clase de cartas, lazos,
fotos. la niña, claro, tiene sus
juguetitos de niña.

necesito algo para leer. leo la cerveza, dice:
elaborada con agua pura de los manantiales de las
Montañas Rocosas.
que se convierte en meados; elaborado con carne que
se convierte en pasto de los gusanos;
elaborado con amor que se convierte en nada; mi tierra y
tu tierra; mi tumba y tu tumba; cierto sabor a
miel; el sueño dorado de una noche; vine por aquí una
temporada y luego me fui: elaborado, jodido,
prestado apropiado y mentido en nombre de la
Vida.

me bebo esa cerveza.

la
pagué.

ahora son las 5:30 y mucha gente ha follado y
dormido y ahora salen de sus pequeños sueños mientras
el tipo de la radio me pregunta si quiero pedir una
hipoteca por
mi casa.

puedo dormir con eso. puedo dormir pensando
que tal vez la próxima vez que haya revueltas en las calles
tal vez me dejen participar
aunque tengo la piel del color equivocado
y mientras estén luchando por Cadillacs y
teles en color
yo lucharé por algo diferente:
ahora mismo
no tengo
claro del todo
qué.

pero tal vez cuando despierte lo tenga claro.

ahora mismo se trata de apagar el puro
esperar a que abra la tienda de comestibles y
cambiarme los calzones
sucios.

Charles Bukowski.

Uñas; ventanas de la nariz; cordones de zapatos.

El conducto de la gasolina tiene una fuga, el pájaro ha
volado de la
jaula, el horizonte está punteado de buitres;
Benny por fin dejó de meterse y ahora Betty trabaja
de camarera; y
el deshollinador fue bastante delicado mientras
dejaba escapar risillas entre el
hollín.
caminé kilómetros enteros por la ciudad y no reconocí
nada mientras una garra gigante me devoraba
el estómago y notaba el interior de la cabeza
etéreo como si estuviera a punto de volverme
loco.
no es tanto que nada significa
nada cuanto que cada vez más sigue sin
significar nada,
no hay escape, sólo los gurús y buhoneros
y dioses autoproclamados.
cuanto más dice la gente, menos hay
que decir.
incluso los mejores libros son serrín seco.
veo los combates de boxeo y tomo abundantes
notas sobre futilidad.
entonces vuelve a abrirse de golpe la puerta
y ahí están las hermosas sedas
y los poderosos caballos corriendo
contra el cielo.
que tristeza: todo intenta
abrirse paso para
florecer.
todos los días deberían ser un milagro en vez de
una maquinación.
en mi mano yace el último azulejo.
las sombras rugen cual leones y las paredes
retiemblan, danzantes en torno a mi
cabeza.
entonces sus ojos me miran, el amor me rompe
los huesos y río.

Charles Bukowski.

Adiós, amor mío.

Mortal ceniza de todo
lo hemos vapuleado hasta hacerlo pedazos
le hemos arrancado la cabeza
los brazos
las piernas
hemos cortado órganos sexuales
nos hemos meado en el corazón

mortal ceniza de todo
en todas partes
ahora las aceras son más duras
los ojos del populacho más crueles
la música de peor gusto

ceniza
sólo me queda pura
ceniza

primero nos meamos en el corazón
ahora nos meamos en la ceniza.

Charles Bukowski.

No es mucho.

Supongo que igual que otros
he pasado por fuego y espada,
amor descarriado,
colisiones frontales, borracho en alta mar,
y he escuchado el sencillo sonido del agua corriente
en bañeras
y deseado ahogarme
pero simplemente no podía soportar a los otros
bajando mi cadáver tres tramos de escaleras
hasta las bocas abiertas de viejecitas curiosas;
la psique ha ardido
y nos han dejado sin sentido,
el mundo ha quedado más obscuro que un toque de queda
en un armario lleno de vampiros hambrientos,
y el whisky y el vino han entrado en nuestras venas
cuando la sangre estaba demasiado débil para continuar;
y les ocurrirá a otros,
y nuestros escasos buenos tiempos serán excepcionales
porque tenemos sentido crítico
y no es tan fácil camelarnos con risas;
pequeños mosquitos se arrastran por nuestra persiana
pero vemos a través de ella
un paisaje baldío
y les dejamos disfrutar de su momento;
sólo pedimos que los leopardos velaran
por nuestros sueños cada vez más escasos.
una vez yací en un
hospital blanco
para los agonizantes y el yo
agonizante, donde algún dios meó una lluvia de
razón para hacer que las cosas medraran
sólo para morir, donde de rodillas
Supliqué LUZ,
supliqué l*u*z,
y rezando
me arrastré cual babosa ciega hacia la
telaraña
donde hebras de viento se me pegaron a la mente
y morí de pena
por el Hombre, por mí mismo,
en una cruz sin clavos
mirando aterrado mientras
el cerdo eructa en la pocilga, se tira pedos,
parpadea y come.

