All theories
like clichés
shot to hell,
all these small faces
looking up
beautiful and believing;
I wish to weep
but sorrow is
stupid.
I wish to believe
but belief is a
graveyard.
we have narrowed it down to
the butcherknife and the
mockingbird.
wish us
luck.
Charles Bukowski.
Canción de amor para la mujer que vi el miércoles en el hipódromo.
Recuerdo Savannah hace 20 años
una cama de cuatro columnas
y las calles llenas de cascos y cazadores,
las cosas que hacía antes entonces
dejaban verdugones*;
seguro que te ríes,
pero cobran vida mientras compro pan
o me ato el zapato
y no tiene importancia
salvo que a mí me van bien
como las piernas de esa mujer me iban bien
como el sol me va bien igual que le va bien al cactus
e igual que me va bien que tú
leas este poema.
y las piernas de esa mujer caminan
mientras las miro
y miro los caballos en la siguiente carrera
y las montañas ahí plantadas
mirando
verdugones y las piernas de una mujer
10 a ganador en la número seis
y allá en el océano
y plantado en el parque
como un estatua
la miro
caminar.
hay caballos por todas partes:
conchas marinas con aire de Savannah en el bolsillo:
te he amado, mujer,
tan cierto como que te he nombrado
óxido y arena y nailon.
me has ido bien
fiera.
Charles Bukowski.
*Verdugón.
(Del aum. de verdugo).
1. m. verdugo (‖ renuevo del árbol).
2. m. verdugo (‖ roncha que levanta el golpe del azote).
una cama de cuatro columnas
y las calles llenas de cascos y cazadores,
las cosas que hacía antes entonces
dejaban verdugones*;
seguro que te ríes,
pero cobran vida mientras compro pan
o me ato el zapato
y no tiene importancia
salvo que a mí me van bien
como las piernas de esa mujer me iban bien
como el sol me va bien igual que le va bien al cactus
e igual que me va bien que tú
leas este poema.
y las piernas de esa mujer caminan
mientras las miro
y miro los caballos en la siguiente carrera
y las montañas ahí plantadas
mirando
verdugones y las piernas de una mujer
10 a ganador en la número seis
y allá en el océano
y plantado en el parque
como un estatua
la miro
caminar.
hay caballos por todas partes:
conchas marinas con aire de Savannah en el bolsillo:
te he amado, mujer,
tan cierto como que te he nombrado
óxido y arena y nailon.
me has ido bien
fiera.
Charles Bukowski.
*Verdugón.
(Del aum. de verdugo).
1. m. verdugo (‖ renuevo del árbol).
2. m. verdugo (‖ roncha que levanta el golpe del azote).
Los perros ladran cuchillos.
Dios santo los perros ladran cuchillos
y en los ascensores
muñecos de hojalata
deciden mi vida y mi muerte;
estos halcones son bizcos
y no queda nada que salvar;
déjanos saber lo imposible
déjanos saber que los hombres fuertes mueren por hatajos,
déjanos saber que el amor se compra y se mantiene
como un perrito, un perro que ladra cuchillos
o un perro que ladra amor;
déjanos saber que vivir una vida
entre miles de millones de idiotas con sentimientos
moleculares
es en sí un arte;
déjanos conocer mañanas y noches y
perfidia;
déjanos marchar con la golondrina
déjanos linchar la última esperanza
déjanos encontrar el cementerio de elefantes
y el cementerio de los dementes;
deja a quienes cantan canciones propias
déjales cantar a los idiotas y los mentirosos
y los que planean estrategias
en un juego demasiado aburrido para los niños;
sólo hay una manera de vivir
y es solo,
y solo una manera de morir, y es la misma;
he oído desfilar a sus ejércitos
todos estos años:
qué pesadez:
lo que quieren y lo que han ganado;
qué pesadez que sean mis amos
y probablemente me sigan a la muerte
añadiendo más muerte a la muerte;
todo el camino es huero:*
me toco un anillito en el dedo
y respiro el aire
vapuleado.
Charles Bukowski.
*Huero, ra.
(Del dialect. gorar, empollar, incubar).
