Amor en el hospicio


Una extraña ha venido
a compartir mi cuarto en esta casa que anda
mal de la cabeza,
una muchacha loca como los pájaros
traba la puerta de la noche con sus brazos, sus plumas.
Ceñida en la revuelta cama
alucina con nubes penetrantes esta casa a prueba de cielos
hasta alucina con sus pasos este cuarto de pesadilla,
libre como los muertos
o cabalga los océanos imaginarios del pabellón de hombres.
Ha llegado posesa
la que admite la alucinante luz a través del muro
saltarín,
posesa por los cielos
ella duerme en el canal estrecho, hasta camina en el polvo
hasta desvaría a gusto
sobre la mesa del manicomio adelgazada por mis lágrimas.
Y tomado por la luz de sus brazos, al fin, mi Dios, al fin
puedo yo de verdad
soportar la primera visión que incendia las estrellas.



Dylan M. Thomas.

Proemio


El fenómeno denominado Yo
es esta provisional lámpara de luz azul
una lámpara orgánica de corriente eléctrica
(todo un sistema de espectros transparentes)
en mi titilan los paisajes y todas las cosas juntas

frenéticamente mientras continúa encendida
esta iluminación azul del karma
(su luz persiste aunque la lámpara se desvanezca)

Y hace veintidós meses
que reúno los instantes contemplados desde el pasado
en papel y tinta
en bosquejos mentales
en escenas trazadas de luz y sombras
hasta llegar
a este preciso momento
(en que centelleo
y todo es simultáneamente
el sentimiento de todas las cosas)

Humanos y ashuras*, galaxias y erizos de mar
todos comen polvo de estrellas
respiran del aire o del agua salada
mientras piensan en sus nuevas ontologías
y es porque cada uno es después de todo
un corazón particular del paisaje

Como estos paisajes que recuerdo en mí
como las escenas guardadas en mi solitaria naturaleza
que quizá no significan nada
o quizá sea una manera en que la nada significa
al grado común de un compartir total

(En la misma manera que comparto mi ser en todas las cosas
la totalidad del ser de cada una de las cosas se da para mí)

Mientras tanto mis palabras se reflejan
en la brillante y monstruosa acumulación del tiempo
aluvial y Cenozoico
y cambian sus estructuras
y también sus partes
en lo que ahora parece un punto
visto a la luz y sombra
(o los billones de años del Asura)

Aunque es posible que el impresor y yo
sólo intentamos ensamblar la extrañeza
de la misma forma que nuestros sentidos
nuestros paisajes y personalidades
de la misma forma que la conciencia de nuestros recuerdos
y la historia geológica de la Tierra
o los mil datos diversos
(en la red causal del karma)
que sólo basamos en nuestra percepción común

Nosotros somos los que no veremos más allá
y es probable que en dos mil años
el surgimiento de una diferente Geología
revelará una a una las evidencias del pasado
de modo que cada hombre pensará que dos mil años antes
pavo reales incoloros poblaban el azul del cielo
mientras nuevos estudiantes excavan fósiles espléndidos
entre los resplandecientes cristales de nitrógeno congelado
en los estratos superiores de la atmósfera
y cuando todo esto se conozca
quizá en algún estrato de arenisca del Cretácico
se descubran las huellas gigantes de una humanidad transparente

Todas estas teorías
son la imaginación y el tiempo de la naturaleza
la cuarta dimensión dentro de la cual nos preguntamos

20 de enero de 1924


Miyazawa Kenji.




* Del sánscrito asura, literalmente “no dioses” y a veces traducido como “semidioses” o “titanes”, se refiere a una clase de divinidades que dentro del esquema de los seis destinos del renacer budista se encuentra entre el mundo de los dioses y el mundo de los humanos, pero que se considera por lo general un destino no deseable. Se dice que los asuras envidian la fortuna de los dioses y por lo tanto están en constante guerra contra estos para acceder al reino que perdieron.



Armando Guerrero, Oaxaca, México.