Charles Bukowski.

Cerca de un ventanal.

Los perros y los ángeles no andan
muy lejos.
suelo ir a un garito*
a comer
hacia las 2.30 de la tarde
porque toda la gente que come
allí está cuerda por completo,
alegre sencillamente de estar viva y
comiendo
lo que sea que coman
cerca de un ventanal
que da la bienvenida al sol
pero no deja que entren los coches
ni las aceras.

enfrente hay un bar topless
chino
que ya está abierto a las 2.30 de
la tarde.
está pintado de un inane* e inerme
azul.

se nos permite tomar tanto café
como podamos beber
y todos nos sentamos y bebemos en silencio
el café solo e intenso.

se está bien sentado en algún lugar
en público a las 2.30 de la tarde
sin que te arranquen la piel de
los huesos.

nadie nos molesta.
no molestamos a nadie.

los ángeles y los perros no andan
muy lejos
a las 2.30 de la tarde.

tengo mi mesa preferida
junto al ventanal
y después de acabar
apilo los platos, platillos,
la taza, los cubiertos, etc.
pulcramente
en un cómodo montoncillo
--mi ofrenda a la
camarera entrada en años--
comida y tiempo
incólumes,*
y ese cabrón de sol
ahí fuera
afanándose a base de bien
arriba y
abajo.

Charles Bukowski.

Garito.
(De garita).
1. m. Casa clandestina donde juegan los tahúres o fulleros.
2. m. Ganancia que se saca de la casa del juego.
3. m. Establecimiento de diversión, especialmente el de mala fama.

Inane.
(Del lat. inānis).
1. adj. Vano, fútil, inútil.

Incólume.
(Del lat. incolŭmis).
1. adj. Sano, sin lesión ni menoscabo.

Un futuro congresista.

En los servicios del
hipódromo
un crío de unos
7 u 8 años
salió de un cubículo
y el tipo
que le esperaba
(probablemente su
padre)
le preguntó:
--¿qué has hecho con el
formulario de apuestas?
te lo he dado para que
lo guardaras.
--¡no -- dijo el crío--, no
lo he visto! ¡no
lo tengo!

se marcharon y
entré en el cubículo
porque era el único
disponible
y allí
en el retrete
estaba el
formulario.

tiré de la cadena
para que se fuera
por el desagüe
pero siguió flotando
en un amasijo indolente
y
allí se quedó.

salí de
allí y encontré
otro
cubículo vacío.

ese crío estaba listo
para que su vida diera comienzo.
sin duda
tendría gran éxito
el capullo
embustero.

Charles Bukowski.

El sueño, el sueño.

Siempre hay alguna Carmen a la vuelta
de alguna esquina
en algun parte
pero también es cierto que las Cármenes nunca
duran mucho;
las Cármenes apenas duran
nada.
lo veo en los ojos de los hombres
por todas partes...
hombres sentados en la barra de cafeterías
hombres que conducen buses
hombres que hacen discursos políticos
hombres que sacan dientes
hombres en jaulas de tigres
hombres que veo por todas partes...

El hombre que veo mientras me afeito
me devuelve la mirada con ojos entornados
su Carmen también se ha ido;
ese hombre (yo) está
pensando ahora en lo que
podría hacer en realidad
la navaja, la idea siempre
está presente...

pero el juego nos hace seguir
adelante: siempre hay alguna Carmen nueva
a la espera
en alguna parte
justo a la vuelta
de la esquina.

Charles Bukowski.

Una nota en la aldaba.

