nos concentra
en desdoblarnos siempre para poder ser uno.
(Es un número, el uno, que traiciona
cuando finge ser punto de partida).
Necesario el desgarro,
porque renuncia a hundirse
pero ama los pozos
y nos tiende sus manos como dos hemisferios.
Con el pulso ambidiestro
navego celebrando los puntos cardinales
que mudarán mi origen,
y sucede el naufragio porque debe
y la vida es el barco
y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.
Andrés Neuman.