Saludo y despedida
delicada cual mariposa
aleteando a la
luz asesinada
pasaste por aquí
como el silbido del fuego
y cuando todo acabó
los muros se vinieron abajo
se izaron las banderas
y el amor quedó agotado.
dejaste atrás un par de zapatos
un viejo bolso
y algunas tarjetas de Navidad y
de cumpleaños
todas mías
sujetas
con una goma elástica
verde.
más que suficiente,
supongo,
porque
cuando tu amante se ha marchado,
gracias a los dioses,
el silencio es
definitivo.
Charles Bukowski.
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