Los toros son grandiosos
como la superficie del sol
y aunque los matan para las rancias multitudes,
es el toro quien atiza el fuego,
y aunque hay toros cobardes
tanto como toreros y hombres cobardes,
generalmente el toro se mantiene puro
y muere inmaculado
sin ser tocado por símbolos y élites o falsos amores,
y cuando lo sacar arrastrando
nada ha muerto
y el hedor final
es el mundo.
Charles Bukowski.
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