1. adj. Vano, vacío y sin sustancia.
salir ~ algo.
1. loc. verb. coloq. frustrarse (‖ malograrse).
y en los ascensores
muñecos de hojalata
deciden mi vida y mi muerte;
estos halcones son bizcos
y no queda nada que salvar;
déjanos saber lo imposible
déjanos saber que los hombres fuertes mueren por hatajos,
déjanos saber que el amor se compra y se mantiene
como un perrito, un perro que ladra cuchillos
o un perro que ladra amor;
déjanos saber que vivir una vida
entre miles de millones de idiotas con sentimientos
moleculares
es en sí un arte;
déjanos conocer mañanas y noches y
perfidia;
déjanos marchar con la golondrina
déjanos linchar la última esperanza
déjanos encontrar el cementerio de elefantes
y el cementerio de los dementes;
deja a quienes cantan canciones propias
déjales cantar a los idiotas y los mentirosos
y los que planean estrategias
en un juego demasiado aburrido para los niños;
sólo hay una manera de vivir
y es solo,
y solo una manera de morir, y es la misma;
he oído desfilar a sus ejércitos
todos estos años:
qué pesadez:
lo que quieren y lo que han ganado;
qué pesadez que sean mis amos
y probablemente me sigan a la muerte
añadiendo más muerte a la muerte;
todo el camino es huero:*
me toco un anillito en el dedo
y respiro el aire
vapuleado.
Charles Bukowski.
*Huero, ra.
(Del dialect. gorar, empollar, incubar).
1. adj. Vano, vacío y sin sustancia.
salir ~ algo.
1. loc. verb. coloq. frustrarse (‖ malograrse).
2 puntos de vista.
Mi amigo dice, ¿cómo puedes escribir tantos poemas
desde esa ventana? yo escribo desde el útero,
me dice, el ente oscuro del dolor,
el punto preciso del dolor.
bueno, eso es de lo más impresionante
sólo que sé que a ambos nos rechazan a
menudo, fumamos un montón de cigarrillos,
bebemos más de la cuenta e intentamos robarnos las
mujeres uno al otro, lo que no es poesía en absoluto.
y él me lee sus poemas
siempre me lee sus poemas
y escucho y no digo gran cosa,
miro por la ventana,
y ahí está la misma calle
mi calle,
mi calle borracha, llovida, soleada,
llena de críos,
y por la noche observo su calle
a veces,
cuando cree que no miro,
el par de coches que avanzan en silencio,
el mismo viejo, aún vivo, en su
paseo nocturno,
las persianas de las casas echadas,
el amor a fracasado pero
se aferra y
luego ceja.
pero ahora es de día y hay niños
que algún día serán viejos y mujeres
que atraviesan últimos momentos,
esos niños corren en torno a un coche rojo
lanzando buenos gritos llenos de nada,
entonces mi amigo deja su poema.
bueno, ¿qué te parece?, me pregunta.
prueba tal y cual, menciono una revista,
y entonces curiosamente,
pienso en guitarras bajo el mar
intentando hacer música;
es triste y bueno y quedo.
me ve plantado delante de la ventana.
¿qué hay ahí afuera?
mira, le digo,
y verás...
tiene once años menos que yo.
se aparta de la ventana. me hace falta un cerveza
me he quedado sin cerveza.
me voy a la nevera
y el asunto queda zanjado.
Charles Bukowski.
desde esa ventana? yo escribo desde el útero,
me dice, el ente oscuro del dolor,
el punto preciso del dolor.
bueno, eso es de lo más impresionante
sólo que sé que a ambos nos rechazan a
menudo, fumamos un montón de cigarrillos,
bebemos más de la cuenta e intentamos robarnos las
mujeres uno al otro, lo que no es poesía en absoluto.
y él me lee sus poemas
siempre me lee sus poemas
y escucho y no digo gran cosa,
miro por la ventana,
y ahí está la misma calle
mi calle,
mi calle borracha, llovida, soleada,
llena de críos,
y por la noche observo su calle
a veces,
cuando cree que no miro,
el par de coches que avanzan en silencio,
el mismo viejo, aún vivo, en su
paseo nocturno,
las persianas de las casas echadas,
el amor a fracasado pero
se aferra y
luego ceja.
pero ahora es de día y hay niños
que algún día serán viejos y mujeres
que atraviesan últimos momentos,
esos niños corren en torno a un coche rojo
lanzando buenos gritos llenos de nada,
entonces mi amigo deja su poema.
bueno, ¿qué te parece?, me pregunta.
prueba tal y cual, menciono una revista,
y entonces curiosamente,
pienso en guitarras bajo el mar
intentando hacer música;
es triste y bueno y quedo.
me ve plantado delante de la ventana.
