Me alumbro
con lo inmenso.
Guiseppe Ungaretti.
¿Por qué no me amas? Te puedo dar todo esto:
la tierna cabeza de tu papá indultada por el tiempo, con
las comisuras de los labios limpias de azúcar. Tus árboles
han visto más humo que crepúsculo. Tus sedas & tu ropa
de cama ya no están. Esto también lo vi pasar. Ciertamente,
algo oscuro se rompió en una habitación a oscuras. Tal vez tu
maldición, a lo mejor el hechizo que te protegía. Suponiendo
que tuviera la respuesta, ¿& entonces? Mucho más fácil para mí
sacarte a patadas de acá que sonsacarte algo. Tu hogar, el lecho
de un río, un chorrito de agua entre los dedos de los pies. Tú,
la bestia peluda. Podría jurar que te conozco. Eres de
un lugar que tiene muchos dioses terribles. No tengo nada
que pueda servirte. Si deseas tanto lo divino,
puedes inventar a otra persona. No le importa a nadie.
Logan February.
...
Papá se evaporó como el rocío en diciembre.
A veces la tristeza todavía me baila por las manos.
Estoy juntando lágrimas para el día
en que me vuelva lluvia.
Hago de cuenta que él habría mirado
mi cuerpo abierto & habría dicho qué hermoso.
Ya sé que no; me engaño,
mareado por el vapor & la esperanza desesperada.
El estómago se ríe de mí,
las costillas chillan de hambre.
“No sean crueles, por favor cállense”.
Estoy seguro de que no hay imperfecciones en el cielo;
el maná es sin azúcar &
tienen hijos heterosexuales &
asan perfectamente el pescado &
seguro que él ya se olvidó de mí.
Debería aprender a resignarme,
pero no puedo evitar pensar
que debería haberle preparado una cajita con sal
& mi verdad & agua de lluvia
para la buena suerte. Para despedirme.
Para siempre.
Logan February.
en una gran Memoria para vivir justo ahora. Y paso en coche
ante la blanca iglesia cerrada — dentro hay un santo de madera
sonriente, desamparado, como si le hubiesen quitado las gafas
Está solo. Todo lo demás es ahora, ahora, ahora. La ley de la gravedad que nos empuja
a ir al trabajo por el día y a la cama por la noche. La guerra.
Tomas Tranströmer.
Cruzo los dedos quebrados para pedir un deseo:
que las ramas de los árboles me protejan de los dragones
y del mal. Pululan escarabajos por el sillón.
Mi terapeuta dice que la palabra es “trauma”.
Un pájaro caído se hace humo.
Yo revuelvo el azúcar de mi té, parado en la mitad
del vendaval de hojas secas. Espero que
papá me esté esperando donde termina el bosque
pero ya sé que él no existe más.
Me llueven las pastillas que me recetaron.
Logan February.
Me levanté con las luces del día,
como de niño cuando había viaje en casa.
Sobre mis huellas volaban las mismas aves
pesadas de sol,
viento,
llovizna.
Resonaron las costas por última vez, mi cuerpo se
acostumbró a caminar de nuevo y con la sal perdida
construí una torre
llameante.
Rafael Cadenas.