ME MIRÓ, ME DIO BELLEZA,
y yo la creí mía.
Feliz, me tragué la estrella.
Permití ser pensada
a imagen del reflejo
producido en su ojos. Bailo, bailo
al compás de repentinas alas.
La mesa es una mesa, el vino, vino
en una copa, que es una copa
y está estando en la mesa.
y yo soy imaginaria,
increíblemente imaginaria,
imaginaria hasta la médula.
Le hablo de lo que quiere, de las hormigas
que mueren de amor
bajo la conteslación del diente de león.
Juro que una rosa blanca
salpicada de vino, canta.
Me río, inclino la cabeza
con cuídado, como si comprobara
un invento. Bailo, bailo
en una sorprendida piel, en un brazo,
que me crea.
La Eva de la costilla, la Venus de la espuma,
la Minerva de la cabeza de Júpiter
eran más reales.
Cuando él no me mira,
busco mi reflejo
en la pared. Y sólo veo
un clavo del que han descolgado un cuadro.
WS.
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