¿qué hay ahí afuera?
mira, le digo,
y verás...
tiene once años menos que yo.
se aparta de la ventana. me hace falta un cerveza
me he quedado sin cerveza.
me voy a la nevera
y el asunto queda zanjado.
Charles Bukowski.
Desayuno.
Despertar esas mañanas en la celda para borrachos,
el labio inferiror partido, dientes flojos, el cerebro anegado
de
una cacofonía que no era tuya, con
todos esos desconocidos cubiertos de harapos, ruidosos
ahora en su sueño demente, sin otra
compañía que un retrete sin asiento,
un suelo frío y duro
y una ley
ajena.
y siempre había una voz madrugadora, un vozarrón:
¡DESAYUNO!
por lo general no lo querías
pero si lo querías,
antes de poder aclararte las ideas
y ponerte de pie
la puerta de la celda se cerraba
de golpe.
ahora cada mañana es como un lento sueño
satisfecho. busco las zapatillas, me las pongo,
hago lo del baño, luego bajo las
escaleras entre un remolino de cuerpos peludos, soy
el que da de comer, el dios, limpio los cuencos de los
gatos, abro
las latas y les hablo y se entusiasman y
profieren sus ruidillos ansiosos.
pongo los cuencos conforme cada gato se acerca a
su propio cuenco, luego vuelvo a llenar el bebedero
y los veo a los cinco comer
en paz.
regreso escaleras arriba al dormitorio
donde mi mujer sigue dormida, me meto bajo
las mantas con ella, le doy la espalda al sol
y no tardo en volverme a dormir.
hay que morir unas cuantas veces antes de poder
vivir de verdad.
Charles Bukowski.
el labio inferiror partido, dientes flojos, el cerebro anegado
de
una cacofonía que no era tuya, con
todos esos desconocidos cubiertos de harapos, ruidosos
ahora en su sueño demente, sin otra
compañía que un retrete sin asiento,
un suelo frío y duro
y una ley
ajena.
y siempre había una voz madrugadora, un vozarrón:
¡DESAYUNO!
por lo general no lo querías
pero si lo querías,
antes de poder aclararte las ideas
y ponerte de pie
la puerta de la celda se cerraba
de golpe.
ahora cada mañana es como un lento sueño
satisfecho. busco las zapatillas, me las pongo,
hago lo del baño, luego bajo las
escaleras entre un remolino de cuerpos peludos, soy
el que da de comer, el dios, limpio los cuencos de los
gatos, abro
las latas y les hablo y se entusiasman y
profieren sus ruidillos ansiosos.
pongo los cuencos conforme cada gato se acerca a
su propio cuenco, luego vuelvo a llenar el bebedero
y los veo a los cinco comer
en paz.
regreso escaleras arriba al dormitorio
donde mi mujer sigue dormida, me meto bajo
las mantas con ella, le doy la espalda al sol
y no tardo en volverme a dormir.
hay que morir unas cuantas veces antes de poder
vivir de verdad.
Charles Bukowski.
