Aquí llego yo, el hombre invisible, tal vez empleado
en una gran Memoria para vivir justo ahora. Y paso en coche
ante la blanca iglesia cerrada — dentro hay un santo de madera
sonriente, desamparado, como si le hubiesen quitado las gafas
Está solo. Todo lo demás es ahora, ahora, ahora. La ley de la gravedad que nos empuja
a ir al trabajo por el día y a la cama por la noche. La guerra.
Tomas Tranströmer.
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