El mejor capitán no se arrebata.
El mejor peleador nunca es violento.
El mejor ganador jamás compite.
El mejor jefe no se da importancia.
La virtud se declara incompetente:
así se emplea el talento de los otros.
A eso lo llaman obediencia al cielo;
y es, desde siempre, la virtud más alta.
Lao - Tse.
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