El cerdo en el seto.*
¿Sabes?, conduciendo por esta ciudad o cualquier otra ciudad
caminando por esta ciudad o cualquier otra ciudad veo
gente con ventanas de la nariz, dedos, pies,
ojos, bocas, orejas, barbillas, cejas y demás.
entro en un café, me siento y pido el desayuno,
miro en torno y soy consciente de cráneos y esque-
letos mientras veo a un tipo meterse
un trozo de tocino en la boca y morir un poco
y no me gusta contemplar la muerte porque
podría haber algún lugar al que ir más adelante
y ya he tenido suficientes líos aquí mismo sólo por estar aquí
pero
igual es culpa de todas las serpientes en urnas de cristal,
no pueden moverse, respirar ni matar y deberían
dejarlas salir y deberían vaciar las
cárceles también en cuanto tenga mi luger a punto y
los perros sueltos.
los edificios están todos mal construidos y el cuerpo
humano también; a veces veo a bailarines dar saltitos
y pienso: qué feo y qué violento,
el cuerpo humano está mal hecho, es desgarbado y
estúpido...¿en comparación con qué? en comparación con
el cactus
y el leopardo. bueno,
mis mujeres siempre me han dicho: ~¡qué negativo eres!~,
y yo las he mirado y he respondido: ~la realidad
me parece negativa~. ¿en comparación con qué? la
irrealidad.
y a pesar de todo eso he disfrutado más que cualquiera
de ellos, son positivos y andan deprimidos, y yo soy negativo
y feliz. bueno,
podría ser todo culpa de bomberos que están ahí sentados
a la espera
de un incendio, podría ser culpa de algún tipo en Moscú
que viola
a una cría de 6 años, o podría ser porque la niebla ya no
es niebla tal como solía ser: fresca, húmeda, refrescante,
sino que ahora todo es hiriente. han encontrado a un tipo
que jugaba
al fútbol americano en la U.C.L.A que no sabía leer ni
escribir
pero, joder, qué fuerza tenía qué cuerpo, podría haber
pasado desapercibido pero se encabronó y mató a su camello
y averiguaron que después de todo no tenía mucho
de universitario, sino que era más bien un pececillo de
colores que alguien tenía como mascota
lo que me recuerda
que apenas nadie tiene ya pececillos de colores; cuando era
crío, ¿sabes?, en una de cada 3 casas había peces de colores.
¿qué fue de eso? algunos hasta tenían
estanques con pececillos en el jardín trasero con musgo
viscoso y
docenas de peces de colores, pequeños, medianos, grandes,
se alimentaban de migas de pan y algunos cabronazos se
volvían tan gordos y estúpidos que subían a la superficie y
se quedaban flotando,
un ojo al sol, derrotados, como una mala nueva
de Dios, pero la gente también se da por vencida cuando
no debería.
Una vez
hubo un boxeador de los grandes, ganó 5 millones de
dólares por un campeonato,
el Macho Man, nunca había sido derrotado pero se topó
con un tipo que podía vérselas con él y tras unos asaltos
le dio la espalda y dijo:
~no más~.*
cualquiera diría que por 5 millones podría haber
aguantado un poco
de dolor, he visto a hombres cuya vida entera se iba al
carajo por
55 centavos a la hora o menos.
bueno,
igual es la masonería o igual es la bomba de agua, o igual
es el
cerdo en el seto, o igual es el final de la suerte. los ángeles
vuelan
bajo esta noche con alas en llamas, tu madre es víctima de
sus vulgares pesadillas mientras 40 grifos gotean, el gato
tiene
leucemia, sólo quedan 245 días hasta Navidad, y mi
técnico
dental me odia.
así que ahora
despierto con el cuello rígido en vez de la
polla tiesa y
tú
siempre puedes localizarme aquí en
el este de Hollywood pero
por favor por favor por favor
no lo
intentes.
Charles Bukowski.
*Seto.
(Del lat. saeptum).
1. m. Cercado hecho de palos o varas entretejidas.
~ vivo.
1. m. Cercado de matas o arbustos vivos.
