PARA SIEMPRE
A tientas en una nube de humo,
sigo la raya que en el suelo del jardín deja un caracol
hasta el muro de piedra.
Al final, de cuclillas, me fijo
en lo que hay que hacer y, de repente,
me adhiero a la piedra húmeda.
Empiezo a mirar lentamente alrededor
y a escuchar, utilizando para ello
mi cuerpo entero como el caracol
utiliza el suyo, relajado, pero alerta.
¡Atención! Esta noche es un hito
en mi vida. Después de esta noche,
¿cómo podré volver a mi
vida anterior? Mantengo los ojos fijos
en las estrellas, les hago señales
con mis antenas. Bien sujeto
durante horas, descansando sin más.
Más tarde, la pena comienza
a gotear en mi corazón.
Recuerdo que mi padre está muerto,
y que me voy a ir pronto
de esta ciudad. Para siempre.
Adiós, hijo, dice mi padre.
Casi al amanecer, bajo
y deambulo hacia casa.
Todavía están esperándome,
el espanto aletea en sus rostros
al encontrarse con mis nuevos ojos por primera vez.
Raymond Carver.
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