¿Sí?, dije, ¿de
verdad?
sí, me dijo, vive en
Malibu, voy a verla
esta noche.
ah, le dije, ¿lleváis
mucho tiempo saliendo?
claro que no, joder, no soy
masoquista.

se toqueteó la cadena de oro
y habló de
poesía. hablo de poesía
durante una
hora.

yo tampoco soy masoquista, le dije,
así que, ¿quieres
irte a tomar por
el culo?

se fue. pero sabía que
volvería.

él hablaba de
poesía. yo la
escribía.

era incapaz de entender
que ésta y nosotros
no éramos
lo mismo.

Charles Bukowski.

La vida en correos.

Me acurruco delante de un laberinto
de cajitas de madera
introduciendo tarjetas y cartas
dirigidas a vidas
inexistentes
mientras la ciudad entera festeja
y folla en la calle y canta
con los pájaros.
estoy bajo una lamparita eléctrica
y envío mensajes a un tal García muerto,
y soy lo bastante mayor para morir
(siempre he sido lo bastante mayor para morir)
mientras estoy plantado ante este laberinto de madera
y sacio su sorda sed;
esto es mi trabajo, mi alquiler, mi puta, mis zapatos,
la sanguijuela que me chupa el color de los ojos;
amo, maldito seas, me has encontrado,
con la boca fruncida
las manos arrugadas contra
el pecho sin sol moteado de rojo;
la calle es tan dura, al menos
concédeme el descanso por el que he pagado una vida,
y cuando llegue el Halcón
saldré a su encuentro,
nos abrazamos donde el papel de la pared está rasgado
de cuando entró la lluvia.
ahora estoy ante madera y números,
estoy ante un camposanto de ojos y bocas
de cabezas ahuecadas para las sombras,
y las sombras entran
cual ratones y me miran.
introduzco postales y cartas con números secretos mientras
agentes cortan cables y comprueban mi ritmo cardiaco,
escuchan en busca de cordura
o alegría o amor, y no encuentran nada,
satisfechos, se marchan;
adentro, adentro, adentro, estoy ante el laberinto de madera
y el alma se me desvanece
y más allá del laberinto hay una ventana
con sonidos, hierba, paseos, torres, perros,
pero aquí estoy y aquí me quedo,
enviando tarjetas con mi propia esquela impresa;
y estoy harto de afecto: vete de aquí, todo,
y envía fuego.

Charles Bukowski.

Paga el alquiler o lárgate.

En algún lugar la princesa muerta
yace con un nuevo amante;
sólo me quedan unos cuantos paquetes de tabaco
vacíos
rescatados de redes de añoranza
pero todo va bien
salvo por el color y el porte
de la avispa,
la cera demasiado roja
y una nota de la mujer en la colina
que me compra los cuadros:
~me preguntaba por ti. llámame.
con cariño, R.~,
y otra nota por debajo de la
puerta:
~paga el alquiler o lárgate~.
el calentador está encendido y
tengo un tarro de pura pimienta
molida delante,
y papel de máquina
para llenarlo de poemas;
todo va bien,
en las aceras resuena el chasquear de los
tacones,
arrancan motores,
y tengo que lavar estas malditas
tazas de café enfermas;
y me pregunto, ¿qué tal estás, amigo
mío?
¿qué tal te va? ¿decepcionado?
¿desdichado?
¿yo? es duro. duro como un
buen poema.
pero me siento bien,
y de veras,
en esencia, dentro de poco voy
a comer
picadillo o estofado, algo
de una lata.
también es posible que levante pesas y
espero
seguir sintiéndome bien, aunque la
radio se oye sucia
y habla de tonterías como
el buen servicio en los aviones;
ahora son las 7:30, y así es como
viven y mueren
los hombres: no a la manera de Eliot
sino
a la mía, a la nuestra,
quedos cual ala plegada,
el odio quemando igual que un tubo;
las cortinas se vienen abajo
desgarradas por el tiempo
y tengo un cuchillo a mi izquierda que
no cortaría una cebolla siquiera
pero no tengo cebollas que
cortar, y
espero que tú también te sientas
bien.

Charles Bukowski.

Plenitud.