*En castellano en el original. (N. del T.)
caminando por esta ciudad o cualquier otra ciudad veo
gente con ventanas de la nariz, dedos, pies,
ojos, bocas, orejas, barbillas, cejas y demás.
entro en un café, me siento y pido el desayuno,
miro en torno y soy consciente de cráneos y esque-
letos mientras veo a un tipo meterse
un trozo de tocino en la boca y morir un poco
y no me gusta contemplar la muerte porque
podría haber algún lugar al que ir más adelante
y ya he tenido suficientes líos aquí mismo sólo por estar aquí
pero
igual es culpa de todas las serpientes en urnas de cristal,
no pueden moverse, respirar ni matar y deberían
dejarlas salir y deberían vaciar las
cárceles también en cuanto tenga mi luger a punto y
los perros sueltos.
los edificios están todos mal construidos y el cuerpo
humano también; a veces veo a bailarines dar saltitos
y pienso: qué feo y qué violento,
el cuerpo humano está mal hecho, es desgarbado y
estúpido...¿en comparación con qué? en comparación con
el cactus
y el leopardo. bueno,
mis mujeres siempre me han dicho: ~¡qué negativo eres!~,
y yo las he mirado y he respondido: ~la realidad
me parece negativa~. ¿en comparación con qué? la
irrealidad.
y a pesar de todo eso he disfrutado más que cualquiera
de ellos, son positivos y andan deprimidos, y yo soy negativo
y feliz. bueno,
podría ser todo culpa de bomberos que están ahí sentados
a la espera
de un incendio, podría ser culpa de algún tipo en Moscú
que viola
a una cría de 6 años, o podría ser porque la niebla ya no
es niebla tal como solía ser: fresca, húmeda, refrescante,
sino que ahora todo es hiriente. han encontrado a un tipo
que jugaba
al fútbol americano en la U.C.L.A que no sabía leer ni
escribir
pero, joder, qué fuerza tenía qué cuerpo, podría haber
pasado desapercibido pero se encabronó y mató a su camello
y averiguaron que después de todo no tenía mucho
de universitario, sino que era más bien un pececillo de
colores que alguien tenía como mascota
lo que me recuerda
que apenas nadie tiene ya pececillos de colores; cuando era
crío, ¿sabes?, en una de cada 3 casas había peces de colores.
¿qué fue de eso? algunos hasta tenían
estanques con pececillos en el jardín trasero con musgo
viscoso y
docenas de peces de colores, pequeños, medianos, grandes,
se alimentaban de migas de pan y algunos cabronazos se
volvían tan gordos y estúpidos que subían a la superficie y
se quedaban flotando,
un ojo al sol, derrotados, como una mala nueva
de Dios, pero la gente también se da por vencida cuando
no debería.
Una vez
hubo un boxeador de los grandes, ganó 5 millones de
dólares por un campeonato,
el Macho Man, nunca había sido derrotado pero se topó
con un tipo que podía vérselas con él y tras unos asaltos
le dio la espalda y dijo:
~no más~.*
cualquiera diría que por 5 millones podría haber
aguantado un poco
de dolor, he visto a hombres cuya vida entera se iba al
carajo por
55 centavos a la hora o menos.
bueno,
igual es la masonería o igual es la bomba de agua, o igual
es el
cerdo en el seto, o igual es el final de la suerte. los ángeles
vuelan
bajo esta noche con alas en llamas, tu madre es víctima de
sus vulgares pesadillas mientras 40 grifos gotean, el gato
tiene
leucemia, sólo quedan 245 días hasta Navidad, y mi
técnico
dental me odia.
así que ahora
despierto con el cuello rígido en vez de la
polla tiesa y
tú
siempre puedes localizarme aquí en
el este de Hollywood pero
por favor por favor por favor
no lo
intentes.
Charles Bukowski.
*Seto.
(Del lat. saeptum).
1. m. Cercado hecho de palos o varas entretejidas.
~ vivo.
1. m. Cercado de matas o arbustos vivos.
*En castellano en el original. (N. del T.)
Despedirme a besos.
Ella siempre estaba pensando en el asunto
y era joven y hermosa y
todos mis amigos estaban celosos:
¿qué chingados hacía un puto viejo como yo
con una jovencita como
ella?
ella siempre estaba pensando en
el asunto.
