Nos van a conocer por ser una cultura con pánico
a la muerte y ansias de poder, que trató de abolir
para unos pocos la precariedad y poco le importaron
las penurias de la mayoría. Nos van a conocer
por ser una cultura que enseñó e instó
a acumular objetos, que dijo poco y nada
sobre la calidad de vida de los otros (otra gente),
de los perros y los ríos. El mundo, dirán ellos,
es un bien de consumo. Dirán que a esta estructura
la sostiene la política, y en efecto es así, y también
van a decir que la política no es más que un dispositivo
que regula lo que siente el corazón, y que en aquella época
el corazón era una piedra dura llena de mezquindad.
Mary Oliver.
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