Se adiestró en
la ira
el odio y la estrategia
artera.

siempre creí que
al final se le pasaría
que estaba atolondrada de
tanto concepto erróneo y malos
consejos.

siempre creí se le
pasaría.

escuché las acusasiones contra mí
a sabiendas de que algunas eran ciertas
pero desde luego no
lo bastante importantes
para convertirse en blanco de
violencia, envidia, venganza.

creía que sin duda se le
pasaría.

no monté ninguna
defensa
pensando que la razón
pausada
nos salvaría
a los dos
pero su determinación
se reafirmó;
incluso entonces
lo tomé por energía
testaruda y un exceso de
entusiasmo

pero en cuanto cedía terreno,
se me cogía más
terreno.

señor, pensé, no es más que simple
violencia.

así que saqué mi caballo del establo
al trote,
afilé los cuchillos y
lancé un
contraataque.

por fin había dado con
un oponente tan bueno como cabía
encontrar.

su determinación exigía su propia
destrucción.

había encontrado la horma
de su zapato.
monté en mi corcel
con la espada en alto
listo hasta para el sol.

siempre había pedido guerra,
le concedería su deseo,
maldito sea el amor ahora,
como maldito fue cuando
llegó en un principio.

mi reticencia
desaparecería
para siempre

y la sangre
manaría

la suya y la mía

tal como quería ella.

Charles Bukowski.

Sábanas.

Esas sábanas que lleva,
dijo la vieja
en el dep. de artículos de uso doméstico,
son para una cama de matrimonio.
¿tiene una cama de matrimonio o
cama individual?
bueno, verá, le respondí
mi cama es bastante rara, es
algo así como una cama individual y media.
descríbame su cama, me dijo.
¿cómo?
descríbame su
cama.
preferiría no hacerlo, le dije.
bueno, me dijo la vieja, quiero que sepa
que las sábanas que lleva son
para una cama de matrimonio, y si tiene una cama
individual, va contra las leyes del estado.
¿qué?, le pregunté.
repítalo.
he dicho que va contra las leyes del
estado.
¿lo que quiere decir...?, le pregunté.
quiero decir que no puede devolver esas sábanas
después de haber abierto el
envoltorio.
de acuerdo, dije, déme un par de
individuales.
me trató con cómodo
desdén. creo que la vieja llevaba en
sábanas toda la
vida. creo que deberían poner jovencitas
en el dep. de sábanas.
después de todo, las sábanas no me hacen pensar en
dormir
en absoluto
sino en algo completamente
distinto. sobre todo las sábanas blancas y
nuevecitas.
deberían poner a las viejas como ella en
comida para perros. o herramientas de jardín. y
cuando me dio las individuales supe que sabía que
dormía solo. igual que
ella.

Charles Bukowski.

Una nota sobre la tigresa.

Primero, una terrible pelea.
luego, hicimos el amor.
ahora, por fin, yazgo tranquilamente
en su cama grande
que está
cubierta por un campo de elegantes flores,
la cabeza y la barriga hacia abajo,
la cabeza de lado,
rociado por una luz mitigada
mientras se baña sin hacer ruido en el
cuarto de al lado.
todo eso se me escapa,
como se me escapa la mayor parte de las cosas.
escucha música clásica en una radio pequeña.
ella se baña.
oigo el chapaleo del agua.

Charles Bukowski.

Hombre que cortas el césped ahí enfrente.

Te observo pasear con tu aparato.
ah, eres demasiado estúpido para dejarte segar como la hierba,
eres demasiado estúpido para dejar que nada te viole...
las chicas no se servirán de sus cuchillos contigo,
no quieren,
su afilada hoja se desperdiciaría contigo,
sólo estás interesado en los partidos de béisbol,
las películas del oeste y las hojas de hierba.

¿no puedes encajar aunque sólo sea uno de mis cuchillos?
aquí tengo uno antiguo: me lo clavaron en 1955,
ahora está muerta, no dolería mucho.
no te puedo dar este último,
aún no me lo puedo sacar,
pero hay uno de 1964, ¿que tal si me libras
de este de 1964?

hombre que cortas el césped ahí enfrente,
¿no tienes algún cuchillo alojado en las entrañas
donde desapareció el amor?

hombre que cortas el césped ahí enfrente,
¿no tienes algún cuchillo alojado en lo más hondo del corazón
donde desapareció el amor?

hombre que cortas el césped ahí enfrente,
¿no ves a las jovencitas que caminan por las aceras ahora
mismo
con cuchillos en el bolso?
¿no ves sus preciosos ojos y vestidos y
cabello?
¿no ves sus preciosos culos y rodillas y
tobillos?

hombre que cortas el césped ahí enfrente,
¿eso es todo lo que ves, esas hojas de hierba?
¿eso es todo lo que oyes, el zumbido del cortacésped?

yo alcanzo a ver hasta Italia
hasta Japón
hasta Honduras
veo a las jovencitas afilando sus cuchillos
por la mañana y a mediodía y por la noche, y
sobre todo por la noche, ay,
sobre todo por la noche.