íbamos en coche y
decía: ~¿ves ese
sitio? aparca ahí~.
apenas había aparcado y
ya la tenía ahí abajo.
una vez la llevé a Arizona
y a mitad de camino
a las tantas de la madrugada
tras tomar café y donuts
en un garito abierto toda la noche
se inclinó
y empezó a chuparmela
mientras sorteaba las
oscuras curvas por las
colinas bajas
y el que siguiera conduciendo
la inspiró para alcanzar
nuevas cotas.
en otra ocasión
en Los Angeles
habíamos comprado perritos calientes, cocas
y patatas fritas y nos lo estabamos comiendo en
Griffith Park
con familias
niños jugando
y ella me abrió la bragueta
y empezó a darle.
~¿qué demonios estás haciendo?~,
le pregunté.
luego
cuando le pregunté
a qué venía
delante de todo el mundo,
me dijo que era
peligroso y emocionante
así.
una vez me
preguntó: -¿por qué sigo con un
viejo como
tú?
-¿para poder
mamarmela? -respondí.
-¡odio esa expresión! -me
dijo.
-chupármela- le
sugerí.
-¡esa expresión también
la odio! -dijo.
-¿qué prefieres? -le
pregunté.
-me gusta pensar que ~te
despido a besos~ -me
dijo.
-vale- le dije.
* * *
era como culaquier otra
relación, había celos
por ambas partes,
había separaciones y
reconciliaciones.
también había momentos fragmentarios de
inmensa paz y belleza.
a menudo intentaba alejarme de ella y
ella intentaba alejarse de mí
pero era difícil:
Cupido, a su extraña manera, estaba presente
de verdad.
siempre que tenía que salir de la ciudad
me despedía a besos
a base de bien
un par de noches
seguidas
para asegurarse mi
fidelidad.
luego, lo único que tenía que
hacer yo era
preocuparme por
ella.
cuando no me estaba
despidiendo a besos
también encontrábamos tiempo
para hacerlo
de otras maneras bastante
extrañas.
pero todo aquel tiempo con
ella fue
mayormente estar
siendo despedido a
besos o a la
espera de que me despidiera.
nunca pensábamos en
nada más
nunca íbamos al
cine (que detesto,
de todas maneras).
nunca salíamos a
comer.
no nos interesaban
los asuntos
internacionales.
pasábamos el tiempo
aparcados en
lugares retirados o áreas
de picnic o
surcando carreteras
oscuras camino de Nuevo México,
Nevada o Utah.
o
pasábamos en su inmensa cama
de roble
orientada hacia el sur
tan buena parte del tiempo
restante
que memoricé
todos y cada uno de los pliegues de las
cortinas
y especialmente
todas las grietas en el
techo.
acostumbraba a inventar juegos con
ella con aquel techo.
-¿ves esas grietas de
ahí?
-¿dónde?
-mira donde señalo...
-vale.
-ahora, ¿ves esas grietas, ves el
dibujo? forma una imagen. ¿ves lo
que es?
-hmmm, hmmm...
-venga, ¿qué es?
-¡ya lo sé! ¡es un hombre encima de
una mujer!
-no. es un flamenco plantado junto
a un arroyo.
* * *
por fin nos libramos el uno
del otro.
es triste pero es
un procedimiento operativo estándar
(me confunde constantemente
la ausencia de durabilidad en las
relaciones humanas).
supongo que la separación fue
desdichada
incluso desagradable.
ya hace 3 o 4
años
y me pregunto si
alguna vez piensa en
mí, en qué estoy
haciendo.
naturalmente, yo ya sé lo que
está haciendo.
y lo hacía mejor
que nadie
que haya conocido.
y supongo que vale este
poema, quizás.
en caso contrario, entonces al menos una
nota al pie: que semejantes aventuras no
están exentas de alegría y diversión para ambas
partes
y mientras Saigón y los tanques enemigos se
arremolinan en viejos sueños.
mientras perros viejos y enfermizos mueren
al cruzar la carretera
mientras el puente levadizo se levanta para
franquear la salida al mar a
pescadores borrachos
no fue en vano
que
ella estuviera
pensando en el asunto
todo el
rato.
Charles Bukowski.
y era joven y hermosa y
todos mis amigos estaban celosos:
¿qué chingados hacía un puto viejo como yo
con una jovencita como
ella?
ella siempre estaba pensando en
el asunto.
