Jaime Sabines, México, 1926 – 1999.
Poeta mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estudió en la Escuela Nacional de Medicina. Durante los tres años siguientes que asistió a clases, descubrió que aborrecía la medicina y, para defenderse de la soledad y la angustia que le provocaba la ciudad, tan diferente a su lugar natal, se pasó las noches leyendo y escribiendo poemas.
De regreso a Chiapas se casa y pasa los siguientes siete años al frente de la tienda de tela y ropa de su hermano Juan, he aquí donde inicia su trauma, su silencio. Les cuenta a Martha Anaya y Patricia Ruiz:
“Cada mañana tenía que levantar cuatro chingadas cortinas de acero y barrer la calle por donde la gente pasaba tirando basura. Era un poeta, pero tenía que ponerme a vender metros de manta o delantales o no sé qué carajos... Ahora reconozco que esos años terribles me enseñaron muchas cosas; la humildad, a ser cualquier gente, aunque en el fondo supiera que yo era antes que nada un poeta.”
De regreso a la ciudad de México, Sabines realizó estudios de posgrado, fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1964-65), jurado del premio Casa de las Américas, en la Habana (1965) y, durante veinticinco años, empleado en una fábrica. También fue diputado en dos ocasiones.
Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarrados, tienen una tenacidad en donde el ritmo del lenguaje y la potencia de las expresiones dejan sin aliento al lector, seguro de haber tocado una verdad.
Octavio Paz dijo: “Para Sabines todos los días son el primero y el último día del mundo.”
Conocido como "El francotirador de la literatura" por pertenecer a un grupo que transformaba la literatura en realidad. Comentó:
“Me gusta hablar de mis sucesos de lo que me pasa a mí, pensando que le puede pasar a cualquiera. Si no tiene un sentido ejemplar lo que me ocurre no tengo por qué hablarlo.”
Se le cuestionó, ¿Cómo escribe poesía? ¿Qué hay con la felicidad?
“Escribo acostado, siempre en la cama ocurre lo mejor de la vida; el nacimiento, el amor, la escritura y la muerte…”
“No creo en la felicidad, pienso que es una mala receta de nuestra época. Prefiero recomendar, vivir intensamente, felicidad es una palabra tonta. ¿Qué cosa es la felicidad?”
Fue Premio Xavier Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983.
Poeta mexicano nacido en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estudió en la Escuela Nacional de Medicina. Durante los tres años siguientes que asistió a clases, descubrió que aborrecía la medicina y, para defenderse de la soledad y la angustia que le provocaba la ciudad, tan diferente a su lugar natal, se pasó las noches leyendo y escribiendo poemas.
De regreso a Chiapas se casa y pasa los siguientes siete años al frente de la tienda de tela y ropa de su hermano Juan, he aquí donde inicia su trauma, su silencio. Les cuenta a Martha Anaya y Patricia Ruiz:
“Cada mañana tenía que levantar cuatro chingadas cortinas de acero y barrer la calle por donde la gente pasaba tirando basura. Era un poeta, pero tenía que ponerme a vender metros de manta o delantales o no sé qué carajos... Ahora reconozco que esos años terribles me enseñaron muchas cosas; la humildad, a ser cualquier gente, aunque en el fondo supiera que yo era antes que nada un poeta.”
De regreso a la ciudad de México, Sabines realizó estudios de posgrado, fue becario del Centro Mexicano de Escritores (1964-65), jurado del premio Casa de las Américas, en la Habana (1965) y, durante veinticinco años, empleado en una fábrica. También fue diputado en dos ocasiones.
Sus poemas son viajes al fondo oscuro de las emociones, siempre con fuerza y siempre desgarrados, tienen una tenacidad en donde el ritmo del lenguaje y la potencia de las expresiones dejan sin aliento al lector, seguro de haber tocado una verdad.
Octavio Paz dijo: “Para Sabines todos los días son el primero y el último día del mundo.”
Conocido como "El francotirador de la literatura" por pertenecer a un grupo que transformaba la literatura en realidad. Comentó:
“Me gusta hablar de mis sucesos de lo que me pasa a mí, pensando que le puede pasar a cualquiera. Si no tiene un sentido ejemplar lo que me ocurre no tengo por qué hablarlo.”
Se le cuestionó, ¿Cómo escribe poesía? ¿Qué hay con la felicidad?
“Escribo acostado, siempre en la cama ocurre lo mejor de la vida; el nacimiento, el amor, la escritura y la muerte…”
“No creo en la felicidad, pienso que es una mala receta de nuestra época. Prefiero recomendar, vivir intensamente, felicidad es una palabra tonta. ¿Qué cosa es la felicidad?”
Fue Premio Xavier Villaurrutia en 1973 y Premio Nacional de Literatura en 1983.
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