Charles Bukowski.

Un final verosímil.

Tendría que haber un lugar adonde ir
cuando no puedes conciliar el sueño
o estás cansado de emborracharte
y la hierba ya no da resultado,
y no me refiero a pasarse
al hachís o la cocaína,
me refiero a un lugar adonde ir aparte de
la muerte que aguarda
o un amor que ya no
funciona.

tendría que haber un lugar adonde ir
cuando no puedes conciliar el sueño
aparte de un televisor o una peli en el cine
o comprar un periódico
o leer una novela.

es no tener ese lugar adonde ir
lo que crea la gente que ahora está en los manicomios
y los suicidas.

supongo que lo que hace la mayoría de la gente
cuando no hay adonde ir
es ir a algún lugar o hacer algo
que no les satisface ni de lejos,
y ese ritual tiende a desbaratarlos
hasta permitirles seguir adelante de alguna manera
incluso sin esperanza.

esas caras que ves todos los días por la calle
no fueron creadas
del todo sin
esperanza: sé amable con ellas:
al igual que tú
no han
escapado.

Charles Bukowski.

Un poema para mi hija.

Se lo doy con la
cuchara: papilla de pollo con fideos
ciruelitas
un postre de frutas infantil.

se lo doy con la cuchara y
por el amor de Dios
no le eches la culpa a la
niña
no le eches la culpa al
gob.
no le eches la culpa a los jefes ni a las
clases trabajadoras...

méteselo
en esa boquita
como cera
fundida.

llama un amigo:
~¿qué vas a hacer ahora, Hank?
~¿qué demonios quieres decir con qué voy a
hacer?
~me refiero a que ahora tienes una responsabilidad, tienes
que educar
bien a la
cría.

en vez de eso le doy de comer:
¡se lo meto con la cuchara!
ojalá se haga con
un sitio en Beverly Hills
sin la menor necesidad de cobrar el paro en la vida
y nunca tenga que venderse al mejor
postor.

y nunca se enamore de un soldado o un asesino de cualquier
clase.

y ojalá
aprecie a Beethoven y Jelly Roll Morton y
los vestidos bonitos.

tiene una auténtica
oportunidad:
antes estaba el
Fondo Teórico y ahora está la
Gran Sociedad.

~¿vas a seguir apostando a los caballos? ¿vas a seguir
bebiendo? ¿vas a seguir ...?

~sí.

ella es una flor que se mece al viento en el centro absoluto de
mi corazón...

ahora duerme maravillosamente como una
barca en el Nilo.

es posible que algún día
me entierre.

eso estaría bien.

si no supusiera una
responsabilidad.

Charles Bukowski.

Una noche de abril sumamente oscura.

Cada hombre por fin atrapado y roto
cada tumba lista
cada halcón asesinado
y el amor y la suerte también.

los poemas han terminado
el gaznate* está seco.

supongo que no hay funeral para esto
ni lágrima
ni razón.

el dolor es el amo
el dolor es el mundo.

mis poemas tienen el gaznate
seco.

Charles Bukowski.

*Gaznate.
(Etim. disc.).
1. m. garguero.
2. m. Fruta de sartén en forma de gaznate.
3. m. Méx. Dulce hecho de piña o de coco.

Porque tenían cosas que decir.