íbamos en coche y
decía: ~¿ves ese
sitio? aparca ahí~.
apenas había aparcado y
ya la tenía ahí abajo.
una vez la llevé a Arizona
y a mitad de camino
a las tantas de la madrugada
tras tomar café y donuts
en un garito abierto toda la noche
se inclinó
y empezó a chuparmela
mientras sorteaba las
oscuras curvas por las
colinas bajas
y el que siguiera conduciendo
la inspiró para alcanzar
nuevas cotas.
en otra ocasión
en Los Angeles
habíamos comprado perritos calientes, cocas
y patatas fritas y nos lo estabamos comiendo en
Griffith Park
con familias
niños jugando
y ella me abrió la bragueta
y empezó a darle.
~¿qué demonios estás haciendo?~,
le pregunté.
luego
cuando le pregunté
a qué venía
delante de todo el mundo,
me dijo que era
peligroso y emocionante
así.
una vez me
preguntó: -¿por qué sigo con un
viejo como
tú?
-¿para poder
mamarmela? -respondí.
-¡odio esa expresión! -me
dijo.
-chupármela- le
sugerí.
-¡esa expresión también
la odio! -dijo.
-¿qué prefieres? -le
pregunté.
-me gusta pensar que ~te
despido a besos~ -me
dijo.
-vale- le dije.
* * *
era como culaquier otra
relación, había celos
por ambas partes,
había separaciones y
reconciliaciones.
también había momentos fragmentarios de
inmensa paz y belleza.
a menudo intentaba alejarme de ella y
ella intentaba alejarse de mí
pero era difícil:
Cupido, a su extraña manera, estaba presente
de verdad.
siempre que tenía que salir de la ciudad
me despedía a besos
a base de bien
un par de noches
seguidas
para asegurarse mi
fidelidad.
luego, lo único que tenía que
hacer yo era
preocuparme por
ella.
cuando no me estaba
despidiendo a besos
también encontrábamos tiempo
para hacerlo
de otras maneras bastante
extrañas.
pero todo aquel tiempo con
ella fue
mayormente estar
siendo despedido a
besos o a la
espera de que me despidiera.
nunca pensábamos en
nada más
nunca íbamos al
cine (que detesto,
de todas maneras).
nunca salíamos a
comer.
no nos interesaban
los asuntos
internacionales.
pasábamos el tiempo
aparcados en
lugares retirados o áreas
de picnic o
surcando carreteras
oscuras camino de Nuevo México,
Nevada o Utah.
o
pasábamos en su inmensa cama
de roble
orientada hacia el sur
tan buena parte del tiempo
restante
que memoricé
todos y cada uno de los pliegues de las
cortinas
y especialmente
todas las grietas en el
techo.
acostumbraba a inventar juegos con
ella con aquel techo.
-¿ves esas grietas de
ahí?
-¿dónde?
-mira donde señalo...
-vale.
-ahora, ¿ves esas grietas, ves el
dibujo? forma una imagen. ¿ves lo
que es?
-hmmm, hmmm...
-venga, ¿qué es?
-¡ya lo sé! ¡es un hombre encima de
una mujer!
-no. es un flamenco plantado junto
a un arroyo.
* * *
por fin nos libramos el uno
del otro.
es triste pero es
un procedimiento operativo estándar
(me confunde constantemente
la ausencia de durabilidad en las
relaciones humanas).
supongo que la separación fue
desdichada
incluso desagradable.
ya hace 3 o 4
años
y me pregunto si
alguna vez piensa en
mí, en qué estoy
haciendo.
naturalmente, yo ya sé lo que
está haciendo.
y lo hacía mejor
que nadie
que haya conocido.
y supongo que vale este
poema, quizás.
en caso contrario, entonces al menos una
nota al pie: que semejantes aventuras no
están exentas de alegría y diversión para ambas
partes
y mientras Saigón y los tanques enemigos se
arremolinan en viejos sueños.
mientras perros viejos y enfermizos mueren
al cruzar la carretera
mientras el puente levadizo se levanta para
franquear la salida al mar a
pescadores borrachos
no fue en vano
que
ella estuviera
pensando en el asunto
todo el
rato.
Charles Bukowski.
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