Hoy nací de nuevo, a mediodía,
pero a las ocho de la tarde seguía medio muerto.
Ninguna enfermedad menos curable que la vida
ningún dolor que no se calme con caricias.
Latir es una trampa en la que caigo solo,
pero solo lo consigo en buena compañía.
Es casi medianoche y como el ave fénix
me quemo al renacer cuando te pienso.
Querida, no te alarmes ni me busques,
procura estar ahí cuando me encuentro.
Si me tocas, será que sigo vivo.
Si me lees no puedo estar muerto.
Carlos Salem.
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