Ahí estaban los canarios, y el limonero
y la vieja con verrugas;
y ahí estaba yo, un niño
y tocaba las teclas del piano
mientras ellos hablaban.
pero no muy fuerte
porque tenían cosas que decir,
los tres;
y los veía cubrir los canarios por la noche
con sacos de harina:
«para que puedan dormir, cariño».

tocaba el piano bajito
una nota cada vez,
los canarios bajo los sacos,
y había pimenteros,
pimenteros que restregaban el tejado como la lluvia
y pendían de ventanas afuera
cual lluvia verde,
y hablaban, los tres
sentados en cálido semicírculo nocturno,
y las teclas eran blancas y negras
y respondían a mis dedos
como la magia encerrada
de un mundo adulto, a la espera;
y ahora han desaparecido, los tres
y soy viejo:
pies de pirata han hollado
los suelos de limpia paja
de mi alma,
y los canarios ya no cantan.

Charles Bukowski.

El ataúd de la creación.

La capacidad para sufrir y resistir,
eso es nobleza, amigo,
la capacidad para sufrir y resistir
por una idea, un sentimiento, una manera,
eso es arte, amigo mío.
la capacidad para sufrir y resistir
cuando el amor se frustra,
eso es un infierno, viejo amigo.
Nobleza, arte e infierno,
Vamos a hablar un rato de arte.

el destino es mi hija lisiada.
mira, es difícil,
yo contra ellos,
con ellos.
¡Kafka, déjame entrar!
¡Hemingway, ten cuidado!
¡Hegel, qué gracioso eres!
Cervantes, ¿seguro que escribiste
esa novela a los
80?

los grandes escritores son personas indecentes
llevan una vida injusta
se guardan la mejor parte para el papel.
los buenos seres humanos salvan el mundo
para que cabronazos como yo podamos seguir
dedicándonos al arte,
llegar a ser inmortales.
si lees esto mucho tiempo después de mi muerte
significa que lo he logrado.

así que, escritores del mundo,
ahora os toca a vosotros
abusar de vuestra mujer
insultar a vuestros hijos
amaros a vosotros mismos
vivir del dinero ajeno
desdeñar todo el arte creado antes y
durante vuestra época,
y desdeñar e incluso aborrecer la humanidad
por separado o en masa.

cabrones, aunque leáis esto mucho después
de mi muerte,
olvidaos de mí.
probablemente no era
tan bueno.

Charles Bukowski.

Asidero en la oscuridad.

Estoy ahí sentado
borracho
escuchando las
mismas sinfonías
que me dieron
la voluntad de seguir adelante
cuando tenía 22.

40 años después
ni ellas ni yo tenemos la misma magia
precisamente.

deberías haberme
visto entonces
tan
esbelto
sin
barriga
era
todo nervio
demacrado:
violento, fuerte,
loco.

si me decías
una palabra
fuera de lugar
te partía el alma
allí mismo.

no quería que me
molestara
nada ni
nadie.

parecía estar
siempre de camino a alguna
celda
tras haber sido trincado por
hacer algo
en la avenida o
sus inmediaciones.

ahora estoy aquí sentado
borracho.
soy
una serie de
pequeñas victorias
y grandes derrotas
y estoy tan
asombrado
como cualquier otro
de
haber llegado
desde allí hasta
aquí
sin cometer ningún asesinato
ni haber sido
asesinado;
sin
haber dado con mi huesos en el manicomio.

mientras esta noche
me bebo a solas otra vez
el alma a pesar de todo el sufrimiento
pretérito*
gracias a todos los dioses
que no estuvieron
de mi parte entonces.

Charles Bukowski.

*Pretérito
1. adj. Que ya ha pasado o sucedió.
2. m. Gram. Tiempo que sirve para denotar una acción o un estado de cosas anterior al momento en que se habla; p. ej., amaba, ha amado, amó, había dado, hubo amado.

Hielo para las águilas.

Aún recuerdo los caballos
bajo la luna
aún recuerdo dar a los caballos
azúcar
terrones de azúcar blancos
casi como de hielo,
tenían cabezas
como de águila
peladas cabezas que podían morder
y no lo hacían.
los caballos eran más reales
que mi padre
más reales que Dios
y podían haberme pisado
pero no lo hicieron
podían haberme hecho cualquier cosa horrible
pero no lo hicieron.
yo aún no tenía 5 años
pero me acuerdo;
Dios mío qué fuertes y buenas
aquellas lenguas rojas que babeaban
desde sus almas.

Charles Bukowski.

Encomios.

Tras la muerte
exageramos las buenas cualidades de una persona,
las inflamos.

en vida
a menudo nos repele esa misma persona
mientras hablamos con ellos por teléfono
o sencillamente al estar en la misma habitación.

y a menudo nos mostramos críticos con su manera de
caminar, hablar, vestirse
vivir
creer

pero que se mueran,
a ver en qué criaturas se convierten
entonces.

ojalá en algún funeral
alguien dijera:
“¡qué tipo tan odioso
era!”.

incluso en mi funeral
que haya un poquito de verdad,
y luego la buena tierra
limpia.

Charles Bukowski.

Guerra y paz.

Experimentar
auténtico dolor
es
algo
duro
sobre lo que escribir,
imposible
de entender
mientras
estás en sus garras;
estás
acojonado *
a no poder
más,
no puedes
quedarte quieto,
moverte
ni siquiera
volverte
loco
como es debido.

y luego
cuando
por fin
recuperas
el aplomo
y eres
capaz de
evaluar
la
experiencia
es casi como
si le
hubiera ocurrido
a
otra
persona

porque
fíjate en
ti
ahora:

tranquilo
indiferente

limpiándote
las uñas

pongamos por caso

buscando
sellos
en
un
cajón
boleandote
los
zapatos
o
pagando
una
factura
de la luz.

la vida es
y no es
un
dulce
coñazo.

Charles Bukowski.

* Acojonado
1. m. vulg. Cagado de miedo.

* Coñazo.
1. m. coloq. Persona o cosa latosa, insoportable.
2. m. vulg. Ven. Golpe fuerte.

Claro.

Según la investigación científica
más reciente
hace falta 325 años para que
reviente la última
neurona.

ahora caigo en la cuenta de que
la mayoría de las chicas
que conocí en bares
y me traje a casa
mentían acerca
de su
edad.

Charles Bukowski.

Los zapatos de Jane.

Mis zapatos en el armario cual lirios
olvidados,
mis zapatos solos ahora mismo,
cual perros paseando por avenidas muertas,
y recibí una carta de una
mujer en un hospital,
amor, dice, amor,
pero no le respondo,
no me entiendo,
me envía fotografías de
sí misma
tomadas en el hospital
y la recuerdo otras
noches,
en que no estaba muriendo,
los zapatos con tacones como dagas
al lado de los mios
en el armario;
cómo nos mentían
aquellas noches intensas,
cómo aquellas noches se tornaron tranquilas
al final,
mis zapatos solos en el armario ahora
sobrevolados por abrigos e
incómodas camisas,
y miró la ranura que
deja la puerta
y las paredes, y no
le
respondo.

Charles Bukowski.

¿A quién le hace falta?

¿Ves este poema?
lo he escrito
sin beber.
no me hace falta beber
para escribir.
puedo escribir sin
beber.
eso dice mi mujer.
yo digo que es posible.
no estoy bebiendo
y escribo.
¿ves este poema?
lo
he escrito sin beber.
¿a quién le hace falta un trago ahora?

es probable que al lector.

Charles Bukowski.

Nadie sino tú.

Nadie puede salvarte sino
tú mismo.
te verás una y otra vez
en situaciones
casi imposibles.
intentarán una y otra vez
por medio de subterfugios, engaños o
por la fuerza
que renuncies, te des por vencido y/o mueras lentamente
por dentro.

nadie puede salvarte sino
tú mismo
y será muy fácil desfallecer,
pero muy fácil,
pero no desfallezcas, no, no.
limítate a mirarlos.
escucharlos.
¿quieres ser así?
¿un ser sin cara, sin mente,
sin corazón?
¿quieres experimentar
la muerte antes de la muerte?

nadie puede salvarte sino
tú mismo
y mereces salvarte.
no es una guerra fácil de ganar
pero si algo merece la pena ganar,
es esto.

piénsalo.
piensa en salvarte a ti mismo.
tu parte espiritual.
la parte de tus entrañas.
tu parte mágica y ebria.
sálvala.
no te unas a los muertos de espíritu.

mantente
con buen talante y garbo
y al cabo,
si fuera necesario,
apuesta tu vida en plena refriega,
al carajo las probabilidades, al carajo
el precio.

nadie puede salvarte sino
tú mismo.
¡Hazlo! ¡sálvate!
entonces sabrás exactamente de
qué hablo.

Charles Bukowski.

Gente cual flores.

Qué cantos se oyen en las
calles;
la gente parece flores
al fin

la policía ha entregado las
placas
el ejercito ha hecho trizas los uniformes y
las armas. ya no hay necesidad de
cárceles ni periódicos, manicomios ni
cerraduras en las puertas.

una mujer entra a toda prisa por mi puerta.
¡TÓMAME! ¡ÁMAME!,
grita.

es preciosa como un puro
después de comerse un bistec. la
tomo.

pero cuando se marcha
me siento raro
cierro la puerta
voy a la mesa y saco la pistola
del cajón. tiene su propio sentido del
amor.
¡AMOR! ¡AMOR! ¡AMOR!, canta la muchedumbre en las
calles.

atravieso el vidrio de la ventana
de un balazo y me corto la cara y
los brazos. le doy a un chaval de 12 años
un viejo con barba
y una hermosa jovencita que parece algo así como una
lila.

la muchedumbre deja de cantar para
mirarme.
me quedo delante de la ventana rota
con sangre en la
cara.

-¡esto-les grito-, es en defensa de la
pobreza del individuo y en defensa de la libertad,
no del amor!

-dejadle en paz- dice alguien-, está
loco, ha llevado la mala vida durante
demasiado tiempo.

voy a la cocina
me siento y me sirvo
un whisky.

decido que la única definición de
Verdad (que cambia)
es que es esa cosa o acto o
creencia que rechaza
la muchedumbre.

alguien llama a mi
puerta. es la misma mujer otra vez.
es tan hermosa como encontrar una
rolliza* rana verde en el
jardín.

tengo 2 balas y
uso las
dos.

no hay nada en el aire salvo
nubes. no hay nada en el aire
salvo lluvia. la vida de cada cual es muy corta para
encontrar significado y
todos los libros casi un
desperdicio.

me siento y los escucho
cantar
me siento y
los escucho.

Charles Bukowski.


* Rolliza
1. Adj. Dicho de una persona o de un animal: Robusto y grueso.

Tres.

Mientras la mayoría de la gente
lo desperdicia todo conversando
yo
lo escribo.

Charles Bukowski.

Dos.

Cuidado con las mujeres
envejecidas
que nunca fueron
sino
jóvenes.

Charles Bukowski.

Uno.

El corazón ruge como una fiera
por lo que nos han hecho.

Charles Bukowski.

Destrozando la belleza.

Un rayo de sol
de un rojo rosado
lo desmonto
en el garaje
como un rompecabezas.
los pétalos están grasientos
como bacon rancio
y caen
como doncellas del mundo
con el envés hacia el suelo
y miro hacia arriba
al viejo calendario
que cuelga de un clavo
y toco
mi cara llena de arrugas
y sonrío
porque
el secreto
se escapa a mi entender.

Charles Bukowski.

Un modelo.

Yo quiero ser como ese
hombre que ha entrado en el
restaurante
esta noche,
ha aparcado justo
enfrente
de la puerta delantera.
bloqueando la salida a un buen puñado
de coches aparcados,
ha cerrado la portezuela de su coche
de un portazo,
ha entrado,
la camisa cayéndole
sobre su gran
barriga.
cuando ha visto al
maitre
ha dicho “hey, Frank,
dame una puta
mesa junto a la
ventana!”
y Frank ha sonreído y le
ha conducido a
ella.


Yo quiero ser como
ese hombre.
Ser a mi manera no
está funcionando


desde hace mas de 70 años
ya.

Charles Bukowski.

¡Luna azul, oh luna azuuulll cómo te adoro!

Me preocupo por ti, cariño, te amo,
la única razón por la que jodí con L. es porque tú te jodiste a Z. y
[después me jodí a R. y tú a N.
y porque te jodiste a N. me jodí a
Y. Pero pienso en ti constantemente, te siento
aquí en mi vientre como un bebé, yo lo llamo amor,
no importa lo que suceda yo lo llamo amor, y como te
jodiste a C. y antes de que pudiera hacer algo
te jodiste a W., entonces tuve que joderme a D. Pero
quiero que sepas que te amo, pienso en ti
constantemente, no creo que haya amado a nadie
como te amo a ti.

uau uau uau uau uau
uau uau uau uau uau.

Charles Bukowski.

Armando Guerrero, Oaxaca, México.